Lo semejante llama a lo semejante
Moc está sentado en un sillón. Poc, por alguna razón, lleva un largo rato con las piernas cruzadas en una incómoda posición.
– ¡Oh, no! ¡He perdido mi pierna!
– ¡¿…?! ¿Cuál le falta?
– La que no está, por supuesto.
– Pero se ven las dos, digo, ¿usted antes tenía otra pierna?
– ¡Dos, como todos! Será una ilusión óptica, una me acaba de desaparecer.
– ¿Usted no la ve?
– A ver… sí, sí… la veo cruzada encima de la única pierna que me queda… pero puede ser una doble ilusión óptica, algo del aire, un espejismo o tal vez sólo quedó la cáscara.
– Las piernas no tienen cáscara.
– ¡Qué terrible! ¿Ni siquiera eso quedó?
– Qué momento… Veamos, ¿cómo sabe que desapareció?
– Porque ya no la siento. Tal vez se evaporó mientras conversábamos.
– ¿La puede tocar?
– A ver, sí. La puedo tocar y ver, pero no la puedo mover ni sentir.
– Dos contra dos… digamos que sólo desapareció la mitad, y la mitad menos grave, sería peor si la pudiera sentir y mover pero no la pudiera ver ni tocar.
– Bueno, aún no sabemos, quizás es algo progresivo hasta que se evapore completamente.
– Tal vez no es que se evapora sino que se está yendo. Veamos, ¿qué se hace cuando algo se va?
– Se lo busca hasta encontrarlo…
– … o se lo llama hasta que regresa.
– Intentemos, ¿cómo se llama a una pierna?
– No debemos llamar a toda la pierna porque le quedaría una pierna y media, llamaremos solamente a la mitad que se perdió. Pensemos cómo… las cosas se llaman por su nombre…
– Jamás se me ocurrió ponerle nombre a mi pierna.
– Supongo que se llamará como usted, Poc.
– ¿Puede una parte llamarse como el todo?
– Veamos, ¿usted se sigue llamando Poc, sin su pierna?
– Sí, a lo sumo: el rengo Poc, pero sí.
– ¿Hasta qué punto podrían desaparecerle partes y usted seguiría siendo Poc?
– … Bueno, yo estaría dispuesto a tolerar que me desaparezca un par de cosas, pero no estoy seguro de cuál depende mi nombre: Poc.
– O sea que si la pierna no tenía un nombre especial no la podemos llamar por su nombre, ya que si empezáramos a gritar: ¡Pierna, pierna!, no podríamos estar seguros de que la que viniera sea la suya. ¿Cómo se puede llamar a algo si no es por su nombre?
– ¿Haciendo pst pst?
– Peor, se acercaría cualquier tipo de cosas.
– ¡Ya sé! Hagamos como en la caza, si alguien quiere que se acerque un reno, imita el ruido de los renos, lo semejante llama a lo semejante.
– ¡Excelente! Empecemos a llamar el movimiento.
– ¿Cómo, si no la puedo mover?
– Imitando el movimiento de su pierna, por supuesto, permítame mover su pierna. A ver, así… bien… así.
– ¡Ay! ¡Oh! ¡Siento un horrible hormigueo!
– Imposible, no estoy imitando a las hormigas.
– Pero las hormigas… tienen patas… ¡Oh!
– ¿Estaré imitando el movimiento de las patas de una hormiga?
– ¡Sería horrible que me viniera una pata de hormiga! ¡Ay!
– Mejor no sigamos hasta no saber qué estoy imitando. ¿Cómo la siente?
– El hormigueo sigue un poco, pero puedo moverla.
– ¡Acertamos! Maravilloso.
– Ya se está pasando el hormigueo. ¡La que regresó fue mi pierna!
– Tuvimos suerte, Poc.
– Gracias, Moc, le debo una pierna.
– Sólo la mitad, por favor.