Sema intentó incorporarse. Azer la cogió por los hombros y la empujó contra el suelo. Soltó el cuchillo y hundió la mano en la herida abierta.
Ismail Kudseyi se hundía en las arenas movedizas de la muerte.
En sus últimos instantes de vida, el anciano vio unas manos escarlata que le tendían su botín…
El corazón de Sema entre los dedos de Azer.