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– No, nadie.

– ¿Conoce alguien la argéntea y resbaladiza leyenda de don Severino, el cura castrense que tenía un ojo atónito?

– No, tampoco nadie.

– Bueno, pues entonces guarden silencio.

Betty Boop, cuando íbamos en sexto de bachillerato, se puso triste de repente y dejó de estudiar, don Lisardo, el médico de la familia, le dijo a los padres que la niña tenía una depresión y le dio una medicina, unas cápsulas de nobitrol, dos al día, ahora le cambiaron una letra de sitio, nobritol, Betty Boop tenía un novio que se llamaba Raúl Barreiro que jugaba muy bien al tenis, se pasaba el día en La Solana jugando al tenis, Raúl estudiaba náutica sin demasiado aprovechamiento, tropezaba siempre con la astronomía, el señor Arana Amézaga era un hueso, y con la electricidad y electrónica, esta asignatura tuvo que ir a aprobarla a Tenerife, Betty Boop creyó que estaba embarazada y Raúl, cuando se enteró, le dijo que tirara al niño por el retrete, entonces fue cuando lo de la depresión, le dieron más medicinas, cada vez más, y tuvo un acné juvenil tremendo en la cara y en la espalda, le salió barba y bigote a resultas del tratamiento pero no se le veía porque se depilaba, había que fijarse mucho, de los fomentos que le pusieron para eliminar los granos le quedaron varias cicatrices, le hubiera convenido usar crema Rodelán, ¡no más puntos negros, ni rojeces, ni imperfecciones!, para demostrarle la eficacia de este producto le enviaremos a petición suya una muestra gratis, Torrente Vidalet, 29, Barcelona, Betty Boop era golosa y llegó a estar muy gorda; como su hermana Matty, pasó por la academia de secretariado de la calle de Riego de Agua, pero ni terminó siquiera, también fue a la Hípica a aprender a montar a caballo pero se aburrió pronto. En Phoenix, Arizona, expulsan a una joven de una peluquería por llevar la falda demasiado corta, yo creía que en los Estados Unidos eran más tolerantes.

– Pues ya ves que no, a mí me parece que la gente es más o menos igual en todas partes.

El demonio Astarot Concheiro era de Vilatuxe, en la provincia de Pontevedra, algo al norte de Lebozán, el demonio Astarot Concheiro era muy veloz y en una noche podía ponerse en la Tierra de Tábara, en Zamora, o en el río Navia, en Asturias, los demonios andan más del doble que los lobos, a mí me parece que esto se está poniendo ya muy caprichoso.

– ¿Es cierto que Astarot es un demonio íncubo?

– No, el íncubo es Licorín, o sea, Satán Vilouzás, Astarot es súcubo.

II Argumento

JESUSA CASCUDO era buena amiga de Matilde Verdú, la circunspecta relatora de esta crónica de sucesos, la mujer que se ganó un sobresueldo para caprichos e imprevistos durante dos o tres años, un frasco de colonia, una entrada para el cine, una bronquitis, el billete de tren para ir al entierro de su madrina, etc., como inspectora de primera enseñanza no se gana demasiado, eso todo el mundo lo sabe, hay que buscar otros ingresos dignos, claro es, hablo ahora de Jesusa Cascudo, la amiga de Matilde Verdú, la mujer que se ganó honradamente unas pesetas haciendo de señora de compañía de mi tía Marianita, la de la almendra garrapiñada. Jesusa Cascudo le explicó al Tigre de Mugardos que ink no era una marca de tinta sino que quería decir tinta en inglés.

– ¡Tiene chiste!

– Ya ves.

Ana María Monelos, la viuda del joyero que se tiró por la ventana, iba algunas veces a merendar al Galicia con un pretendiente que le había salido, don Pedro Rubiños, a él no le gustaba que le quitasen el don, procurador de los tribunales, Jesusa Cascudo se hacía la encontradiza y don Pedro la invitaba a un café cortado con pastas.

– Siéntese con nosotros, no tenemos que tratar nada secreto.

– Como guste, yo encantada, lo hago por complacer, sólo por complacer.

La vida no tiene argumento porque tampoco tiene costumbre, la vida suele ser siempre muy desacostumbrada y monótona, la lógica del argumento discurre por camino distinto a su reciedumbre o a su debilidad, Matilde Verdú no paraba de toser, no está tísica pero puede acabar estándolo, Jesusa Cascudo cree que fuma demasiado pero no se lo dice porque no quiere ser entrometida, a don Isidoro Méndez Gil, que era hermano del joyero, lo hicieron presidente de la Agrupación de Industriales del Polígono de San Pedro de Visma, cuyo domicilio social estaba en la ronda de Outeiro esquina a la avenida de Peruleiro, don Isidoro Méndez Gil comenzó su discurso de toma de posesión diciendo que, como nadie ignora, el verano es la estación propia para bañarse, pues el calor nos hace apetecer el agua que nos refresca y humedece la epidermis; fue muy aplaudido y después de tomar posesión se fue para su casa, se sirvió una cerveza del tiempo, no fría, se sentó en el retrete, encendió un puro y se puso a leer El Ideal Gallego, por las mañanas leía La Voz de Galicia.

– Cada cual caga a la hora que le da la gana, y además esto no importa a nadie.

Yo no soy sino una mujer amarga, lo sé bien y me duele no poco reconocerlo y declararlo ante quien quiera oírme, yo soy una mujer decepcionada y sin conformidad, una mujer que se refugia en el amor de un perro, a mí me gustan todos los machos, de esto no quiero ni hablar porque estoy horra de sentimientos pero no de aprensiones ni remordimientos de conciencia, que Dios me ayude, para mí se hundieron ya para siempre los luminosos deseos de lograr el control de la mente, el entendimiento de los beneficios de la humildad para gobernar la respiración del aire y acceder a la paz por la relajación, no sé lo que digo, que Dios me perdone, siempre tuve el estómago y los bronquios delicados, yo adivino que debe ser muy duro sacrificar al propio hijo de tu carne por obediencia, la obediencia debiera ser pecado, pero Abraham se disponía a hacerlo cuando le salvó la fe. Eva organiza algunas reuniones en su casa a las que asiste Julián Santiso, el de la Escuela de Albores, pero pronto se desengaña o se aburre, viene a ser igual, y las suspende de golpe; entonces es cuando Julián Santiso busca a Ana María, la viuda del joyero, y se la lleva a la cama con buenas y engañosas palabras, con muy prolijas y amables palabras de apoyo.

– ¿Y de acompañamiento?

– Sí, también de acompañamiento.

– ¿Y de esperanza?

– Sí, también de esperanza.

Julián Santiso le dice a Ana María que Eva está poseída por el demonio, se lo dice de pasada y como quien no quiere la cosa, se lo dice sonriendo con dulzura, siempre sonriendo con mucha dulzura.

– ¡Qué horror! ¿Y habrá que llevarla a San Andrés de Teixido?

– No, no creo que vaya a ser necesario porque quizá el demonio no haya prendido aún demasiado en su corazón, bastará con hacer penitencia y purificarnos obedeciendo a los elegidos por Dios porque Él es quien habla por nuestra boca y nos señala los pasos que debemos dar en cada instante.

Ana María está muerta de miedo y se pasa la noche abrazada al maestro ínfimo de la Comunidad del Amanecer de Cristo.

– ¿No es Jesucristo?

– Es igual, se dice de las dos maneras.

El día de San José Artesano se entregan los premios provinciales de natalidad en sus dos clases, hijos habidos e hijos vivos: don Ramón Blanco Cundins, 54 años, de Vilar de Couso, jornalero, casado con doña Josefa Picallo Mourelle, 44 años, número de hijos 16, les viven 13, 11 en el hogar, 30 000 pesetas; don Domingo Pérez Mínguez, 58 años, de Bastabales, herrero, casado con doña Digna Béllez Mayo, 50 años, número de hijos 16, les viven 13, 9 en el hogar, 10 000 pesetas; don Emilio Guitián González, 59 años, de La Coruña, funcionario, casado con doña Julia Garre Benítez, 42 años, número de hijos 14, todos vivos y todos en el hogar, 10 menores de 14 años, 30 000 pesetas; don Agustín Lage Castro, de La Coruña, peón, casado con doña Antonia Gantes Navarro, ambos de 41 años, número de hijos 14, todos vivos, 13 en el hogar, 9 menores de 14 años, 10 000 pesetas.

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