Stern salió del despacho sin cerrar la puerta. Frank lo esperaba en el pasillo.
– ¿Qué haces aquí?
– Pero ¿se puede saber qué tienes en la cabeza, Philip? ¿Sabes a quién estabas hablándole en ese tono?
– Tú dirás.
– El tipo con quien hablabas es el profesor de esa chica, la conoce y la trata desde hace quince meses. Ha salvado más vidas de las que quizá puedas salvar tú en toda la tuya. Tienes que aprender a controlarte. La verdad es que a veces desvarías.
– Déjame en paz, Frank. Hoy ya he recibido mi dosis de lecciones de moral.