Литмир - Электронная Библиотека
A
A

Parecía que nadie más que Dios fue testigo del arrebato de esa ira lujuriosa, de esa venganza pasional, de ese odio amoroso, pero no fue así, Jaramillo, un capitán que luchaba al lado de Cortés, los había mirado, y en su conciencia quedó grabada la figura de Malinalli y se sintió atraído -como nunca- por esa mujer que Cortés, su jefe, había poseído.

14
{"b":"87788","o":1}