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– Vi cómo le llevaban encadenado ante el Tribunal de la Inquisición.

– Empiezo a recordar aquel mi premonitorio encuentro con tan principal señor. Dos veces he pasado por esa circunstancia. Padecí la Inquisición como lo que soy, un soldado de Cristo, soldado, apóstol y mártir, si se tercia. Libre quedé y ratificado. Asumo esas experiencias como asumo mi pasado de soldado, de hombre mundano, de peregrino a Jerusalén, de mendigo y estudiante de teología en París.

– Toda su vida ha sido un camino de perfección y yo trato de encontrarlo.

Perora Ignacio desde un entusiasmo controlado.

– Todo me habla de las grandes condiciones ascéticas del excelentísimo señor duque de Gandía, y las admiro. Pero usted pertenece a uno de los linajes más importantes de la nobleza, ha sido un buen guerrero, un sabio y fiel administrador, un hombre de acción. Acción, ésa es la palabra. La síntesis entre la reflexión y la acción for ma parte de nuestra norma. Los "Ejercicios Espirituales" nos enseñan a actuar sobre la sociedad.

Somos una compañía de soldados de Cristo, no somos militares, porque nuestras manos están desarmadas, pero tenemos el espíritu de obediencia y disciplina de los militares.

Loyola ha tomado un informe yaciente sobre su austera mesa de trabajo, sobre la que se posa un haz de luz romana. Son dos hombres pálidos y enlutados, tan amarillento el acuarentado y barrigudo menguante Francesc como el enteco cincuentón Ignacio de Loyola, los que se concentran en torno de los papeles que el general jesuita extrae de la carpeta.

– Los Borja están emparentados con cuatro casas reales y asumen más de doscientos títulos de nobleza en España, Portugal y Francia. Eso es poder, un poder que debe emplearse en la guerra de Dios contra la herejía.

– Me siento señalado por el estigma de un poder que arranca de un papa simoníaco.

– Sería difícil encontrar cinco papas ejemplos de virtud desde la caída del Imperio romano. Anastasio I fue un hereje y murió apestando, Juan Ii utilizó la simonía, como Sabiniano, Sergio I, Esteban Ii, un falsificador de textos sagrados. En el siglo nueve casi no hay papa bueno y hasta hubo una papisa y Sergio Ii fue antipapa. ¿Quiere que siga por orden histórico? Desde Constantino hasta Alejandro Vi, su bisabuelo, cuento casi treinta papas que ahora pudieran estar en el Infierno. El actual papa, Paulo Iii, debe su carrera a Alejandro Vi, su bisabuelo. Es hermano de Giulia Farnesio, la que fue amante principal del papa Borja. ¿Es Paulo Iii responsable? ¿Lo es usted? Precisamente Paulo Iii, que debe el cardenalato a la concupiscencia de su hermana, es el papa que encabeza decididamente la Contrarreforma.

Ha reconocido la Compañía de Jesús y ha creado órdenes que combaten el protestantismo entre el pueblo: los barnabitas y los teatinos.

A partir del Concilio de Trento y de la expansión de la Compañía de Jesús, los papas no tendrán más remedio que ser virtuosos. Los jesuitas tenemos cuatro votos, no tres: obediencia, pobreza, castidad y servir al papa.

– ¿Aunque el papa no se deje servir?

– De eso se trata. De que nuestra fortaleza sea la del papa.

O conseguimos que el papa sea transparente, virtuoso e infalible o la Iglesia católica perecerá.

Hemos de convertir todas las acusaciones de los protestantes en virtudes: el rito ha de ser hermoso, brillante, deslumbrante, pero no ofensivo por sus riquezas; la Virgen María más Inmaculada que nunca, y el papa ha de ser infalible, por decisión de Dios, pero también con su propia ayuda y con la nuestra. El poder del papa ha de ser espiritual, servido política y militarmente por los príncipes cristianos. Hoy día la Compañía aparece como un instrumento del emperador Carlos, porque es el bastión frente a los protestantes.

Pero todos los príncipes necesitan el aval de la Iglesia porque su poder procede de Dios, y de romperse esa cadena lógica, sólo nos espera el desorden. Los jesuitas queremos estar en todas las cortes del mundo y formar las conciencias del nuevo poder. El primer cisma de Oriente quedó lejos y fue absorbido por el avance del infiel, pero este cisma rompe el orden del corazón de la cristiandad y hay que reconstruirlo en unos tiempos en que el mundo se ha ampliado y hay que cristianizar las Indias.

En torno a Loyola, Francesc cree ver una aura y el general de los jesuitas se ha dado cuenta del efecto. Sale del aura y abraza a Francesc de Borja, impidiéndole que se arrodille.

– Vuelva a la vida de todos los días. Ejerza su poder en todas las dimensiones, en la Compañía, desde la Compañía, pero también como patriarca de su familia y como leal y utilísimo servidor del emperador.

Ahora siempre "Ad maiorem Dei gloriam".

– Siempre "A mayor gloria de Dios", general.

– Muerto Loyola y apartado Laínez, ¿qué mejor general de la Compañía de Jesús que el duque de Gandía? Por su trabajo como comisario general de la Compañía en España y Portugal, por su dinero, por el entronque de su dinastía.

Una audiencia urgente con él.

Asiente el secretario ante la orden del papa Pío V.

– ¿Por qué habrá rechazado tantas veces el nombramiento de cardenal? Me han dicho que estuvo a punto de aceptar y que Loyola se lo impidió en nombre de los principios de la Compañía.

Los años y los ayunos han conseguido la delgadez de Francesc de Borja, paseante furtivo en Roma por los que fueron espacios vividos por Alejandro, César, Lucrecia, Joan de Gandía, seguidor de los ámbitos donde escenificaron sus pecados. Especialmente conmovido ante el castillo de Sant.Angelo, tantas veces refugio de Alejandro Vi, o ante el pasadizo secreto lleno de imaginarios del vicio, o en las estancias que estudia críticamente. En su cabeza bullen los iconos de sus antepasados, especialmente los que se escapan del cuadro que le mostrara su abuela, y ante un cuadro que reproduce a César se le escapan los labios para musitar:

– "Aut Caesar aut nihil!" En la audiencia, el papa Pío V le invita a levantarse cuando cae de rodillas ante él.

– No quiero cometer el pecado de soberbia de que se arrodille ante mí el general de la Compañía de Jesús.

– Siempre al servicio de su santidad.

– Padre Borja, ha hecho usted una labor formidable en Roma, en España, en las Indias. Colegios y fundaciones de los jesuitas son ya una red universal al servicio de la estrategia de la Contrarreforma. Pero me tiene muy disgustado, general.

– No veo por qué, pero sin duda algún motivo habrá.

– ¿Tan prepotente se siente como general de los jesuitas que ha renunciado tres veces a ser cardenal?

– Discutí esa posibilidad todavía en vida del fundador y llegamos a la conclusión de rechazarlo, para no confundir los espacios de actuación de la Compañía con los del Vaticano.

– Si se dice que usted tiene tanto poder como el papa, ¿para qué va a ser cardenal?

– Sólo hay un papa y no soy yo.

– ¿Por qué otra vez el rechazo del cardenalato?

Por los ojos interiores de Borja, desfilan las imágenes de Alejandro Vi, César, la escena de las castañas tal como creyó verla Burcardo, Lucrecia casi desnuda sentada sobre las rodillas de su padre, el cadáver de su abuelo Joan de Gandía sacado del Tíber, la feroz constancia de su abuela María junto al cuadro que tanto le fascinaba durante su infancia.

Pío V percibe el trastorno interior de Francesc, pero no entiende del todo su consecuencia lógica.

– Ya ha habido demasiados Borja cardenales.

– Respeto su voluntad, pero concédame algo a cambio. Primero: secunde la campaña que he iniciado contra las corridas de toros, detesto ese juego.

– Estoy de acuerdo con su santidad. Ese juego implica egolatría y escaso temor de Dios.

– Además, debería volver a España en una misión especial. Hay que conseguir una liga católica entre España, Francia y Portugal para impedir la expansión de la Reforma protestante y hacer frente a la amenaza turca. El hugonote francés Enrique de Navarra pretende casarse con la hermana del rey Carlos Ix de Francia, y se convertiría automáticamente en un serio aspirante al trono. ¡Un hugonote en el trono de Francia!

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