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19. LITERATURA PARA ENAMORADOS

Me quedé en silencio un momento y luego pregunté si él creía realmente que Roberto Bolaño ayudó al jorobadito sólo porque hacía años había estado enamorado de una mexicana y el jorobadito también era mexicano. Sí, dijo el guitarrista, parece mala literatura para enamorados, pero no encuentro otra explicación, quiero decir que en esa época Bolaño no iba muy sobrado de solidaridad o desesperación, dos buenas razones para ayudar al mexicano. En cambio, de nostalgia…

20. SINOPSIS. EL VIENTO

Sinopsis. El jorobadito en el bosque al lado del camping y las pistas de tenis y el picadero. Agoniza en Barcelona un sudamericano en un dormitorio que apesta. Redes policiales. Tiras que follan con muchachas sin nombre. El escritor inglés habla con el jorobadito en el bosque. Agonía y un sudamericano canalla viajando. Cinco o seis camareros regresan al hotel por una playa solitaria. Comienzos del otoño. El viento levanta arena y los cubre.

21. CUANDO NIÑO

Escenas libres kaputt, tipos de pelo largo otra vez por la playa, pero esta vez puede que esté soñando, árboles, humedad, libros de bolsillo, toboganes al final de los cuales te espera una niña o un amigo o un automóvil negro. Dije espera un movimiento de cuerpos, pelos, brazos tatuados, elegir entre la cárcel o la cirugía plástica, dije no me esperes a mí. El jorobadito recortó algo que parecía un póster en miniatura y nos sonrió desde la rama de un pino. Estaba encaramado sobre un pino, no sé cuánto tiempo llevaba allí arriba. «No puedo registrar las frecuencias velocísimas de la realidad»… «El giro de una muchacha que sin embargo no se mueve, clavada sobre una cama que está clavada sobre el parquet que está clavado, etc.»… «Cuando niño solía soñar algo así

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»… «La línea recta es el mar en calma, la curva es el mar con oleaje y la aguda es la tempestad»… «Bueno, supongo que ya poca estética queda en mí»… «nnnnnnn»… «Un barquito»… «nnnnnnnn»… «nnnnnnnn»…

22. EL MAR

Fotos de la playa de Castelldefels… Fotos del camping… El mar contaminado… Mediterráneo, octubre en Cataluña… Solo… El ojo de la Zenith…

Se alternaban. La línea recta me producía calma.

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La ondulada me inquietaba, presentía el peligro pero me gustaba la suavidad: subir y bajar. La última línea era la crispación. Me dolía el pene, el vientre, etc.

23. PERFECCIÓN

Hamlet y la Vita Nova, en ambas obras hay una respiración juvenil. La inocencia, dijo el inglés, léase inmadurez. En la pantalla sólo hay risas, risas silenciosas que sorprenden al espectador como si estuviera escuchando su propia agonía. «Cualquiera es capaz de morir» enuncia algo distinto que «Cualquiera muere». Una respiración inmadura en donde aún es dable encontrar asombro, juego, perversión, pureza. «Las palabras están vacías»… «Si quitara de allí esa pistola tal vez podríamos negociar»… El autor escribe estas amenazas cerca de una piscina a principios del mes de octubre, con un promedio de tres horas diarias de sueño. La inocencia, casi como la imagen de Lola Muriel que deseo destruir. (Pero no se puede destruir lo que no se posee.) Un impulso, a costa de los nervios que quedan destrozados en habitaciones baratas, propulsiona la poesía hacia algo que los detectives llaman perfección. Callejón sin salida. Sótano cuya única virtud es su limpieza. Pero quién ha estado aquí sino la Vita Nova y Hamlet. «Escribo en la piscina del camping, en octubre, cada vez hay menos personas y más moscas; a mediados de mes no quedará nadie y los servicios de limpieza desaparecerán; las moscas serán las dueñas de esto hasta finales de mes o algo así.»

24. PASOS EN LA ESCALERA

Nos acercamos con suavidad. Lo que en su memoria se denomina pasado inmediato está amueblado con colchones apenas tocados por la luz. Colchones grises con franjas rojas y azules en algo que parece un pasillo o una sala de espera demasiado alargada. De todas maneras la memoria está inmovilizada en pasado inmediato como un tipo sin rostro en la silla del dentista. Hay casas y avenidas que bajan al mar, ventanas sucias y sombras en los rellanos. Escuchamos que alguien dice «hace mucho fue mediodía», la luz rebota contra el centro de pasado inmediato, algo que no es pantalla ni intenta sugerir imágenes. La memoria dicta con lentitud frases sin sonido. Suponemos que todo esto se ha hecho para que no aturda, una capa de pintura blanca recubre la película del suelo. Huir juntos se transformó hace mucho en vivir juntos y así la fidelidad del gesto quedó suspendida; el brillo de pasado inmediato. ¿Realmente hay sombras en los rellanos?, ¿realmente hubo un jorobadito que escribió poemas felices? (Alguien aplaude.) «Supe que eran ellos cuando oí sus pasos en la escalera»… «Cerré los ojos, la imagen de la pistola no correspondía a la realidad pistola»… «No me molesté en abrirles la puerta»… «Eran las dos de la mañana y entró una rubia que parecía un hombre»… «Sus ojos se fijaron en la luna a través de la cortina»… «Una sonrisa estúpida se dibujó lentamente en su rostro embadurnado de blanco»… «La pistola sólo era una palabra»… «Cierren la puerta, dije»… «Trizadura no es real, es chantaje»…

25. VEINTISIETE AÑOS

La única escena posible es la del tipo que corre por el sendero del bosque. Alguien parpadea un dormitorio azul. Ahora tiene veintisiete años y sube al autobús. Fuma, lleva el pelo corto, bluejeans, camiseta oscura, chaqueta con capucha, botas, lentes de comisario político. Está sentado del lado de la ventana; junto a él un obrero que regresa de Andalucía. Se sube a un tren en la estación de Zaragoza, mira hacia atrás, la neblina cubre hasta las rodillas a un inspector de ferrocarriles. Fuma, tose, pega la frente contra la ventanilla del autobús. Ahora camina por una ciudad desconocida, en la mano carga un bolso azul, tiene levantado el cuello de la chaqueta, hace frío, cada vez que respira expele una bocanada de humo. El obrero duerme con la cabeza apoyada sobre su hombro. Enciende un cigarrillo, mira la llanura, cierra los ojos. La siguiente escena es amarilla y fría y en la banda sonora revolotean algunos pájaros. (Como chiste privado, él dice: soy una jaula; luego compra cigarrillos y se aleja de la cámara.) Está sentado en una estación de trenes al atardecer, llena un crucigrama, lee las noticias internacionales, sigue el vuelo de un avión, se humedece los labios con la lengua. Alguien tose en la oscuridad, una mañana clara y fría desde la ventana de un hotel; él tose. Sale a la calle, levanta el cuello de su chaqueta azul, abotona todos los botones menos el último. Compra una caja de cigarrillos, saca uno, se detiene en la acera junto al escaparate de una joyería, enciende un cigarrillo. Lleva el pelo corto. Camina con las manos metidas en los bolsillos de la chaqueta, el cigarrillo le cuelga de los labios. La escena es un primer plano del tipo con la frente apoyada en la ventanilla. El resto son pasillos minúsculos que en raras ocasiones llevan a alguna parte. El vidrio está empañado. Ahora tiene veintisiete años y baja del autobús. Avanza por una calle solitaria.

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