Empezó a llorar incluso más fuerte. "Lo siento", murmuró a través de sus sollozos disonantes. "Estoy tan, tan arrepentida…".
Mi garganta se puso seca repentinamente.
"¿Por qué lo sientes?" Pregunté, repentinamente desperado por comprender qué la estaba molestando.
"¿Es debido a mis amigos y lo que dirán? No me preocupa más – realmente no me importa". Estaba buscando entenderla, confundido y, sí – asustado.
Tomó otro momento largo para ella dejar de llorar, y entonces me miró. Me besó suavemente, casi de la misma manera que la respiración en ese frío invierno, pasó sus dedos sobre mi mejilla.
"No puedes estar enamorado de mí, Landon", dijo a través de ojos rojos e hinchados.
"Podemos ser amigos, podemos vernos… Pero no puedes amarme".
"¿Por qué no?" Grité roncamente, no comprendiendo nada de eso.
"Porque", dijo al fin y de manera muy baja, "estoy muy enferma, Landon".
La cosa era tan completamente extraña que no podía comprender lo que estaba tratando de decir.
"¿Y eso qué? Sólo serán algunos días…".
Una sonrisa triste cruzó su cara, y supe justo entonces qué estaba tratando de decirme otra cosa.
Sus ojos nunca dejaron de mirar los míos cuando dijo las palabras que aturdirían mi alma definitivamente.
"Me estoy muriendo, Landon".