– Entonces en ese caso los crímenes serían…
– Una advertencia -dijo Seldom-. Una advertencia al mundo de los matemáticos. La conspiración que imagina el libro, ya se lo dije a Petersen, me parece a mí una suma ingeniosa de disparates. Pero hay algo que de todos modos me preocupa: Andrew Wiles trabajó en absoluto secreto durante los últimos siete años. Nadie tiene una pista de cómo será su demostración: ni siquiera a mí me dejó ver nunca ninguno de sus papeles. Si algo le pasara antes de su exposición y desaparecieran esos papeles podrían pasar quizás otros trescientos años antes de que alguien pudiera repetir esa prueba. Por eso, más allá de lo que yo creo, no me parece mal que Petersen envíe alguno de sus hombres. Si algo llegara a ocurrirle a Andrew -dijo, y su cara volvió a ensombrecerse-, nunca me lo perdonaría.