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CARTA XV. EL DIABLO.

La noche negra, tremenda envolvía la tierra. Una siniestra llama roja ardía en la distancia. Me acerqué a una figura fantástica que se delineaba ante mí, así vine a estar más cerca de ella. Alto sobre la tierra apareció la repulsiva cara roja del Diablo, con grandes oídos melenudos, barba acentuada y cuernos curvados de cabra. Un pentagrama, señalando hacia abajo, brilló con luz fosfórica entre los cuernos en su frente. Dos grandes y grises alas como de murciélago las alas se desplegaron detrás de él. Levantaba un brazo, desplegando su mano abierta y gorda. En la palma vi el signo de la magia negra. Sostenía una antorcha ardiente hacia abajo en su otra mano que emitía un humo negro y sofocante. Se sentó en un gran cubo negro, agarrándolo con las garras de sus piernas bestiales con pelo encrespado.

Fueron encadenados al cubo un hombre y una mujer – el mismo Hombre y Mujer que había visto en el jardín, pero ahora tenían cuernos y colas inclinar ardiendo en sus extremos. Y ellos estaban evidentemente descontentos en el espíritu, y plenos de protesta y repulsión.

"Este es un cuadro de debilidad", dijo la voz, "un cuadro de falsedad y maldad. Son el mismo hombre y mujer que vio en el jardín, pero su amor dejó de ser un sacrificio, pasando a ser una ilusión. Este hombre y mujer olvidaron que su amor es un vínculo en la cadena que los une con la eternidad, que su amor es un símbolo del equilibrio y un camino al Infinito.

"Se olvidaron de que es una llave de la puerta del mundo mágico, la antorcha que ilumina el camino más alto . Se olvidaron que es el amor es verdadero e inmortal y ellos lo subyugaron a lo irreal y temporal. Y cada uno de ellos hizo del amor una herramienta para someter al otro.

"Entonces el amor se transforma en disensión y les ata con cadenas de hierro al cubo negro de la materia, sobre la que sienta la ilusión."

Y oí la voz del Diablo: "Soy malvado", dijo él, "al menor tanto como el mal pueda existir en este el mejor de los mundos. En orden a verme, uno debe estar capacitado para ver poder considerar la injusticia, lo incorrecto y lo estrecho. Yo cierro el triángulo, de los otros dos lados, los cuales son la muerte y el tiempo. Para escapar de este triángulo es necesario ver que este no existe.

"Pero cómo hacer esto no está en mi decirlo. Porque yo soy el Mal, el que los hombres dicen que es la causa de todo mal y el que ellos inventaron como excusa para todo el mal que hacen.

"Me llaman el príncipe de la falsedad, y verdaderamente soy el príncipe de mentiras, porque soy la más monstruosa producción de las mentiras humanas".

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