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Liberaos del lenguaje

Éste será un breve ejercicio de liberación del lenguaje. Estamos acostumbrados a hablar siempre como un ser normal. Tenemos miedo a la locura. Sin embargo, los ríos que descienden por los techos cubiertos de palomas serán siempre blancos y oscuros, para abrirse hacia el túnel de todas las delicias… ¿habéis comprendido? ¿No? ¿Sí? Así es como deberíamos hablar, debéis permitiros hablar un lenguaje completamente disparatado al tratar de explicar un sentimiento. Hay que crear una conversación, comunicarse con un lenguaje que sea verbal, que no sea conceptual. ¿Preparados? Puedes elevar cualquier Sansón, impidiendo a Dalila cortarle el cisne y manifestar sobre la mesa tres o cuatro cuentos que serán deliciosamente azucarados, ¿de acuerdo? Y lo que se ha hecho con las palabras, se puede hacer inventando las palabras, fía fa nara ké. Costrigun tost batché quelaramanda droie pretcho ¡apande ketaka kiugala patchu! Erabutchi Kara mí. Eso libera un poco. Hacedlo vosotros. Liberad el lenguaje. Cuando entréis en esto, os va a gustar. Al principio os vais a sentir cortados, porque la más grande prisión es el lenguaje articulado, el lenguaje lógico. Es un ejercicio surrealista. Pero rompe el lenguaje normal para permitir una libertad creativa. Y quizá salgan cosas de mal gusto, no importa. Cosas idiotas, cosas infantiles. Pero saldrán también cosas bellas, de golpe. Probad a hacerlo, y después pasaremos a las técnicas de la imaginación.

Técnicas de la imaginación

La imaginación tiene principios muy simples. Algunos creadores los han utilizado hasta el agotamiento. La base de la imaginación tiene cuatro elementos, que son como los elementos matemáticos: disminución, ampliación, división y multiplicación. Éstos son los cuatro elementos de la imaginación. Primero están la disminución y la ampliación. Después la división, a continuación la multiplicación. Y luego, la mezcla. Y con esas cinco cosas, tendréis una imaginación de locos. Es muy simple. En la disminución hay que reducirlo todo, en el imaginario, hasta que todo se haga pequeño. Por ejemplo, ves pasar a alguien con un paquete, y en ese paquete puede llevar todo su pueblo natal, o la ciudad donde ha nacido. Tenéis una enorme imaginación porque habéis disminuido algo. Podéis disminuir cualquier cosa. En mi bolsillo izquierdo puedo llevar a mi mamá, en mi bolsillo derecho tengo a mi papá. Los hago discutir y luego los miro. Eso ocurre en la película Cariño, he encogido a los niños, que recrea este juego.

Uno disminuye, disminuye y tiene que pelear con las arañas. Éstos son, para mí, elementos fáciles de la imaginación. ¡Y son muy utilizados! Pero también tenemos los gigantes: eso sería la ampliación. Puedes aumentar una calabaza. El ejemplo típico sería la calabaza que crece y crece y alcanza el tamaño del planeta, convirtiéndose ella misma en planeta. Y luego es tan grande que ocupa una galaxia. Dentro de la calabaza, hay toda una historia, nace toda una humanidad. Esto es agrandar cualquier cosa. Es simple. Haces crecer lo que sea, haces arte. En arquitectura, tomas tres cajas de cerillas, las aumentas y haces un edificio. Es así como proceden los arquitectos. Esto es hacer crecer.

La imaginación tiene la posibilidad de hacer crecer o disminuir. La imaginación japonesa ha creado los pequeños árboles enanos, o bonsáis, los jíbaros reducen las cabezas, y el cine hace crecer un mono, por ejemplo, como King Kong o Godzilla, o la bomba atómica, que es la amplificación de una pequeña bomba. En mi caso, tengo un cómic que se llama Megalex, sobre una ciudad que ocupa todo el planeta, si bien yo no fui el primero en hacer esto.

También es posible la ampliación de la fuerza (Superman). Todos los superhéroes aumentan algo: por ejemplo Flash Gordon es el más rápido. Está el personaje que lo atraviesa todo con la mirada, o aquel que lo escucha todo. Eso se encuentra en los cuentos de hadas. O la persona que tiene una voz tan fuerte que hace caer los edificios. Existe el hombre que puede poseer a trescientas mujeres en una noche, etc.

Imaginad esto: por la calle pasa un caballo, y piensas que hay una invasión, que todo está lleno de caballos, que se están multiplicando, que es una nueva peste. Ahora hay tantos caballos que tenemos que huir porque estamos invadidos. Y en este punto podemos añadir un elemento: la mezcla. Los caballos se convierten en carnívoros, y hay que escapar porque están devorando a los humanos. Esto es la imaginación. Es decir, que la imaginación ha utilizado la mezcla. (Pero estábamos hablando aún de la disminución y la ampliación.)

Una persona se vuelve tan débil, tan débil, que hay que amarrarla con hilos, como a las marionetas: es un presidente y tiene que hacer su discurso así. Otro ejemplo: una persona pierde el poder y sus huesos se vuelven líquidos, como agua. Podemos imaginarlo.

Hay un cuento en el que una niña tiene los cabellos tan largos que su enamorado puede subir por sus trenzas. Eso sería ampliación de la cabellera. Aumentar, disminuir.

(Muchas obras de Ionesco son de una gran simplicidad. En una de ellas hay una mujer que sirve una taza de té, y después otra, y otra, miles de tazas de té. En otra, hay champiñones que crecen, y después toda la casa está llena de ellos. En otra, hay un muerto que crece y crece, y ocupa toda la escena. Y en Las sillas hay una silla, otra silla, toda la escena llena de sillas. Esto quiere decir que el autor no tenía demasiada imaginación, porque utilizaba simplemente el truco de hacer crecer las cosas. En todas sus obras hay algo que se multiplica. ¡Eso se convierte en una norma!)

Otro elemento de la imaginación es la situación en la que algo comienza a faltar. Los alimentos faltan, el agua falta. Dune es un planeta donde no hay agua. Se hace toda una obra sobre un planeta que no tiene agua. Se ha separado un elemento. Y separando un elemento de la naturaleza, se hace un mundo imaginario. Os estoy mostrando los procedimientos de la imaginación, fórmulas que luego podréis aplicar en cualquier momento a vuestro mundo o para poder crear. Aumento, disminución. Se puede hacer.

Una llamada telefónica, diez llamadas telefónicas, en todo el planeta los teléfonos se ponen a sonar, los edificios se caen y hay una hecatombe. Por multiplicación. Por aumento. Después, llega la división: hay una mano que anda sola, te salta al cuello… y te estrangula. Y se escapa como si fuera una araña. Esto es la división. O vas caminando por la calle y ves dos piernas que andan sin el cuerpo. En un estudio de Jung sobre los cuentos de los pieles rojas se habla de un héroe que quiere poseer a la hija del jefe. Entonces envía su falo por el agua y el falo solo posee a la chica, dejándola encinta. De esta manera consigue casarse con ella.

Multiplicación. Algunos dioses hindúes tienen múltiples brazos. Y en cada mano, un ojo. Multiplicación de brazos. Ganesha tiene cuatro brazos. Hay también un dios griego con tres cabezas. En la Odisea, el cíclope tiene un solo ojo, en la frente. Eso es disminución. En el caso del tercer ojo, hay un ojo de más. Eso sería multiplicación.

Y después, con estos cuatro elementos, se produce la mezcla. La Esfinge de Egipto. Tiene una cabeza humana, un cuerpo de león, alas de águila, una cola de vaca. Se ha hecho un monstruo. Hay numerosos ejemplos en los cuadros de El Bosco, que utilizaba mucho las mezclas de elementos. Un centauro es una

mezcla de hombre y animal. Se toma un elemento de uno, un elemento de otro, y se juntan. Así se crean los monstruos. Un ángel es una mezcla de un ser humano y un pájaro con sus alas.

Yo, durante mucho tiempo, he desarrollado estas mezclas. Me imaginaba, por ejemplo, integrar una cabeza de elefante en un cuerpo que es una nube, y cuatro escaleras como patas. Esta posibilidad de mezclar los elementos es una posibilidad artística interesante, que el imaginario utiliza. Son técnicas que tenemos a nuestra disposición. Fijaos en que todo el tiempo estamos viendo aplicaciones de estas técnicas, en el arte, en la publicidad. Si domináis esta técnica, podríais trabajar en cualquier agencia de publicidad.

Y hay otra forma de imaginación, que es el imaginario del tiempo. El viaje en el tiempo. En ese viaje, puedo ir hacia el pasado. Pero el problema es que, si se modifica el pasado, se modifica el presente de donde he partido. Esto se llama paradoja temporal, y ha sido extensamente desarrollado en la ciencia ficción. Es uno de sus grandes temas. Si yo voy al pasado y mato a mi madre, entonces yo no hubiera podido nacer porque ella no me habría parido. El viaje en el tiempo es motivo central en muchas películas. Películas populares, como la serie de

Regreso al futuro. Por tanto, el imaginario trata de jugar con el tiempo. Pero esto tiene una base edípica muy fuerte porque, si voy al pasado, puedo seducir a mi madre y hacer de ella mi novia, y en ese caso podría engendrarme a mí mismo con mi madre. O puedo seducir a mi padre en el pasado. Ésta es la base del viaje en el tiempo. Interferir en el pasado significa interferir con nuestros padres.

Después está la escatología, que es el imaginario del fin del mundo. De qué forma el mundo se termina. Por el fuego, por el agua, por la peste, por el paso a otra dimensión. Hay una gran parte del imaginario que trata del fin del mundo. Esto no os lo recomiendo, aunque yo lo hago intensamente: imagino diversos modos de morir. Me he imaginado morir ahogado, suicidado, precipitado desde un edificio, cortado en dos. Me he proyectado mucho en el suicidio, en la muerte, para liberarme un poco de mí mismo. Os repito que no os lo recomiendo. Si os angustiáis, no lo hagáis. Es duro. Sobre todo imaginar la muerte de los seres amados. Es fuerte, porque siempre existe la amenaza de que un ser amado desaparezca, y también tememos la posibilidad de dejar de existir nosotros.

Yo, para eliminar eso, he imaginado mucho. Me he convertido en la nada, que es lo que pasa cuando se entra en la oscuridad. Me he puesto a imaginar el negro, negro profundo, que disuelve mi yo en la vacuidad. Y después, la emergencia hacia la existencia y la luz.

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