_Compadre, pero a usted hay que cambiarle el apellido, en lugar de Luis Maldonado eres Luis Biendonado.
_ ¡Ah, no jodas, tú también me vas a dar cuero!_ me dijo desconsolado.
_No mi herma, no es cuero. Alégrese de ser así, siempre es mejor que sobre y no que falte, además lo suyo tiene solución.
_ ¿Verdad?_ en su rostro se notaba alegría y esperanza._ ¿Cuál es la solución?
_Ponerte un pañuelo amarrado en el tronco del rabo como si fuera una arandela.
Tuve que salir de allí a millón porque el muy degenerado me lanzó no un cubo de agua, sino el mismísimo cubo por la cabeza, y era de zinc galvanizado.
Más tarde un sol juliano, tropicalísimo y achicharrador se ensañó en nuestras espaldas juveniles y trasnochadas mientras guataqueábamos unos interminables surcos de caña nueva. Con la resaca de la noche anterior y el cansancio del viaje parecíamos verdaderos zombis, los pesados azadones se levantaban arrítmicos y cansones, mientras nuestra ilusión se centraba en el remoto final del campo, donde un incitador y frondoso mamoncillo esparcía una sombra grande y fresca. Luis, Fidel y yo fuimos los primeros en llegar a él y a pesar de no haber hecho mucho hincapié en cumplir la faena con calidad sentía en las manos el escozor de las incipientes ampollas. A las muchachas las habían mandado a unos semilleros distantes de nuestro campo, por lo que nos sentíamos aún más abandonados y desalentados. Apoyamos las espaldas en el tronco rugoso, a lo lejos los otros sufrían aún bajo el sol.
_Que lo aprovechen bien, porque en Diciembre y Enero cuando los coja el frío de la Sóviet van a llorar por un poquito de sol.
El Plomo me miró sonriendo.
_Algunos, porque yo voy para Alma Atá y allá dicen que se mete un calor de más de cuarenta grados. Peor que este.
_Entonces vamos a solidarizarnos contigo y nos quedamos aquí a la sombra_ sugirió Fidel_, y hablando de sombra. Plomo, necesito que me tires un cabo. Tú sabes que estoy puesto de lleno para Olga, pero veo que le han disparado más de veinte tipos durante todo el curso y ninguno ha podido sacarle el sí. Tú eres socito de ella, ponme una piedra compadre, a ver si paso estos días como se merece.
_ ¿Qué piedra ni un carajo? , bájale muela. Tú eres un tipo de jeta fácil y gracioso. Tienes quince días para ligarla.
_El lío no son los quince días, yo quiero ligarla ahora y pasar estos días con ella. De verdad que me gusta, la tengo metida entre tarro y tarro. Tírame un cabo, asere.
_ ¿Tú le tienes miedo a la niña?_ me metí en la conversación.
_No es miedo, viejo, ella tiene su carácter y sus resabios y con una buena piedra es mejor.
_Ná, compadre, usted lo que tiene es miedo ¿Cuánto te apuestas a que si yo la enamoro la tumbo?_ empecé a cuquearlo.
_No me jodas con eso, chico, pero es más si de apuestas se trata la cosa, ¿nos jugamos una botella de ron a que hoy converso con ella?
_ ¿Conversar nada más?_ dije escéptico_, así no tiene gracia.
_ ¿Va la botella a que hoy la enamoro?_ se envalentonó Fidel
_ ¡Va!_ le respondí animoso y confiado en que me ganaría sin problemas el roncito para pasar la noche.
Y cada uno con el aliciente de la posibilidad de ganarle al otro nos metimos otra vez en el surco antes de que el jefe de brigada llegara hasta nosotros para regañarnos.
Después de la comida, unos chícharos innombrables con arroz blanco y huevos salcochados volvimos a formar los viejos grupos. Bety me acariciaba las ampollas boludas, el Plomo ahora sin Amarilis tenía los cañones listos para dispararle a cualquiera; Fidel, recién incorporado al grupo era una bola de nervios esperando a que Olga saliera del albergue.
_Vamos a duplicar la apuesta_ le dijo Luis_. Si yo, a pesar de mi mala fama me empato con alguna jebita hoy y tú no logras ligar a Olga, me das dos botellas. Si yo fallo y tú lo logras entonces yo pongo una y Rey pone la otra ¿De acuerdo?
_ ¡Eh!, ¿y yo qué gano en todo esto?_ protesté.
_Cállese la boca, compadre, que nos vamos a empinar dos pomos esta noche a costilla del socio.
_ ¿Tú crees? Mira que con tus antecedentes…
_Olvídese de eso, que aunque sea con Dayana, que ya me aguantó una vez yo me empato hoy.
_ ¿Quién es esa Dayana?_ la curiosidad por la mencionada heroína me hizo preguntar.
_Ná, una feótica ahí que está reguliche de cuerpo, pero de cara lo que se manda es una caricatura. Eso sí, no sé si es por el queso que siempre tiene acumulado, pero me aguantó, es verdad que regateaba y decía toda no, toda no y hasta lloró su poquito, sin embargo esa vez pude limpiar el tubo.
En esos momentos salía Olga del dormitorio y guardamos de inmediato absoluto silencio. Alta, imponente de cuerpo, diría que hasta bella, con un aire de orgullo que la hacía más atractiva, la muchacha se acercaba.
_Un buche, Plomo, necesito un buche_ pidió Fidel.
_ ¿Tú estás loco? ¡Ni se te ocurra! Si te siente olor a bebida entonces sí no la vas a ligar más nunca ¡Con el carácter que se manda! Tienes que llegarle a pecho limpio ¡Arriba, que de los cobardes no se ha escrito nada!
Fidel se persignó burlonamente, pero más serio que una tusa y se acercó a saludarla. Cuando al rato logró llevarla a solas hasta un rincón apartado, Luis me haló por la mano.
_Vamos con disimulo a oír lo que hablan, que este cabrón es capaz de inventarnos un cuento con tal de no pagar la apuesta.
Nos escurrimos hasta unas arecas cercanas y desde allí nos echamos todo el play.
_Mira mami…yo te llamé…porque…_él nervioso.
_ ¿Y quién te dijo que yo soy tu mami?_ ella castigadora.
_Es un decir…o mejor dicho…no lo eres, pero quiero que lo seas. No mi mami…porque yo sé que a ti no te gusta ese lenguaje chabacano…pero es que yo…es que yo…Ná, vieja, que estoy metío contigo, que me tienes loco, vaya, que estoy enamorado de ti, que me gustas una pila, que quiero ser tu novio, que…
_ Pero cuantos qué!_ ella haciéndose la dura.
_Todos los que hagan falta, Olguita. Me tienes el coco hecho agua. Por ti soy capaz de cualquier cosa_ él envalentonado.
_ ¿Ahora…?_ ella imponente.
_Ahora, ¿qué?_ él sorprendido.
_Ahora que se acabó el curso, que lo que nos queda apenas en Cuba son unos días y luego yo para Leningrado y tú para Bakú a miles de kilómetros uno del otro.
_Lo mío es serio, Olga, te lo juro. Es más, fíjate si es serio que si tú quieres nos casamos antes de irnos, o no nos vamos y estudiamos cualquier cosa aquí en Cuba. Lo que tú digas, pero dime que sí anda. Antes no te había dicho nada porque de verdad que soy un poco tímido, por no decir que miedoso, pero no puedo resignarme a separarnos y no decirte lo que siento. Yo hago lo que tú quieras, lo que me digas, pero dime que sí, chica, ¡anda!
_Tú no me caes mal, eres un poco barco y mal hablado, pero no me caes mal_ ella cediendo.
_ ¿Entonces…?_ él desesperado.
_ ¿Entonces?…lo contrario de no.
_ ¿Cómo que lo contrario de no? ¿Es que acaso no me crees? ¡Yo soy un hombre…!
_Déjame tocarte las manos, ¡huy, pero si las tienes heladas!
_ ¿Ah, también te vas a burlar de mí ahora?
_Yo no me estoy burlando. Ya te dije, lo contrario de no.
_ ¡Coño, pero que bruto soy!, si lo contrario de no es sí. ¿De verdad? ¿Me estás dando el sí?
_Claro chico ¡Mira que eres bruto!
El Plomo me haló suavemente otra vez, ahora hacia atrás.
_Vamos echando, compay, que el socio nos jodió las botellas. Ve a buscar el dinero para comprarlas.