TRIGORIN.- ¡Vaya, vaya!... ¡Nada menos que en «carro de triunfo»! ¿Es usted, acaso, un Agamenón? ( Ambos sonríen.)
NINA.- ¡Por la dicha de ser escritor, hubiera yo soportado el desamor de los míos, la necesidad, la desilusión!... ¡Me hubiera alimentado de pan negro, sufrido el propio descontento y reconocido mis perfecciones, pero, eso sí..., a cambio de esto exigiría la gloria! ¡La auténtica y estruendosa gloria! ( Oculta el rostro entre las manos.) ¡La cabeza me da vueltas!
LA VOZ DE ARKADINA.- ( Desde la casa.) ¡Boris Alekseevich!
TRIGORIN.- Me llaman. Será, seguramente, para hacer el equipaje... No tengo ninguna gana de marcharme. ( Volviendo la mirada hacia el lago.) ¡Qué bien se está aquí!
NINA.- ¿Ve usted en la otra orilla una casa y un jardín?
TRIGORIN.- Sí.
NINA.- Es la hacienda de mi difunta madre. Allí nací yo. He pasado toda mi vida junto a este lago, del que conozco hasta la última islita.
TRIGORIN.- ¡Qué bien se está aquí! ( Reparando en la gaviota.) ¿Qué es eso?
NINA.- Una gaviota... La mató Konstantin Gavrilich.
TRIGORIN.- Es un pájaro bonito... ¡En serio que no tengo gana de marcharme! ¡Vea de convencer a Irina Nikolaevna de que se quede! ( Anota algo en el libro.)
NINA.- ¿Qué escribe usted ahí?
TRIGORIN.- Nada... Tomaba una nota. Se me ha ocurrido, de pronto, un argumento. ( Escondiendo el libro.) El argumento de una novela corta... Verá... «A la orilla de un lago, desde la infancia, vive una joven»... ¡Exactamente igual que usted!... «¡Esta joven ama el lago y es feliz y libre como la gaviota...; pero un día..., de modo casual..., llega un hombre, la ve y, por hacer algo, la mata..., como mataron a esta gaviota...» ( Pausa.)
Escena III
ARKADINA en la ventana.
ARKADINA.- ¿Dónde está usted, Boris Alekseevich?
TRIGORIN.- ¡Ahora mismo voy! ( Se aleja, pero al alejarse vuelve la cabeza y mira aNINA. AARKADINA cuando llega al pie de la ventana:) ¿Qué hay?
ARKADINA.- ¡Nos quedamos! (TRIGORIN entra en la casa.)
NINA.- ( Acercándose a las candilejas, después de haber permanecido un momento pensativa.) ¿No estoy soñando?
Acto tercero
Comedor en casa deSORIN . A la izquierda y a la derecha, puertas. Aparador y armario con medicamentos. En el centro de la habitación, una mesa, una maleta y varias cajas de cartón. Se percibe un ambiente de preparativos de viaje.
Escena primera
Sentado ante la mesa, almuerzaTRIGORIN, y de pie, a su lado, estáMASCHA.
MASCHA.- ¡Todo eso se lo cuento por ser escritor!... Puede aprovecharlo. ¡Le diré, con franqueza, que, si se hubiera herido gravemente, estaría que no viviría!... ¡De todos modos, soy valiente! He decidido arrancarme este amor del corazón, y me lo arrancaré de raíz!
TRIGORIN.- ¿Cómo?
MASCHA.- Casándome. Me caso con Medvedenko.
TRIGORIN.- ¿Con el maestro?
MASCHA.- Sí.
TRIGORIN.- ¡No comprendo la necesidad!
MASCHA. ¡Amar sin esperanza!... ¡Pasarse los años enteros anhelando algo!... ¡No!... ¡Cuando me case, ya no podré pensar en el amor! ¡Las nuevas preocupaciones borrarán todo lo viejo! ¡Siempre es un cambio! ¿Tomamos otra?
TRIGORIN.- ¿No será mucho?
MASCHA.- ¡Claro que no! ( Llena las copas.)¡No me mire así!... ¡Las mujeres beben con más frecuencia de la que usted cree! ¡La menor parte de ellas lo hace abiertamente, como yo..., la mayor, a escondidas!... ( Chocando los vasos.) ¡Le deseo toda clase de venturas!... ¡Es usted un hombre sencillo y da pena separarse de usted! ( Beben.)
TRIGORIN.- Tampoco yo tengo gana de marcharme.
MASCHA.- ¡Pues pídala que se quede!
TRIGORIN.- No. Ya no se queda... Su hijo se está comportando con absoluta falta de tacto. Lo mismo antes, cuando se pegó el tiro, que ahora, proponiéndose desafiarme. ¿Y por qué..., me pregunto yo?... ¡Se enfada, refunfuña, predica nuevas formas para el arte!... ¡Si para todos puede haber sitio!... ¡Lo mismo para los nuevos que para los viejos! ¿Por qué empujarse, entonces?
MASCHA.- Celos también... Pero es asunto en el que no me meto. ( Pausa.)
Escena II
IAKOV atraviesa la escena de izquierda a derecha transportando una maleta. EntraNINA y se detiene al lado de la ventana.
MASCHA.- ¡Mi maestro no es muy inteligente, pero es un buen hombre y me quiere mucho! ¡Me da lástima de él! ¡Me la da también su madre..., esa viejecita!... ¡En fin! ¡Permítame que le desee cuanto mejor pueda desearse! ¡No guarde mal recuerdo de nosotros! ( Le estrecha fuertemente la mano.) ¡Le estoy muy agradecida por sus deferencias conmigo! ¡No se olvide de mandarme sus libros y, por supuesto, con una dedicatoria autógrafa! ¡Solo que no vaya a poner: «A mi estimada...», sino sencillamente así: «A María, la que no recuerda su nombre ni sabe por qué vive en este mundo.» ¡Adiós! ( Sale.)
NINA.- ( Tendiendo aTRIGORIN el puño cerrado.) ¿Pares o nones?
TRIGORIN.- Pares.
NINA.- ( Suspirando.) ¡No!... ¡Lo que tengo en la mano es solo un garbanzo!... ¡Estaba echando a suertes el hacerme o no artista!... ¡Si tuviera a alguien que me aconsejara.
TRIGORIN.- En eso no se puede aconsejar. ( Pausa.)
NINA.- ¡Vamos a separarnos, y quizá no nos encontremos más!... ¡Le ruego acepte como recuerdo este pequeño medallón!... Encargué grabaran aquí sus iniciales, y por este otro lado el título de su obra Días y noches...
TRIGORIN.- ¡Muy fino!... ( Besando el medallón.) ¡Un regalo maravilloso!
NINA.- ¡Acuérdese alguna vez de mí!
TRIGORIN.- Me acordaré... ¡Me acordaré de usted como era en aquel claro día!... ¿Lo recuerda?... Hace una semana. Iba usted vestida de blanco, y nos pusimos a charlar... Sobre el banco estaba echada una gaviota también blanca...
NINA.- ( Pensativa.) ¡Una gaviota..., sí! ( Pausa.) Viene gente. No podemos seguir hablando... ¡Antes de marcharse, concédame dos minutos!... ¡Se lo suplico! ( Sale por la izquierda. En ese mismo momento entran por la derechaARKADINA ySORIN; este vestido de frac y con una condecoración en el pecho. Detrás, IAKOV, ocupado en la preparación del equipaje.)