Литмир - Электронная Библиотека
A
A

"La más alta iniciación acaba con la pregunta encarnada de si hay algo que exista. El más alto amor es un gran sueño, como aquel en que amamos dormir. A veces yo mismo, que debiera ser un alto iniciado, pregunto, a lo que en mí hay de más allá de Dios, si todos estos dioses y todos estos astros no serán más que sueños de sí mismos, grandes olvidos del abismo.

"No se asombre de que así le hable. Soy naturalmente poeta, porque soy la verdad hablando por error, y toda mi vida, al fin y al cabo, es un sistema especial de moral velado en alegoría e ilustrado por símbolos [19].

– No (dijo ella riendo) siempre ha de haber una religión verdadera… Sí (riendo más) o entonces son todas falsas.

– Señora mía, todas las religiones son verdaderas, por más opuestas que parezcan entre sí. Son símbolos diferentes de la misma realidad, son como la misma frase dicha en vanas lenguas; de suerte que no se entienden entre sí los que están diciendo lo mismo. Cuando un pagano dice Júpiter y un cristiano dice Dios, están poniendo la misma emoción en términos diversos de la inteligencia: están pensando de manera diferente la misma intuición. El reposo de un gato al sol es lo mismo que la lectura de un libro. Un salvaje mira la tormenta del mismo modo que un judío a Jehová; un salvaje mira el sol del mismo modo que un cristiano a Cristo. ¿Y por qué, señora mía? Porque trueno y Jehová, sol y cristiano, son símbolos diversos de lo mismo [20].

"Vivimos en este mundo de los símbolos, en el mismo templo claro y oscuro… tiniebla visible, por así decir [21], y cada símbolo es una verdad sustituible a la verdad hasta que el tiempo y las circunstancias restituyan la verdadera [22].

– Corrompo pero ilumino [23]. Soy la Estrella Brillante de la Mañana… frase, además, que se aplicó dos veces, no sin criterio o entendimiento, a otro que no parece yo [24].

– Mi marido me dijo una vez que Cristo era el símbolo del sol…

– Sí, señora mía. ¿Y por qué no será verdad lo contrario: que el sol es el símbolo de Cristo?

– Pero usted da vuelta todo…

– Es mi deber, señora mía. No soy, como dijo Goethe, el espíritu que niega, sino el espíritu que contraría.

– Contrariar es feo…

– Contrariar actos, sí… Contrariar ideas, no.

– ¿Y por qué?

– Porque contrariar actos, por malos que sean, es estorbar el giro del mundo, que es acción. Pero contrariar ideas es hacer que nos abandonen, y se caiga en el desaliento y de allí en el sueño, y por lo tanto se pertenezca al mundo [25].

– Hay, señora mía, con respecto a lo que sucede en este mundo, tres teorías distintas: que todo es obra del Azar, que todo es obra de Dios, y que todo es obra de varias cosas, combinadas o entrecruzadas. Pensamos, en general, en función de nuestra sensibilidad, y por eso todo se nos vuelve un problema del bien y del mal; hace mucho que yo mismo sufro grandes calumnias a causa de esa interpretación. Parece que todavía no se le ha ocurrido a nadie que las relaciones entre las cosas… suponiendo que haya cosas y relaciones… son demasiado complicadas para que algún dios o diablo las explique, o las expliquen ambos [26].

– Soy el maestro lunar de todos los sueños, el músico solemne de todos los silencios. ¿Recuerda lo que ha pensado cuando, sola, está ante un gran paisaje de arboledas y de luz de luna? No recuerda, porque pensó en mí, y, debo decirlo, en verdad no existo. Si existe algo, no sé.

"Las aspiraciones vagas, los deseos fútiles, los tedios de lo vulgar, aun cuando lo amamos, los odios por lo que no odia… todo eso es obra mía, nacida de cuando, echado a la orilla de grandes ríos del abismo, pienso que tampoco sé nada. Entonces mi pensamiento desciende, efluvio vago, a las almas de los hombres, y ellos se sienten diferentes de sí mismos.

"Soy el eterno Diferente, el eterno Aplazado, el Superfluo del Abismo. Quedé fuera de la Creación. Soy el Dios de los mundos que fueron antes del Mundo; los reyes de Edom que reinaron poco antes de Israel. Mi presencia en este universo es la de quien no fue invitado. Traigo conmigo memorias de cosas que no llegaron a ser pero que estuvieron por ser. (Entonces la faz no veía la faz, y no había equilibrio.)

"La verdad, no obstante, es que no existo… ni yo, ni ninguna otra cosa. Todo este universo, y todos los otros universos, con sus diversos creadores y sus diversos Satanes, más o menos perfectos y diestros, son vacíos dentro del vacío, nadas que giran, satélites, en la órbita inútil de ninguna cosa [27].

– No hablo contigo sino con tu hijo…

– No tengo hijo… Es decir, voy a tenerlo dentro de seis meses, si Dios quiere…

– Es con él que estoy hablando… ¿Dentro de seis meses? ¿Seis meses de qué?

– ¡¿De qué?! Seis meses…

– ¿Seis meses solares? Ah, sí. Pero la gravidez se cuenta por meses lunares, y yo mismo no puedo contar sino por meses de luna, que es mi hija, es decir, es mi cara vista en las aguas del caos. Con la gravidez y todas las porquerías de la Tierra no tengo nada que ver, ni sé por qué gracia fueron a medir esas cosas por las leyes de la luna que suministré. ¿Por qué no dispusieron otra medida? ¿Para qué necesitaba el omnipotente mi trabajo? [28]

– Desde el principio del mundo me insultan y me calumnian. Los mismos poetas -por naturaleza mis enemigos- que me defienden, no me han defendido bien. Uno -un inglés llamado Milton- me hizo perder, con compañeros míos, una batalla indefinida que nunca se libró. Otro -un alemán llamado Goethe- me dio un papel de alcahuete en una tragedia de aldea. Pero yo no soy lo que piensan. Las Iglesias me aborrecen. Los creyentes tiemblan ante mi nombre. Pero tengo, quieran que no, un papel en el mundo. Ni soy el rebelde contra Dios, ni el espíritu que niega. Soy el Dios de la Imaginación, perdido porque no creo. Es por mí que, de niña, soñaste aquellos sueños que son juguetes; es por mí que, ya de mujer, tuviste para abrazar de noche a los príncipes y los dominadores que duermen en el fondo de esos sueños. Soy el Espíritu que crea sin crear, cuya voz es un humo y cuya alma es un error. Dios me creó para que yo lo imitara de noche. Él es el Sol, yo soy la Luna. Mi luz se cierne sobre todo cuanto es fútil o acabado, fuego fatuo, riberas de río, pantanos y sombras.

"¿Qué hombre posó sobre tus senos aquella mano que fue mía? ¿Qué beso te dieron que fuese igual al mío? Cuando, en las grandes tardes calientes, soñabas tanto que soñabas soñar, ¿no viste pasar, en el fondo de tus sueños, una figura velada y rápida, la que te daría toda la felicidad, la que te besaría indefinidamente? Era yo.

"Soy yo. Soy aquel que siempre procuraste y nunca podrás hallar. Tal vez, en el fondo inmenso del abismo, el propio Dios [29] me busque, para que yo lo complete, pero la maldición del Dios Mayor -el Saturno de Jehová- planea sobre él y sobre mí, nos separa, cuando debería unirnos, para que la vida y lo que deseamos de ella fueran una sola cosa.

"El anillo que usas y amas, la alegría de un pensamiento vago, el sentir que estás bien en el espejo en que te ves… No te engañes: no eres tú; soy yo. Soy yo, que ato bien todos los lazos con que se decoran las cosas, que dispongo bien los colores con [que] se ornan las cosas. De todo cuanto no vale la pena ser yo hago mi dominio y mi imperio, señor absoluto del intersticio y del intermedio, de lo que en la vida no es vida. Como la noche es mi remo, el sueño es mi dominio. Lo que no tiene peso ni medida… eso es mío [30].

3
{"b":"125240","o":1}