Dos
7 de septiembre
Querido Richard:
Sólo han transcurrido unas semanas, pero tengo la sensación de que te hubieras marchado de aquí hace años. Te echo tanto de menos que ya es casi una enfermedad. En lugar de estar cada día mejor, voy a peor. La imaginación me juega malas pasadas. A menudo me parece verte, sobre todo cuando estoy en la calle, entre mucha gente. El corazón se me desboca de la emoción. Y luego me doy cuenta de que tan sólo se trata de alguien que se parece a ti…
15 de septiembre
Queridísimo Richard:
Esta noche he soñado contigo y me he despertado gritando…
16 de septiembre
Amor mío:
Perdóname por la carta de ayer. Estaba con el ánimo bajo…
2 de octubre
Mi querido Richard:
¡Hoy he notado que el niño se movía! Bueno, creo que va a ser niño. Ay, mi amor, no puedo describirte lo emocionante que ha sido. Al principio era como una ondulación. He contenido la respiración y me he quedado muy quieta. Luego se ha vuelto a mover, más fuerte. Me he echado a reír y he dado un grito. Mamá y papá han venido corriendo. No podían notar los movimientos porque son leves, pero seguro que tú lo habrías notado. Si estuvieras aquí y pudieras tocarme, seguro que lo notarías. Te quiero. Te quiero mucho.
25 de octubre
…lo de la excursión a las pirámides suena maravilloso. Me da envidia. Mamá y yo fuimos ayer a North Park para hacer unas compras. En Dallas, el tráfico está cada vez peor. Cuando llegamos a casa estaba tan cansada que casi no podía subir las escaleras, y papá me trajo la cena en una bandeja para que no tuviera que volver a bajar. Pero fue muy productivo: ¡tengo toda la ropa necesaria para el niño por lo menos hasta que cumpla seis años!
Todos nos hemos reído mucho con tu historia sobre la mujer del cónsul. ¿En serio se viste así? Y respecto a tu amigo Besitos, ¡ALÉJATE DE ÉL! No parece una buena influencia para un hombre casado cuya mujer está embarazada…
Día de Acción de Gracias
…y me gustaría tanto que estuvieras aquí. Anoche fui al cine con Babs. Debería habérmelo imaginado. Era una película casi erótica, con mucho sexo. ¡Yahora tengo ganas de hacer el amor contigo! ¿No es una vergüenza? Se supone que las mujeres embarazadas no deben sentirse lujuriosas, ¿no? Hace frío y fuera está lloviendo y, si tuviera la posibilidad de hacerlo, creo que incluso podría convencerte para que dejaras los partidos de fútbol de la tele y vinieras al dormitorio…
21 de diciembre
Ayer recibí tu carta y me reí muchísimo. O sea, que quieres que no salga con Babs… De acuerdo, pero entonces tú tendrás que dejar de ser amigo de Besitos. Por lo que cuentas, es el tipo de hombre que me espanta. Cree que todas las mujeres van a caer rendidas a sus pies, ¿no? A pesar de que dices que es guapísimo, estoy segura de que a minno me gustaría…
24 de diciembre
Amor mío:
Los días son muy cortos, pero a mí me parecen interminables. Tengo el ánimo por los suelos. Me gustaría meterme a la cama y levantarme cuando las fiestas hubieran terminado. Todo el mundo pasa estos días con su pareja; mires donde mires, todo son sonrisas y celebraciones. Me siento como un intruso en un mundo hecho sólo para parejas. ¿Dónde estás? Mamá y papá están preocupados de verme tan deprimida. Han hecho lo que han podido para alegrarme, pero te echo tanto de menos que nada de lo que se les ocurre me anima. Los regalos que mandaste los he puesto debajo del árbol. Este año, papá ha tirado la casa por la ventana y ha comprado un abeto enorme. Espero que hayas recibido a tiempo los regalos que te mandé. Renunciaría a todos los regalos que me han hecho y a todos los que puedan hacerme en el futuro a cambio de un beso tuyo. Uno de esos besos largos, lentos, que te seducen y te llenan.
Ay, Richard, cuánto te quiero. Feliz Navidad, cariño.
11 de enero
…pero estoy mucho mejor ahora que han pasado las fiestas y ya has cumplido más de la mitad de tu destino en el extranjero.
Cada vez me resulta más incómodo dormir por las noches. Te alegrará saber que, de mayor, este niño va a ser futbolista. Probablemente, defensa; o tal vez delantero. Pero en cualquier caso, dentro de unos veintidós años seguro que los Cowboys lo contratan para el equipo. Por cierto, ¿te gusta el nombre de Aaron? Si es chico, claro. Espero que lo sea, porque no se me ocurre ningún nombre para niña.
Te volverías loco si vieras cómo tengo el pecho. ¡Enorme! Por desgracia, el resto del cuerpo va a la par. No me imaginaba que el embarazo me cambiaría tanto el pecho. Incluso los pezones se han hecho más grandes. Los estoy preparando para darle de mamar. La perversa de Babs dice que a ella le gustaría poder tener una excusa tan buena. ¡Es malísima! Ojalá estuvieras aquí para ayudarme en este punto… Ja, yo también puedo ser muy mala, ¿eh?
No se me ocurre nada más bonito que darle el pecho a nuestro hijo…, a Aaron.
25 de enero
…el sueño más horrible que he tenido. Me he despertado sudando. ¡No pienso comer otra vez chile antes de que nazca el niño!
En ese viaje a Alejandría del que me hablas, ¿estaba también Besitos? No lo mencionas, y creo que la omisión de ese dato es deliberada. Si has cometido algún desliz, si una de esas odaliscas ha despertado tu lujuria, no me lo cuentes. Me siento como un hipopótamo, y ayer me eché a llorar porque, además de estar tan gorda, estaba devorando un banana-split para animarme un poco. ¡Y tenía tres bolas de helado de chocolate con almendras!
A veces pierdo la esperanza de que volvamos a vernos algún día, Richard. ¿Volverás a abrazarme?, ¿volveré a sentirte dentro de mí otra vez? A veces pienso que no eres real, que todo lo he soñado. Te necesito, cariño. Necesito saber que me quieres como te quiero yo, con toda mi alma.
* * *
– ¿Te van a dar el alta la semana que viene?
Trevor se alejó de la ventana.
– Sí. Por fin.
– Es estupendo, hijo -dijo George Rule con entusiasmo-. Estás como nuevo.
– No tanto.
No había amargura en la voz de Trevor. A lo largo de los últimos trece meses, se había dado cuenta de la suerte que había tenido. Sus paseos arriba y abajo por los pasillos del hospital lo habían convencido. Podría haberse visto reducido a una silla de ruedas para el resto de su vida, como tantos otros pacientes que veía en la sala de rehabilitación.
Podía andar, cojeaba ligeramente pero podía andar. Incluso había llegado a acostumbrarse al parche y ya no se tropezaba con los muebles. Era cierto lo que se decía sobre la capacidad del cuerpo humano para compensar la pérdida de un miembro o un órgano. Apenas se acordaba de cómo era ver con dos ojos.
– Los médicos quieren que vuelva una vez a la semana para seguir con la fisioterapia, pero les he dicho que no -informó a su padre-. No creo que vaya a mejorar más, y puedo seguir haciendo los ejercicios yo solo.
– ¿Qué has pensado hacer? -preguntó George Rule con voz vacilante.
Desde que Trevor había terminado sus estudios de primer ciclo en la universidad de Harvard, la elección de profesión había sido siempre un punto de fricción entre padre e hijo. Trevor se había alistado en el cuerpo de marines para rebelarse contra su padre, que quería que siguiera sus pasos y se hiciera abogado.
– Lo que siempre he querido hacer, papá. Crear una constructora.
– Ya veo -el disgusto de Rule era obvio, pero trató de ocultarlo. Casi había perdido a su hijo, Trevor había estado tan cerca de la muerte que incluso él, el indomable George Rule, se había asustado. Ahora que se había salvado, no pensaba arriesgarse a perderlo, y no le cabía duda de que eso sería lo que sucedería si trataba de interferir en los planes de su hijo para el futuro-. ¿Dónde? ¿Y cómo piensas empezar?