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– Juega en colaboración con el CESID y con las principales policías de Europa implicadas en este caso. Albert se ha enterado de cosas espeluznantes, Carvalho. Por una parte impulsan lo de Región Plus y por otra tienen estrategias alternativas alucinantes, por ejemplo focos guerrilleros desestabilizadores.

– ¿En España?

Albert tomó la palabra:

– Uno de los grupos que trabajan para mi padre son los Templarios 2000. Están en condiciones de comenzar acciones guerrilleras en la línea entre Cataluña y Aragón, so pretexto de un conflicto de aguas en el Ebro. Piensan que este foco puede generar un lío suficiente como para que intervenga el ejército español e iniciar así una balcanización. Las redes de tráfico de armas ya están diseñadas, y así nacieron algunos líos en Yugoslavia, no lo olvide.

– ¿Su padre juega a eso? ¿Seguro que no le ha montado a usted un show con los de La Cubana?

– No, de momento no juega. Se ha limitado a escucharles y de vez en cuando puede pedirles algún servicio. Tampoco nadie sabe quiénes son esos Templarios. No parecen de aquí y no me extrañaría nada que fuera un grupo desestabilizador quién sabe de qué servicio secreto.

– Si no me constara que usted no sabe quién era Fu-Manchú, pensaría que usted se inspira en Fu-Manchú para construir el imaginario de su padre.

– No dice tonterías.

Margalida había hablado con tal rotundidad que Carvalho empezó a tomarse en serio la nueva batalla del Ebro.

– Y quien dice el Ebro dice cualquier otro lugar. Los conflictos están latentes. Esperándonos. El mundo está tan mal hecho…

Satán se lanzó a un discurso que empezó denostando a Paul Claudel porque había asegurado que sólo el mal exige esfuerzo, porque está contra la realidad. No. No. La realidad es el mal y toda la juerga que la burguesía construye contra el satanismo tiene como aliados a los satanistas que hacen el gilipollas degollando gallinas y corderos.

– El satanismo es una fuerza espiritual que puede hacerse física, es como una homeopatía, porque, por ejemplo, en la sexualidad nos lleva a los hombres a la virilidad absoluta a través de la homosexualidad y a las mujeres a la feminidad absoluta a través de lo mismo. Eso ya supo verlo Jean Genet, san Jean Genet, pero yo me niego a asumir con André Gide que sirvo al «señor de las tinieblas», no, Satán no es tenebroso, es la luz de la negación y la palabra hebrea original quiere decir «acusador ante un tribunal», el señor de este mundo sería Dios y Satán el negador de la bondad de su creación, Satán es la inteligencia crítica, la cultura de la resistencia.

Se elevó el tono elegiaco del príncipe Pérez i Ruidoms:

– El satanismo moderno considera que Satán representa la indulgencia frente a la abstinencia, la existencia frente a las falsificaciones espiritualistas, la sabiduría frente al autoengaño hipócrita, la gentileza para el débil y la prepotencia hacia los fuertes, la venganza justa frente a la comedia de la otra mejilla, la responsabilidad de los responsables frente a los vampiros síquicos, representa la verdad del hombre en su condición animal, más peligrosa que la de los animales de cuatro patas, porque el desarrollo llamado «divino-intelectual» le ha convertido en el animal más feroz. Satán representa la duda gratificante y sólo hay que reprocharle que ha sido el principal socio de la Iglesia porque le ha ayudado a mantener el negocio durante siglos. A los satanistas nos une la necesidad de negar todo lo que las religiones institucionalizadas defienden.

Margalida sólo había puesto cara disidente cuando Albert exaltó la homosexualidad, pero en todo lo demás superaba el acuerdo para acceder a la condición del éxtasis.

– ¿Por qué huir? Conviértase en el príncipe heredero de su padre, el posible primer rey de Región Plus o de cualquier otra nueva patria de diseño.

– ¿Y mi alma?

Jodidos tiempos en los que Satán no quiere perder su alma y los socialistas quieren perpetuar el capitalismo, pero eran jóvenes y tenían toda una vida para irse curtiendo en el aprendizaje de la muerte. Les metió en un cuarto con dos camas bajo la protección de san Jean Genet, patrón laico de la homosexualidad, a no ser que los poderosos atributos de Margalida consiguieran contrarrestar la amnesia heterosexual de Albert. Era su problema y el de Carvalho conciliar el sueño porque no podía quitarse de la cabeza el plan de huida de los jóvenes. Es su problema, se repetía, juegan a las huidas porque ya no tienen edad de jugar a médicos y a él no le va lo de jugar a papas y mamas. Pero definitivamente no podía dormir y se encontró ante un mapa de carreteras estudiando las vías de huida propuestas por Margalida y luego se vio a sí mismo en la cocina ante el frigorífico abierto, con un inconcreto proyecto de hacer algo más que angustiarse. Por ejemplo, cocinar, y a aquellas horas de la mañana le apetecía algo fresco, como un tartar de pescado que tenía en la cabeza desde la mañana del día anterior, más o menos adaptación del tartar de ostras de Jean-Louis Neichel, pero sin ostras. No tenía ostras pero sí almejas frescas, erizos de mar, gambas, una latita de caviar ruso y no del mejor y lubina macerada al aceite de oliva virgen, sal, pimienta verde. Abrió los erizos con unas tijeras y separó las huevas, luego las picó junto a las almejas, las gambas y les añadió un majado de alcaparras, hinojo, escalonias, pepinillos y no tenía algas ni hinojo de mar, por lo que la receta no dejaba de ser una paráfrasis. Urdido el majado con aceite y limón aderezó con él los pescados picados, introdujo lo obtenido en el fondo de las cascaras vacías de los erizos y puso una cucharada de caviar sobre cada farsa. Abrió una botella de vino blanco Preludi y dispuso sobre una bandeja las tres cascaras, el vino, las copas, pan tostado y mantequilla. Cuando Albert y Margalida despertaron ante su reclamo y ella contempló la bandeja llena de tan extrañas naturalezas, tuvo que reprimir el gesto instintivo de buscar con una mano la pistola que había guardado bajo la almohada.

La sorpresa por lo mucho que les había gustado el erizo relleno entre otras cosas de sí mismo había conmocionado tanto a Margalida y Albert que se pasaron la primera parte del viaje reflexionando sobre el error de haber pasado casi toda una vida, aunque breve, reducida al horizonte gastronómico del pan con tomate y butifarra amb seques , ella, y de comida supuestamente higiénica, él. A veces los factores de desalienación son los más inesperados y Carvalho al volante del coche gozó de ese silencio que sucede a las desvelaciones más trascendentales y a partir de Llanca disfrutó de la Cos ta Brava terminal, intimista y de una belleza verde oscuro, gris y azul profundo a medida que se acercaba a Francia.

– La cita es en el Memorial Walter Benjamin, está junto al cementerio de Port Bou, encima de un acantilado muy bonito sobre el mar.

Recordaba Carvalho cuánto le emocionaba en su etapa de joven rojo sensible el suicidio de Benjamin, en Port Bou, judío fugitivo al que el franquismo negó la entrada en España y se suicidó en un retrete con el nazismo en los talones. «La tarea del materialista histórico es salvar el pasado para el presente», había dicho o escrito, no sabía dónde, Benjamin, una frase que flotaba en la nada en tiempos en que el pasado queda tan proscrito como el futuro. Por una historia sin culpables y un futuro que no tiene otra oportunidad que ser un presente consumido día a día. Filosófico estoy a pesar de que como y hago el amor últimamente como no lo hacía desde casi un lustro.

– ¿Puedo asistir al encuentro o me retiro a una prudente distancia?

– Debes asistir. Te llevarás una sorpresa.

– ¿Qué sabéis de Benjamin?

– Un marxista insuficiente o insatisfecho. Está por decidir.

Opinó Satán desdeñosamente. Margalida tenía una vaga idea de su suicidio y alguien le había dicho que Benjamin entendía mucho de fotografía o que hacía también fotografías o que había escrito sobre fotografía. Tal vez en una conferencia que había dado un fotógrafo que se llamaba Fontcuberta.

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[28] Butifarra con judías.

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