Литмир - Электронная Библиотека
A
A

– Desde luego que sí. -Sonriendo, él la metió de un empujón en la cabina-. Pero, dada nuestra relación, me encargaría de hacerlo deprisa y de la forma menos dolorosa posible.

Ella lo fulminó con la mirada.

– Entonces tendré que decir que eso también va por ti.

– Desde luego. Ala este, planta tercera -ordenó él, y con un apretón de manos añadió-: No permitiría que fuera de otro modo.

37
{"b":"98763","o":1}