"¿Quieres una cerveza?" preguntó Margaret. Pienso que estaba tratando de ser graciosa, pero nadie se río.
Jamie puso su mano en su pelo, tirando de su dona suavemente. "¡OH!… No, no realmente… Gracias, de todos modos".
Me miró directamente con un brillo muy dulce, y yo ya sabía cual era la cuestión. Pensé que ella iba a preguntarme de algún lado o algo, lo cual para ser honesto pensé que resultaría lo mejor, pero creo que eso no estaba en sus planes.
"Bueno, pues lo hacías realmente bien esta semana en los ensayos", me dijo. "Sé que tienes muchas líneas para aprender, pero estoy segura que vas a conseguir aprenderlas todas pronto. Y solamente quise agradecerte por ofrecerte como lo hiciste. Eres un verdadero caballero".
"Gracias", dije, con un pequeño nudo en mi estómago. Traté de estar tranquilo, pero todos mis amigos me estaban mirando, preguntándose si les había estado diciendo la verdad sobre que la señorita Garber me forzó a entrar repentinamente. Y esperé que lo olvidaran.
"Tus amigos deben estar orgullosos de ti", añadió Jamie, echando la pregunta al aire.
"¡OH!, lo estamos", dijo Eric, saltando. "Muy orgullosos. Es un buenazo, Landon, por ofrecerse y eso".
Oh no.
Jamie le sonrío, se giró hacía mí otra vez y luego siguió. "También quería decirte que si necesitas cualquier ayuda, puedes visitarme en cualquier momento. Podemos sentarnos sobre el pórtico como lo hicimos antes e ir repasando tus líneas si tienes que hacerlo".
Vi a Eric mover los labios comentándole un "¿Como lo hicimos antes?" a Margaret. Esto no estaba yendo bien en lo absoluto. Ya el nudo en mi estómago era tan grande como una pelota de bolos.
"Eso está bien", murmuré, preguntándome como podría salirme de eso. "Puedo aprenderlos en casa".
"Bueno, es que a veces ayuda si alguien lee contigo, Landon", Eric observó.
Les dije que le gustaba molestarme, aunque era mi amigo.
"No, realmente", le dije, "aprenderé las líneas solo".
"Puede que sí", dijo Eric, sonriendo, "ustedes dos deben practicar en frente de los huérfanos, en cuanto lo hagan un poco mejor. Hacer un ensayo general, tú sabes, estoy seguro que adorarían verlo".
Ustedes podrían ver la mente de Jamie hacer clic con la mención de la palabra huérfanos. Todos sabían qué era su tema favorito.
"¿En verdad crees que sí?" Preguntó.
Eric asintió con la cabeza seriamente. "Estoy seguro de eso. Landon fue quien pensó en eso primero, pero sé que si yo fuera huérfano, adoraría algo así".
"Yo también", Margaret intervino.
Cuando hablaron, lo único en lo que podía pensar era estar en el lugar de Julio César cuando lo apuñalaron por la espalda.
"¿Fue idea de Landon?" preguntó, arrugando su frente. Me miró, y pude distinguir que todavía estaba considerándolo.
Pero Eric no estaba contento con eso y no iba a dejar de molestar tan fácil. Ahora que me tenía tendido sobre la lona, la única cosa que le quedaba por hacer era destruirme. "¿Te gustaría hacer eso?, ¿no, Landon?" Dijo. "Ayudar a los huérfanos, quiero decir".
Exactamente no era algo a lo que uno podía responder negativamente, ¿o sí?
"Creo que sí", dije bajo mi respiración, mirando fijamente a mi mejor amigo. Eric, que a pesar de las clases de recuperación en las que estaba, era un gran jugador del ajedrez.
"Bueno, entonces, todo se confirma. Eso es si está bien para ti, Jamie". Su risa era tan dulce, que podría haber endulzado la mitad de la RC Cola en todo el condado.
"Bien… sí, supongo que tendré que hablar con la señorita Garber y con el director del orfanato, y si dicen que está bien, pienso que sería una idea magnífica".
Y la cosa lo era, uno podía distinguir que estaba verdaderamente feliz por eso.
Jaque mate.
El día siguiente pasé catorce horas memorizando mis líneas, maldiciendo a mis amigos, y preguntándome cómo había dado tantas vueltas y cómo se había salido de control mi vida. Mi último año indudablemente no estaba yendo de la forma en que yo pensaba que lo estaría cuando comenzó, pero si tuviera que actuar para un grupo de huérfanos, no quería parecer un idiota indudablemente.