Литмир - Электронная Библиотека
A
A

Todos sabemos que el corazón está ubicado en el pecho ligeramente desplazado al lado izquierdo. Pero además está el Chakra del corazón, este es el principal centro energético de nuestros cuerpos.

Le haré una pregunta… deseo que se tome unos momentos, que dejes el libro y sientas unos instantes…

¿Quién o qué le hace feliz?… Ahora deje el libro de lado, cierra los ojos y sienta unos instantes… … …

No creo que haya respondido, "He sentido una emoción en mi cerebro" O en el “lado izquierdo de mi pecho”… no, la clave está en el centro....

Esa felicidad se siente en el centro del pecho, (donde está nuestro Chakra) debes de a poco, (realizando ejercicios de sentirse a uno mismo) poder identificar de dónde provienen tus emociones.

Ahora realice este ejercicio para que prepare el acceso a las memorias de su corazón.

(Duración recomendada 25 a 50 minutos)

Ejercicio

En una habitación con poca iluminación, en un tiempo que tenga tranquilidad y descanso, siéntese cómodo (a) en alguna silla o sofá, ahora necesita relajarse, para ello bostece unas cuantas veces, respire profundamente, suelte sus hombros y enfóquese en algún recuerdo que le haya causado gran felicidad cuando era pequeño(a).

Concéntrese en las imágenes de aquel entonces, las caras de las personas, el entorno, si sientes alguna emoción, amplifíquela, experiméntala con el corazón, (preste atención de donde viene la emoción) si es necesario que llore, hágalo, si es necesario reír, ría, debe provocar la liberación del sentimiento desde tu interior.

Una vez que haya pasado por el cénit de la emoción y sienta que ha terminado el proceso, vuelva a sentir la habitación en la que está, mueva sus manos, retorne al presente y abra sus ojos.

Comience a hacer esto un par de veces por semana. Para comenzar a recordar quién fue, debe estar atento a sus emociones y a lo que sienta, debe aprender a encontrar mayores espacios de tranquilidad y a conectarse con lo más profundo de su espíritu, allá donde nace la luz ancestral de su Yo Superior.

Este ejercicio de recordar experiencias de esta vida es un entrenamiento que a futuro le ayudará a abrir su corazón y su mente para recordar experiencias de su pasado más remoto, es necesario repetirlo cuantas veces sea necesario.

Tiene la tarea de ir retrocediendo cada vez más hasta donde su memoria lo permita, hasta su más tierna infancia, así recordando varias veces distintos episodios, adquirirá la facilidad o plasticidad mente/corazón con la cual podrá atravesar el umbral que lo separa de los recuerdos pasados[PA2]. Agregar también ejercicios o link para aprender a meditar y concentrase para recordar las vidas pasadas

¿RECORDAR O IMAGINAR NUESTRAS VIDAS PASADAS?

Existen distintas visiones de lo que pasó en un mismo lugar.

A modo de ejemplo, un grupo de adultos estaba tratando de recordar un episodio de su infancia cuando jugaban, ellos eran compañeros y amigos del barrio, no logrando ponerse de acuerdo en lo que realmente ocurrió, ya que cada uno tenía una percepción distinta.

Unos pueden decir que Pedro se cayó cuando estaba jugando a la pelota y que luego vino la mamá a buscarlo pues se quedó llorando.

Otros dicen que Juan empujó a Pedro y que luego vino la tía a buscarlo.

María afirma que Pedro se tropezó con una piedra que había y que Juan sólo estaba al lado de él cuando ocurrió el hecho y que luego vino la mamá a buscarlo.

Marcelo que estaba ahí casi no recuerda lo ocurrido y no sabe si fue Pedro el que se cayó o fue Juan, pero sus amigos le dicen que fue Pedro.

Como vemos en ese pequeño ejemplo existen muchas visiones acerca de un mismo hecho, entonces no debe preocuparse si lo que visualiza durante los ejercicios es exacto, lo esencial y lo seguro es que todas estas imágenes es lo que usted vivió y sintió en el momento que ocurrió el hecho.

Otro importante aspecto, es que usted sienta todas estas imágenes y vivencias en su corazón, permita que sus emociones y recuerdos fluyan desde lo más profundo de su alma-ser.

Nuestro linaje genético lleva a los lugares en donde vivimos

Otra guía que tenemos para saber lo que somos y lo que fuimos, es seguir nuestro linaje genético. Supongamos que una persona por muchas eras vivió y fue parte de una comunidad vikinga al norte de Europa y ahora ha decidido encarnarse en Sudamérica con su familia para aprender otros tipos de experiencias, este grupo de almas suelen elegir encarnarse en descendientes vikingos que llegaron a este continente.

Tal vez el rastro genético de los vikingos en estas tierras pueda estar ya casi desaparecido, pero aun así esta alma o grupo de almas deciden tomar esos cuerpos que le son familiares, para ellos y de esa forma vivir una transición no tan radical.

El caso de un amigo

Son muchos los años que llevo investigando y observando el fenómeno de las vidas pasadas, he aprendido a darme cuenta que muchas de las actividades cotidianas de las personas, son indicios que reflejan costumbres de sus distintas encarnaciones. He visto a través de sus ojos vestigios de su espíritu ancestral y los paisajes maravillosos que han observado. El poder darme cuenta de ello es parte del potencial psíquico que todos tenemos por herencia genética, en mayor o menor grado.

No fue difícil conocer sus orígenes, ya que era evidente en muchas de sus acciones, en la forma de expresarse, sus gustos y su actitud.

De piel clara, pelo ondulado castaño oscuro, ojos oscuros e inteligencia para las matemáticas dejaban entrever características europeas.

Aunque cuando lo conocí, no se dejaba barba, esta fue sin duda su compañera en los dos últimos años de universidad y en el resto del tiempo que pude verle. Es sabido que los vikingos aman su barba, siendo esta su orgullo, una muestra de hombría, rudeza y poseedora de un poder mágico ancestral.

Muchos héroes vikingos son retratados en pinturas con largas barbas, así como sus grandes guerreros también llevaban este preciado adorno, hermoseados en varias ocasiones con un esmerado trenzado.

Aquel amigo, impulsado por un deseo oculto y poderoso dejó crecer su barba, sus tonalidades pasaban de un castaño oscuro casi negro a un rojizo escarlata.

Tenía en claro que él no era descendiente directo de aquella raza amante de los dragones y de historias épicas, pero sabía que aún corría en su sangre parte de esa magia heredada desde aquellas frías tierras.

Aún le recuerdo que siempre prefería vestir con una camisa roja de algodón gruesa, con recuadros verde oscuros, y amarillo, estilo escocés.

Un día llegó a la universidad con un juego de mesa del Señor de los Anillos, era una caja enorme que contenía figuras finamente elaboradas de los distintos personajes, y un tablero de cartón por el cual debían ir avanzando y cayendo en casilleros que especificaban distintos retos, dificultades y recompensas. El juego parecía emular la trama de las historias de JRR Tolkien.

Con pasión me hizo un resumen de su nueva adquisición, además su novia me había dicho que había gastado una parte significativa de sus ahorros en ello, le vi jugar varias veces con sus compañeros de Universidad en la biblioteca y en los ratos libres.

Recuerdo que en otra oportunidad le vi concentrado reproduciendo en una hoja, la escritura élfica de la trilogía, le gustaba además dibujar magos, duendes y dragones en una croquera especial que tenía. Con sorpresa y asombro veía sus acciones, fiel reflejo de las tierras en las que vivió y de la viva herencia que llevaba en sus venas.

5
{"b":"912869","o":1}