13 de setiembre
¿Cómo te encuentras, amor? Me gustaría poder contarte una historia que te absorbiera, una historia apasionante y minuciosa, como las que me contaba mi difunta hermana Eloína cuando niño, cada vez que caía enfermo con anginas. Las anginas fueron la enfermedad de mi infancia. Casi te diría que de los tres a los quince años, durante los crudos inviernos del pueblo, apenas abandoné la cama. Recuerdo que, estando con fiebre, la cama me desazonaba, no encontraba lugar para la cabeza y tanteaba con los pies entre las sábanas buscando un rincón inédito, no recalentado. Al atardecer, cuando mayor era mi desasosiego, entraba de puntillas en la habitación, con su calceta, mi difunta hermana Eloína, se sentaba orilla mi vieja cama de hierro y empezaba a relatarme una historia interminable, llena de incidencias y sorpresas. No recuerdo cuánto tiempo duraban sus relatos pero, inevitablemente, al concluir, yo estaba tranquilo, relajado bajo las mantas. ¡Qué sensación tan placentera! Así me gustaría atenderte a ti. ¿Te pone tu hijo música todos los días? ¿Vigilas las transaminasas? Cuídate, amor; hay alguien en el mundo que te necesita.
Te quiere un poco más cada día,
E. S.
15 de setiembre
Queridísima:
Tu imagen me persigue las veinticuatro horas del día. Me levanto con tu fotografía entre los dedos y me duermo (es un decir) contemplándola. Ahora me obsesionan las zonas difusas de tu cuerpo: el hoyuelo donde tu garganta concluye, las axilas, el tibio triángulo que divide tus pechos. A veces te acaricio con los ojos con tal insistencia que llego a percibir una sensación táctil. Entonces se hacen notorios los más insignificantes accidentes de tu piel: los poros, el breve y brillante vello rubio, partículas infinitesimales de salitre. A la noche, claro está, me asaltan sueños libidinosos. ¡Ese tirante mínimo que rodea tu cuello! Anoche, en mi duermevela, lo desataba morosa y amorosamente en un juego erótico elemental. ¡Qué turbación, mi amor! ¿Es posible, criatura, que uno pueda despertar al erotismo a los sesenta y cinco años? ¿Qué extraño bebedizo me has dado para encender en mi pecho estos deseos adolescentes?
Te propongo un plan, contando de antemano con tu aquiescencia. El día 25 hay luna llena. ¿Por qué no nos encontramos mirándola, a las doce de la noche, mientras escuchamos ambos la Pequeña serenata nocturna , de Mozart? Sería excitante vivir unos minutos pensándonos mutuamente. Para evitar errores de horarios convendría guiarnos por el informativo de Radio Nacional. ¿Estás de acuerdo? Habla.
Tuyo,
E. S.
17 de setiembre
Querida:
Acabo de recibir una tuya enfurruñada. ¿Qué arte me doy para sacarte de quicio? ¿Soy yo impertinente o eres tú suspicaz? ¿Las dos cosas, tal vez? Mi amigo Onésimo Navas sostiene que en el matrimonio no es aconsejable una excesiva semejanza entre las partes ni una disparidad radical. Esto es, el matrimonio funciona cuando existen puntos de acuerdo y puntos de discrepancia. Los primeros engrasan la convivencia, los segundos suministran temas dialécticos gracias a los cuales la comunicación perdura. Es una teoría inteligente que Baldomero Cerviño suscribe poniendo su caso como ejemplo. En efecto, Esperanza, su mujer, era una persona delicada pero introvertida y melancólica. Él,Baldomero, como buen andaluz, todo lo contrario: exultante, arrebatador, festivo. Esperanza se insertó en sociedad gracias a Baldomero y Baldomero no se desbordó, se mantuvo en el comedimiento, gracias a su mujer. De la amistad podría decirse otro tanto. Baldomero y yo intimamos antes que por nuestras afinidades, que son muchas, por nuestras desemejanzas. El antagonista, lejos de ser un enemigo, viene a darnos fe de que existimos.
Eres injusta al afirmar que me avergüenzo de La Correspondencia Sentimental y si tú escribes en una revista de la que yo me avergüenzo nuestra discrepancia es esencial. En primer lugar, yo no puedo avergonzarme de lo que no conozco, no me fijo en este tipo de revistas, ya lo sabes, para mi como si no existiesen. Y, en segundo, si ese papel me puso en contacto contigo, la razón de mi vida, aunque fuese por azar, sin propósito deliberado, ¡bendito sea ese papel!
Olvídate de mis consideraciones mal medidas o improcedentes. Ahora me arrepiento dela mía última donde te hablaba de la excitación erótica que en mi promueve tu fotografía. Tenla por no escrita, no es de recibo.
Tuyo de corazón,
E.S.
19 de setiembre
Muy querida mía:
¿Se te pasó ya el berrinche? ¿Estás más animada? La admonición no te sienta, cariño, no concuerda con la mujer alegre, despreocupada, de las fotografías. Toda mujer, al sentirse amada, propende al autoritarismo, y con mayor razón cuando su enamorado se muestra dócil, proclive a la lisonja. Entregarse con demasiada premura, sin condiciones, tiene estas quiebras.
Ayer tarde, después de pasear un rato a Ángel Damián por la carretera, encontré en el bar a Aquilino, el molinero. Andaba un poco cargado y este hombre, con vino, es inmisericorde. Habla y habla imprudentemente, siempre alrededor de él, en perpetua quejumbre. Se queja de la cabeza, del hígado, de los pies. Nada le funciona, de todo se adolece. Los pies, en efecto, recalentados y llenos de durezas, los tiene hechos una lástima, pero ¿qué menos se puede tener a los sesenta años? Aquilino es un hombre que metido en confianza (y el vino se la da) note hablar más que de sus alifafes. Estos hombres que se quejan de todo, que todo les duele, no tienen razón de existir. no se puede triturara un semejante a cuenta de nuestros padecimientos, creo yo.
El año no viene tan flojo de fruta como parecía en principio. Excepto la ciruela claudia, que, en ayunas, me regula el vientre y que este año no hemos probado, la cosecha ser media y la de nuez, excepcional, quizá la mejor en los últimos veinte años. Pero falta gente joven para el apaleo y la nuez que hay que cogerla antes deque cuque, pues si no, entre los chicos y los pájaros no queda una en su sitio. La nuez de estos pagos es mollar, aquí le dicen pajaritera, y casca fácilmente mediante una leve presión. Más adelante ver‚ de enviarte un fardillo para que las pruebes.
Tuyo de corazón,
E.S
20 de setiembre
Amor mío:
Aunque expresamente no lo digas es obvia tu predilección por tu hijo Federico. A tu hija, a tu yerno, a tus nietecitas, apenas si los mientas. Tan sólo hablas de él, de Federico, debilidad muy comprensible, puesto que en la ‚poca que vivimos resulta insólito un muchacho consagrado a su madre enferma, haciéndola un té, poniéndola música en el tocadiscos, acompañándola. ¡Edificante! Tu pasión por Federico es tan notoria que en tu última apenas me hablas de otra cosa, insistencia justificada ya que yo, en la mía, olvidé responder a su consulta, obsesionado como estaba con el tonto pleito de La Correspondencia Sentimental . Una pregunta previa: ¿va a mencionar tu hijo mi nombre en su tesis? Tal cosa no me agradaría. Tu hijo no comprende, o no quiere comprender, mi trayectoria en El Correo , mi desinteresado sacrificio de mediador y mi subsiguiente holocausto. Federico, tu hijo, es mi más severo juez, querida. Tu hijo transfiere al cauce profesional sus traumas sentimentales. Perdona que vaya con estos cuentos hasta tu lecho del dolor, pero a la altura de nuestra relación sería pueril ocultarlo: Federico está celoso de mí. Tu hijo, único varón en la familia al fallecer tu marido, te quiere en exclusiva, para él solo; yo sobro. Pero seguramente, a su edad, considera bochornoso reconocerlo así y prefiere destruir mi imagen, desprestigiarme, quitarme el aura (si es que alguna tuve), cualquier cosa con tal de minimizarme ante tus ojos. A su edad esto es disculpable, pero me preocupa su tesis y, si no es mucho pedirte, me gustaría echarla un vistazo antes de que la presente. Insístele en un extremo: a El Correo más daño que Madrid y que la propia censura le hizo el encasillamiento de sus dirigentes, empezando por el nuevo director y terminando por el Consejo. Siento curiosidad por ver la interpretación que don Juan Manuel Aldama hace de unos hechos que únicamente conoció de referencias. Le temo a su pluma ácida, a su lengua pugnaz. ¿Qué opinar el Joven Aldama sobre mi caso? ¡Vaya usted a saber! De todos modos seria necio oponerme a que Federico le entrevistase. Está en su derecho y me hago cargo de su curiosidad (que, en el fondo, también es la mía). Ya veremos porqué registro sale. Pero salga por donde salga, ten la segundad de que ni estos contactos, ni su desapego, ni las ideas socialistas de que tu hijo alardea, empalidecen mi afecto hacia su persona, mi gratitud por las atenciones que te dispensa. Bastaría esto, aunque no le adornaran otras cualidades, para que en lo más profundo de mi corazón le haya adoptado, desde hace tiempo, como hijo.
¿Cómo van, querida, esas transaminasas? Nada me dices al respecto en tu última. Vigílalas. No dejes de someterte a análisis periódicos, a ser posible semanales.
Ayer tarde se desencadenó sobre el valle una tormenta tardía que, por tardía, resultó aún más aparatosa. Cuando cesó la tronada, la gente salió a coger caracoles en tapias y senderos. Hoy continúa nublado. La tormenta, como viene siendo frecuente en los últimos años, degenera en temporal.
Bajo el sol o bajo la lluvia te recuerda apasionadamente,
E.S.
23 de setiembre
Amor:
Exulto como un colegial ante la idea de nuestra cita en la luna, arrullados por Mozart. Tengo fe en la comunicación telepática, la transmisión de pensamiento y, en general, en las fuerzas ocultas. A veces me ha ocurrido ir por la calle pensando en una persona y encontrarme con esa persona al doblar la esquina. Tampoco es infrecuente soñar con alguien que hace años no ves y tropezártela a la mañana siguiente al salir del portal. Son situaciones hadadas sobre las que la mente no se pronuncia aunque se produzcan precisamente por el poder de lamente. Quizá no me creas pero el otro día, al recibir tu anteúltima carta, supe que estabas enojada antes de abrirla. Con estos antecedentes, he puesto una desproporcionada ilusión en nuestro encuentro de pasado mañana. ¿Te veré, descubriré tu sonrisa en la faz de la luna? ¿Me transmitirás un mensaje? En cualquier caso será una especie de conocimiento previo que simplificar nuestro conocimiento real, aplazado por tu inoportuna hepatitis. No lo olvides. Día 25, a las doce de la noche, tan pronto Radio Nacional interrumpa su programa para emitir: el informativo.