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Tuvimos la gran suerte que el médico que trataba a mi hermana que era asmática, vio el proceso de recuperación y el esfuerzo de mi madre, como se implicaba mi padre haciéndole la recuperación casera en ese momento. Ella lo único que quería era poder trabajar, estaba en una depresión, pues se sentía inútil. Nos puso en contacto con una entidad que para mí en ese momento era totalmente desconocida, aunque yo era pequeña y no entendía para que íbamos, la o.n.c.e.

Es esa organización que todos veis y estáis acostumbrados a comprar un número para jugar y al que no se le da ninguna importancia, porque siempre se dice que ayuda, pero nadie explica realmente y de corazón, en qué ayuda.

Os lo quiero explicar en primera persona. Mi madre es minusválida, se llama Gloria Pérez Muñoz, su número de vendedora es el 2.547 con una minusvalía fuerte. Le dieron la oportunidad de trabajar, le enseñaron a vender, la apoyaron. La venían a ver regularmente los inspectores que son las personas como les denominaban ellos.

Actualmente les pondríamos otro nombre como consejero, asesor o coach. Pero era la persona que regularmente se preocupaba en saber cómo le iba a mi madre en su puesto de trabajo; si necesitaba algo o informarle de alguna novedad. Esto es un trabajo en equipo que realizan para su personal.

Existen otras muchas más cosas que no veis. Cuando tenéis un hijo lo primero que pensáis por lógica es inscribirlo en un colegio, claro está público. Porque aquí en España la educación es gratis… pero ¿y si tu hijo es invidente?, ¿qué haces?, ¿quién te ayuda?, ¿dónde te diriges?, ¿quién lo forma?, ¿dónde va a encontrar un trabajo? Todas estas preguntas no nos las hacemos, porque gracias a Dios no esperamos encontrarnos nunca en ese dilema. Pero si lo necesitáramos, el respaldo son ellos.

Eso es lo que significa el valor de comprar un cupón. Por eso para mí no es un simple juego, es una ayuda moral, en la medida que uno puede.

Como niña tuve que empezar a acompañar a mi madre a la sede de Barcelona que es donde yo vivo. Allí se hacían los trámites, también se llevaban los números que no se habían vendido, se solicitaba un número para el día siguiente que te habían pedido. Todo eso se tenía que hacer a mano, no existía tanta tecnología y la verdad, es que el equipo humano era increíblemente amable. Me gustaba ir.

Me empezaron a enseñar cosas, primera porque era pequeña, también porque me veían habitualmente y porque en el mismo edificio que ahora ya no existe, estaba el equipo médico que atendía a los trabajadores. Lo que se denominaba el médico de familia.

Ahora ya esto no está en ninguna de las sedes de las ciudades, porque se encarga una mutua de ello.

Dar las gracias a todos y a cada uno de esos médicos y de esas enfermeras de cada centro de toda España, porque estoy segura que la misma atención y el mismo mimo con el que atendían en Barcelona, lo hacían en el resto. Eso se tenía que hacer realmente de corazón, porque todo el mundo llegaba cansado, venían con una enfermedad crónica que sabían de antemano que no podían solucionar. Ellos tenían que seguir trabajando con la presión y prisas para sacar unas ventas. Yo estaba fuera viendo todo esto muchas veces al humor, jamás les vi perder la sonrisa y siempre buscaban como animarnos.

Gran parte de esa visión, más lo que yo vivía en casa y me explicaba mi abuela, me ha hecho llegar a ser quien soy.

Es importante que te den soluciones o te hagan las preguntas adecuadas para que tú busques dentro de ti, lo que quieres cambiar. No siempre va a ser todo favorable, pero siempre puedes salir adelante y siempre puedes lograr todo lo que te propongas.

Estando con ellos lo aprendí día a día, por eso yo personalmente les tengo que dar las gracias una y mil veces. Porque no os podéis imaginar los obstáculos que han tenido que sufrir, superar y salvar para poder llegar donde han llegado, y nunca les habéis oído quejarse. Por eso doy gracias a todos ellos, desde el primero o fundador hasta el último trabajador.

Todos tenemos que ser conscientes de la gran labor que hacen, porque algún día espero que no sea así, los podemos necesitar y ellos siempre os tenderán una mano. Gracias.

Capítulo 2- Prólogo: ¿por qué he llegado a escribir éste método?

Lo que os explico lo habréis leído en muchos libros. Muchos/as de vosotros/as habréis estado en alguna conferencia o taller mío, habréis leído un libro que haya escrito y no os parecerán nuevas mis ideas.

La única diferencia es que los años te sirven para madurar, aprovechar tu tiempo y ver qué quieres dejar de legado a los demás.

A mí siempre me ha gustado trabajar en equipo y sobretodo que las personas aprendan a ser independientes y a poder colaborar. Si tú tienes al lado a alguien bueno en algo, siempre puedes aprender y realmente mejorar.

Si con esa persona consigues trabajar en equipo sin rivalidad, no solo triunfareis, sino que daréis mejor resultado, más descansado, más ameno y más creativo.

No significa que no evoluciones. Puede ser que, llegado el momento, alguno del equipo decida ampliar su camino y volver a empezar. Pero es ley de vida, nuevos comienzos cada día y arriesgarse al volver al principio de la carrera; ver si somos capaces de volver a crear el mismo equipo de trabajo en otro sitio.

La vida se hace de muchos momentos normales, otros bastante complicados y algunos extraordinariamente felices. Entre todo ello, tenemos que hacer una media, saber sacar provecho de ello en beneficio aprendiendo las lecciones; viendo lo que no nos gustó de la lección para que en la próxima ocasión, nos duela menos.

Yo de pequeña he sido bastante terremoto, dado que mis primeros años fui una hija única luego vino mi hermana. Como ya sabéis pasó lo de mi madre, con lo cual pasé de no tener ninguna responsabilidad a madurar y crecer rápidamente, viendo las cosas desde otro prisma.

En el colegio tuve cambios que ellos no veían, porque era imposible. Actualmente la comunicación con los profesores y el colegio es más fluida, pero en aquel momento no era igual, todo lo que pasaba en casa afectó en mi carácter y mi actitud.

Por eso en lo que para mis compañeros/as era importante, como jugar o hacer deporte, para mí no lo era, yo necesitaba silencio o leer.

Con los años uno de los métodos que me encantan y estoy totalmente a favor porque creo en él, es el de Howard Gardner y las inteligencias múltiples, por el que ganó el premio príncipe de Asturias y ciencias sociales en el 2011. Yo sigo su manera de ver los estudios y creo totalmente en ella.

Soy una persona que desde pequeña tengo facilidad para estudiar lo que me gusta, pero lo que no me gustaba lo ignoraba totalmente. Claro está, esto era frustrante para algún profesor mío. Lo cual era lógico. Después con la situación de casa, mis padres me han educado en que mientras no lo tienes claro has de trabajar y estudiar. Lo cual les estoy muy agradecida, porque eso me ha hecho esforzarme muchísimo más y demostrarme a mí misma y a ellos, que realmente hacía y me sacaba lo que realmente quería.

En mi casa, como ya sabréis los que me conocéis un poco o habréis leído algo sobre mí con anterioridad, cada uno de mis padres piensa diferente. Una parte cree en las energías, las intuiciones, la fe y la parte esotérica y la otra parte era totalmente escéptica no creía nada. Lo respetaba, pero lo único que me pedía era que lo hablara en casa, nunca fuera, estudiara algo que me sirviera para mantenerme y tener un futuro. Tras lo cual, si a todo eso le unimos que yo soy un poco rebelde, mi juventud no fue nada fácil.

Cuando mi padre realmente ya había aceptado que solo me dedicaría o lo vería siempre todo esotérico, yo ya hacía tiempo que lo veía como él me llevaba explicando toda la vida. Nunca hay nada blanco ni negro, siempre están los tonos neutros.

Me costó mucho llegar a entender que él nunca me juzgaba, sino que lo que hacía era hacerme preguntas o ponerme en el lugar por donde los demás me iban a atacar.

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