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— Sн, usan sillas — flotantes algunas veces — asintiу Benin.

— Por eso le preguntй si alguien habнa visto entrar a Ba Lura a la cбmara. Quiйn estб autorizado a usar esas burbujas? Estбn relacionadas con sus dueсas, con una clave por ejemplo? Son tan anуnimas como parecen, o hay alguna manera de distinguirlas?

— Estбn relacionadas con sus dueсas, con una clave. Y cada una tiene una firma electrуnica ъnica.

— Toda medida de seguridad ideada por el hombre puede violarse. Todos somos humanos. Por supuesto, para violar medidas de seguridad, hay que tener acceso a los recursos necesarios.

— Me doy cuenta de eso, lord Vorkosigan.

— Mmm. Creo que comprende usted lo que quiero decir. Йsta es la situaciуn que me imagino: suponga que atacaron a Ba Lura con un bloqueador en otro lugar (por desgracia, la cremaciуn apresurada ha hecho que este extremo sea difнcil de probar), lo llevaron inconsciente dentro de una hautburbuja hasta el punto ciego, le cortaron el cuello, en silencio y sin que se produjera lucha. Despuйs, la burbuja se aleja. No tomarнa mбs de quince segundos. No serнa necesaria mucha fuerza fнsica por parte del asesino. Pero claro, no sй lo suficiente sobre las burbujas para estar seguro de que esto sea posible desde un punto de vista tйcnico. Y no sй si entraron o salieron burbujas de la rotonda… Cuбnto trбnsito se produjo realmente durante la ventana de tiempo de la que estamos hablando? No puede haber habido tanto… Entraron o salieron hautburbujas en ese lapso?

Benin se apoyу en el respaldo de la silla, se mordiу los labios y mirу a Miles con interйs.

— Es usted muy observador, lord Vorkosigan. Siempre alerta. Durante el tiempo en cuestiуn, cruzaron la cбmara cinco bas, cuatro guardias y seis hautmujeres. Los ba tienen deberes que cumplir: se encargan de los adornos florales y del servicio de limpieza. Las hautmujeres vienen a meditar y rendir honores a la Seсora Celestial. Los interroguй a todos: ninguno informу nada sobre el cuerpo de Ba Lura.

— Entonces… alguno, el ъltimo, tiene que estar mintiendo.

Benin extendiу los dedos… y se los mirу.

— No es tan, sencillo.

Miles hizo una pausa.

— Yo tambiйn odio hacer investigaciones internas — dijo por fin-. Estoy seguro de que usted estб documentando cada uno de sus pasos…

Benin casi sonriу.

— Eso es asunto mнo… no le parece?

A Miles le estaba empezando a caer bien aquel hombre.

— Considerando la situaciуn, usted es… de rango bastante bajo para una investigaciуn de esta importancia. No le parece?

— Eso tambiйn… es asunto mнo.

— Entonces, usted es sacrificable.

Benin esbozу una mueca. Ah, sн. Nada de lo que habнa dicho Miles era nuevo para Benin. Si habнa reflexionado sobre la situaciуn, seguro que ya lo sabнa. Miles decidiу seguir haciйndole favores.

— Se ha ganado usted un buen compromiso con este asesinato, dirнa yo, ghemcoronel — seсalу. Los dos habнan dejado, de fingir que la muerte de Ba Lura era un suicidio-. Pero si el mйtodo fue el que yo he sugerido, se puede deducir bastante acerca del asesino. Seguramente el culpable tiene un rango alto, su acceso a seguridad interior es bastante extensa y, perdуneme usted, es alguien con un peculiar sentido del humor, para ser cetagandano. El insulto a la emperatriz casi roza la traiciуn.

— Eso es lo que se deduce por el examen del mйtodo — admitiу Benin, en tono de queja-. Lo que me preocupa es el motivo. Ba Lura era ba y no hacнa daсo a nadie. Sirviу en el jardнn Celestial durante dйcadas. La venganza parece muy improbable.

— Mm, tal vez. Pero si Ba Lura es un factor conocido, tal vez lo nuevo sea el asesino. Y piйnselo usted… dйcadas de andar por ahн guardando secretos… Ba Lura estaba en un lugar que le permitнa saber cosas sobre personas de rangos extraordinariamente altos. Suponga… suponga que Ba Lura… sintiу la tentaciуn de chantajear a alguien. Creo que un buen estudio de sus ъltimos movimientos en estos dнas podrнa revelar mucho. Por ejemplo, saliу del Jardнn Celestial durante esas semanas?

— Ya… ya hemos iniciado esa investigaciуn.

— En su lugar yo le darнa la mбxima prioridad. Tal vez Ba Lura se puso en contacto con su asesino. — O fue a la nave del asesino, que estб en уrbita, si…-. El momento tambiйn es revelador. Desde mi punto de vista, el asesinato tiene todos los visos de haber sido algo apresurado. Si el asesino hubiera tenido meses para planearlo, podrнa haber hecho algo mucho mбs cuidado, mбs sutil y menos conspicuo. Creo que se vio obligado a tomar muchas decisiones en poco tiempo, tal vez en una hora o menos, y algunas de esas decisiones fueron francamente desafortunadas.

— No lo bastante — suspirу Benin-. Pero usted me interesa, lord Vorkosigan.

Miles esperaba que esa frase no tuviera doble sentido.

— Este tipo de cosas es el pan de todos los dнas para mн. Es la primera vez que tengo la oportunidad de hablar de negocios desde que lleguй a Eta Ceta. — Ofreciу a Benin una sonrisa de alegrнa-. Si tiene usted mбs preguntas para mн, por favor, venga cuando quiera…

— No creo que usted estuviera dispuesto a contestarlas bajo pentarrбpida… o sн? — dijo Benin, sin demasiada esperanza.

— Ah… — Miles pensу con rapidez-, sн, claro, con el permiso del embajador Vorob'yev. — Permiso que, por supuesto, nunca llegarнa. La leve sonrisa de Benin era un indicio de que habнa entendido la delicadeza de esa negativa no pronunciada.

— De todos modos, espero encantado la ocasiуn de seguir conversando con usted, lord Vorkosigan.

— Cuando usted quiera. Estarй aquн otros nueve dнas.

Benin dirigiу a Miles una mirada inquisitiva, impenetrable…

— Gracias, lord Vorkosigan.

Miles tenнa un millуn de preguntas que formular a su nueva vнctima, pero en la primera sesiуn no se atrevнa a preguntar nada mбs. Querнa proyectar un aire de interйs profesional, no de obsesiуn frenйtica. Era tentador… y muy peligroso pensar en Benin como aliado. Pero Benin era sin duda una ventana hacia el Jardнn Celestial. Una ventana con ojos que devolvнan la mirada. Pero tenнa que haber alguna forma sutil y razonable de inducir a Benin a pegarse una palmada en la frente y exclamar: Vamos, Ўtengo que examinar mбs de cerca a esos gobernadores de satrapнas! No habнa duda de que ya estaba mirando en la direcciуn correcta: hacia arriba. Y por encima del hombro. Una posiciуn realmente incуmoda para cualquier trabajo.

Cuбnta influencia podнan tener los gobernadores de satrapнas, todos parientes cercanos del emperador, en Seguridad Imperial Cetagandana? No demasiada… sin duda los consideraban amenazas potenciales. Pero tal vez uno de ellos habнa estado estableciendo contactos durante largo tiempo… Tal vez uno de ellos habнa sido totalmente leal hasta la primera tentaciуn. Era una acusaciуn muy grave; Benin tenнa que acertar en su primer intento porque no tendrнa una segunda oportunidad.

A quiйn le importaba el asesinato de un esclavo? Cuбnto interйs tenнa Benin en la justicia abstracta? Si un cetagandano no podнa ser el primero en ningъn бmbito, le bastarнa con ser mбs— santo— que— los — demбs? Casi un impulso estйtico: el Arte de la Detecciуn. Cuбnto riesgo estaba dispuesto a correr el ghemcoronel? Cuбnto tenнa que perder? Tenнa familia, o era una especie de guerrero— monje, completamente entregado a su carrera? A decir verdad, hacia el final de la entrevista Benin habнa tenido los ojos fijos en la cara de Miles porque le interesaba lo que le estaba diciendo, no porque evitara mirarle el cuerpo. Eso le honraba.

El anfitriуn se levantу con el huйsped e hizo una pausa:

— Ghemcoronel… puedo hacerle una sugerencia personal?

Benin inclinу la cabeza: curiosidad, permiso.

— Tiene usted buenas razones para suponer que el problemita viene de mбs arriba. Pero no sabe de dуnde. Si yo estuviera en su lugar, irнa directo a la cima. Recurra directamente a su Emperador. Es la ъnica forma en que podrб pasar por encima del asesino.

Palideciу Benin debajo del maquillaje? No habнa forma de saberlo.

— Tan alto… Bueno, lord Vorkosigan, no puedo decir que vea a mi amo celestial todos los dнas.

— No se trata de amistad. Es un asunto de negocios; negocios del Emperador. Si usted quiere serle ъtil, tiene que actuar deprisa. Los emperadores son humanos. — Bueno, el emperador Gregor era humano. El Emperador cetagandano era hauthumano. Miles esperaba que fuera mбs o menos lo misino-. Seguramente, Ba Lura fue para йl mбs que un mueble cualquiera; lo sirviу durante cincuenta aсos o mбs. No haga acusaciones, sуlo pнdale que proteja la investigaciуn, que no deje que la aplasten. Aseste el primer golpe, hoy, antes de que… alguien… empiece a tener… miedo de su… eficiencia. — Si piensa cubrirse la espalda, Benin, por Dios, hбgalo bien.

— Tendrй en cuenta su consejo.

— Buena caza. — Miles sonriу con alegrнa, como si el asunto no tuviera nada que ver con йl-. La caza mayor es la mejor. Piense en el honor que recibe el cazador.

Benin se inclinу con una sonrisa leve, бcida, y saliу por el pasillo junto al guardia de la embajada.

— Nos veremos pronto — le gritу Miles.

— No le quepa la menor duda. — El gesto final de Benin fue casi un saludo militar. Casi, no del todo.

El deseo de Miles de derretirse y convertirse en un charco exhausto sobre el suelo del corredor quedу interrumpido por la llegada de Vorob'yev, que sin duda habнa estado escuchando detrбs de las escaleras. Vino acompaсado por otro hombre. Ivan venнa detrбs de los dos con una expresiуn de ansiedad malhumorada.

El hombre que acompaсaba al embajador era de edad madura, de complexiуn media y llevaba un traje holgado y varias tъnicas de buena hechura, como un ghemlord cetagandano, todas en colores neutros. Le caнan bien y eran cуmodas, pero no se habнa pintado la cara y el corte de cabello era el de un oficial de Barrayar. Tenнa una mirada… de interйs…

— Una entrevista muy bien conducida, lord Vorkosigan — lo felicitу Vorob'yev. Miles respirу con alivio. Un tanto. En esa entrevista era difнcil decidir quiйn habнa interrogado a quiйn…

— El ghemcoronel Benin tiene mucho en mente, dirнa yo — dijo Miles-. Ah… — Y mirу al compaсero de Vorob'yev.

— Permнtame presentarle a lord Vorreedi — dijo el embajador-. Lord Vorkosigan, claro estб. Lord Vorreedi es nuestro experto en la comprensiуn de las actividades de nuestros ghemcamaradas, en toda una multitud de escenarios y campos…

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