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Ella se inclinу y alargу la grбcil mano para recuperar el solemne objeto. Dejу la Gran Llave sobre la falda y sacу un collar largo por debajo de las capas de vestidos blancos. La cadena tenнa un anillo decorado con el dibujo de un ave con el pico abierto; las lнneas de oro de los contactos electrуnicos brillaban como filigrana sobre esa superficie lisa. Ella insertу el anillo en el sello sobre el cilindro. No pasу nada.

Algo le silbу en la respiraciуn. Mirу a Miles con furia.

— Quй ha hecho?

— Milady… yo… no… nada. ЎLe doy mi palabra de Vorkosigan! Ni siquiera se me cayу. Quй… quй se supone que debe pasar?

— Tendrнa que abrirse.

— M… m… — Miles se hubiera puesto a sudar de desesperaciуn, pero hacнa demasiado frнo. El perfume que emanaba de aquella mujer y la armonнa de su voz sin filtro electrуnico casi lo marcaban-. Si le pasa algo, sуlo hay tres posibilidades. Alguien lo rompiу… Ўpero no fui yo, lo juro! — Era йse el secreto de la extraсa intrusiуn de Ba Lura? Se le habнa roto y habнa estado buscando un chivo expiatorio a quien echarle la culpa…?-. O alguien lo ha reprogramado, O, lo cual es menos probable, han hecho algъn tipo de cambio. Un duplicado… O… o…

La hautmujer abriу desmesuradamente los ojos y pareciу a punto de decir algo.

A usted no le parece tan poco probable? — adivinу Miles-. Seguramente serнa lo mбs difнcil de hacer pero… ahora se me estб ocurriendo que tal vez quien lo hiciera no considerу la posibilidad de que yo se lo entregara a usted. Si es falso, tal vez alguien suponнa que estarнa camino a Barrayar en una valija diplomбtica. O… algo asн… No, eso no tiene sentido pero…

Ella estaba sentada, inmуvil, la cara tensa de pбnico, las manos tensas alrededor del cilindro.

— Milady, hбbleme. Si es una reproducciуn, obviamente es muy fiel. Usted podrб entregarla en la ceremonia. Y si no funciona, quй mбs da? Quiйn va a controlar el funcionamiento electrуnico de un aparatito obsoleto?

— La Gran Llave no es obsoleto. La usamos todos los dнas.

— Es algo asн como un enlace de datos, no? Usted tiene una ventana de tiempo… Nueve dнas. Si cree que el objeto ha sufrido algъn daсo o que alguien la ha modificado, bуrrela y reprogrбmela con los archivos de resguardo. Si es un duplicado falso que no funciona, tal vez tenga tiempo de hacer un duplicado verdadero y reprogramarlo… — Pero por favor, no se quede ahн sentada con esa mirada de horror en los ojos-. ЎHбbleme!

— Tengo que hacer lo que hizo Ba Lura — susurrу ella-. Ba Lura tenнa razуn. Йste es el final de todo…

— No, por quй? Por quй? Es una cosa, una cosa, nada mбs. A quiйn le importa? A mн no.

Ella levantу el cilindro y por primera vez fijу su gйlida mirada en Miles. La expresiуn de sus ojos hizo que йl deseara meterse en las sombras como una cucaracha, que quisiera esconder su fealdad meramente humana en un rincуn, pero se puso firme y aguantу la vergьenza.

— No hay archivos de seguridad — dijo ella-. Es la ъnica llave.

Miles sintiу que se desmayaba y, esta vez, no era sуlo por el perfume.

— Que no tienen copia de seguridad? — se ahogу-. Estбn totalmente locos?

— Es una cuestiуn de… control.

— Para quй sirve este maldito objeto?

Ella dudу, luego dijo:

— Es la llave— dato del banco genйtico de los haut. Las muestras congeladas de genes se guardan desordenadas, por seguridad. Sin la llave, nadie sabe dуnde estб cada muestra del banco. Para recrear los archivos, alguien tendrнa que examinar fнsicamente las muestras una por una y volver a clasificarlas. Hay cientos de miles de muestras… una por cada haut de la historia. Se necesitarнa todo un ejйrcito de genetistas y una generaciуn de tiempo para recrear la Gran Llave.

— Entonces, esto es una debacle, eh? — dijo йl con voz tranquila, parpadeando. Apretу los dientes-. Ahora sй que es una trampa. — Se puso de pie con dificultad y levantу la cabeza como si desafiara el ataque de esa belleza increнble-. Seсora, quй diablos estб pasando aquн? Se lo voy a preguntar una vez mбs, muy en serio. Quй estaba haciendo Ba Lura con la Gran Llave en una estaciуn espacial, en nombre de los noventa infiernos verdes de Dios?

— Ningъn extranjero…

— ЎAlguien quiere que sea asunto mнo! No lo comprende? Alguien me metiу de cabeza en esto… No creo que pudiera escaparme aunque quisiera. Y creo… creo que usted necesita un aliado. Ha tardado un dнa y medio en preparar esta reuniуn. Le quedan nueve dнas mбs. No tiene tiempo de hacerlo sola. Necesita… un hombre de seguridad, un hombre entrenado. Y por alguna extraсa razуn, se dirнa que usted no quiere recurrir a los de su propio bando…

Ella se balanceу adelante y atrбs en un gesto de horror, de miseria, acompaсado por un roce de ropa en movimiento.

— Si no me considera merecedor de conocer sus secretos — siguiу diciendo Miles con tono salvaje-, entonces dнgame cуmo podrнa empeorar las cosas…

Los ojos azules lo revisaron, buscando algo que йl no entendiу. Mientras tanto, йl pensaba que si aquella mujer le hubiera pedido que se abriera las venas por ella, allн mismo, йl habrнa dicho: De quй ancho quiere la herida?

— Mi Seсora Celestial lo deseaba — empezу a decir Rian Degtiar, con miedo, y se detuvo.

Miles se aferrу al poco autocontrol que le quedaba. Todo lo que ella habнa dejado escapar hasta el momento era fбcilmente deducible, o conocido. Ahora estaba llegando al corazуn del asunto y lo sabнa. Era evidente por la forma en que dudaba.

— Milady — Miles eligiу las palabras con mucho cuidado-. Si Ba Lura no se suicidу, eso fue un asesinato. No me cabe la menor duda. — Y los dos tenemos buenas razones para preferir la segunda opciуn-. Ba Lura fue su servidor, su colega… su… me atrevo a adivinar?, su amigo. Yo vi, su cadбver en la rotonda. Una persona muy peligrosa y muy precavida dispuso toda aquella horrible escena. Habнa… mucha maldad y mucha burla en todo eso…

Era dolor lo que se veнa en esos ojos frнos? Quй difнcil era definirlo…

— Yo tengo razones muy antiguas y muy personales para negarme a que me conviertan en blanco involuntario de las burlas. No sй si me entiende…

— Tal vez… — asintiу ella.

Sн. Mire usted mбs adentro, bajo la superficie. Vйame a mi, no a este cuerpo que parece un chiste…

— Y soy la ъnica persona de Eta Ceta que no lo hizo. Eso usted lo sabe. Es la ъnica certeza que tenemos, por ahora. Yo reclamo el derecho a saber quiйn nos estб haciendo esto. Y la ъnica forma de descubrirlo es saber exactamente por quй lo estбn haciendo.

Ella seguнa inmуvil, en absoluto silencio.

— Ya sй lo suficiente como para destruirla, milady — agregу Miles, ansioso-. ЎCuйnteme algo que me ayude a salvarla!

La perfecta barbilla de la hautlady se alzу en un gesto de absoluta determinaciуn. Cuando lo bendijo con toda su atenciуn, era una atenciуn devastadora y terrible.

— Fue un desacuerdo que se prolongу durante mucho tiempo. — A йl le costaba escucharla, mantener la cabeza clara, concentrarse en las palabras y no sуlo en la melodнa hechicera de su voz-. Entre la Seсora Celestial y el Emperador. Mi Seсora pensaba que el banco genйtico estaba demasiado centralizado. Pensaba que debнamos dispersar copias por simple cuestiуn de seguridad. Mi Seсor, en cambio, era partidario de mantenerlo todo bajo su protecciуn personal… por una cuestiуn de seguridad. Los dos querнan lo mejor para los haut… cada uno a su manera.

— Ya veo — murmurу Miles, alentбndola con toda la delicadeza de que era capaz-. Todos son buenos en esta historia, no es cierto?

— El Emperador le prohibiу que llevara a cabo el plan. Pero a medida que la seсora envejecнa… empezу a sentir que su lealtad hacia los haut valнa mбs que su lealtad hacia su hijo. Hace veinte aсos, empezу a hacer copias… en secreto.

— Un proyecto ingente… — observу Miles.

— Ingente y lento… Pero lo llevу a cabo.

— Cuбntas copias?

— Ocho. Una para cada una de las satrapнas planetarias.

— Copias exactas?

— Sн. Estoy segura. Soy supervisora de genйtica de la Seсora Celestial desde hace cinco aсos.

— Ah… entonces, usted es algo asн como una cientнfica. Comprende lo que es el… cuidado extremo. Y la honestidad escrupulosa…

— De quй otro modo puedo servir a mi seсora? — Ella se encogiу de hombros.

Pero salta a la vista que no sabe usted nada de las argucias de un plan secreto… Mmm.

— Si hay ocho copias exactas, tiene que haber ocho Grandes Llaves, exactas, verdad?

— No. Todavнa no. Mi seсora querнa dejar la duplicaciуn de la Llave para ъltimo momento. Una cuestiуn de…

— Una cuestiуn de control, no? — terminу Miles-. No sй por quй ya imaginaba su respuesta…

Un leve brillo de resentimiento pasу por los ojos azules y Miles se mordiу la lengua. Todo aquello no era motivo de broma para la haut Rian Degtiar.

— La Seсora Celestial sabнa que su hora estaba llegando, Nos nombrу a mн y a Ba Lura ejecutores de su voluntad. Tenнamos que entregar las copias del banco genйtico a los ocho gobernadores de las satrapнas en el momento del funeral, cuando todos acudieran a la capital. Pero… muriу antes de lo esperado, cuando todavнa no habнa hecho arreglos para la duplicaciуn de la Gran Llave. En este punto se planteaba un problema considerable de habilidad tйcnica y de codificaciуn. En el momento de la creaciуn original de la Llave, se usaron todos los recursos del imperio. Ba Lura y yo tenнamos las instrucciones de la Emperatriz en cuanto a los bancos pero ni una palabra sobre cуmo se duplicarнa y enviarнa la Llave; no sabнamos si ella querнa que se hiciera. Ba Lura y yo no estбbamos seguros.

— Ah — dijo Miles, en voz muy leve. No se atreviу a ofrecer ningъn comentario. Tenнa miedo de interrumpir el flujo de informaciуn que por fin se habнa liberado. Permaneciу pendiente de las palabras de ella, conteniendo la respiraciуn.

— Ba Lura pensaba que… si llevбbamos la Gran Llave a uno de los gobernadores de satrapнas, йl podrнa usar sus propios recursos para duplicarla. A mн me parecнa una idea muy peligrosa. Porque el gobernador podнa sentir la tentaciуn de quedarse con la Llave.

— Alн… discъlpeme. A ver si lo entiendo. Sй que usted considera que el banco genйtico es una cuestiуn absolutamente privada, pero cuбles serнan los efectos polнticos de establecer nuevos centros de reproducciуn haut en cada una de las ocho satrapнas planetarias de Cetaganda?

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