la frontera. Todo lo que amaba estaba perdido
pero no había aorta que señalara pesadumbre.
Un sol de goma convulso se ocultó,
y la nada negro sangre empezó a tejer
un sistema de células encadenadas en el interior
de células encadenadas en el interior de células encadenadas
en el interior de un único vástago. Y horriblemente clara
contra la oscuridad, una alta fontana blanca jugaba.
Me di cuenta, claro, de que no estaba formada
de nuestros átomos; que el sentido detrás 710
de la escena no era nuestro sentido. En la vida, el espíritu
de cualquier hombre reconoce rápidamente
las ilusiones de la naturaleza, y entonces delante de sus ojos
la caña se convierte en pájaro, la ramita nudosa
en una oruga geómetra, y la cabeza de la cobra, en una gran
falena malignamente replegada. Pero en el caso
de mi fontana blanca lo que sustituía
perceptivamente era algo que, yo lo sentía,
sólo podía ser comprendido por el que residiera
en el extraño mundo donde yo era un simple extraviado. 720
Y ahora vi que se desvanecía:
aunque aún inconsciente, yo estaba de vuelta en la tierra.
La historia que conté provocó la hilaridad de mi médico.
Dudaba mucho de que en el estado en que
me había encontrado, "se pudiera tener alucinaciones
o cualquier tipo de sueños. Más tarde, quizá,
pero no durante el colapso mismo.
No, Sr. Shade."
¡Pero Doctor, yo estaba muerto!
Sonrió. "No del todo: justo la mitad de una sombra", dijo.
Sin embargo, yo vacilaba. Mentalmente seguía 730
repasando toda la escena. De nuevo bajé
del estrado, y me sentí extraño y acalorado,
y vi que el tipo se levantaba, y me desplomé, no
porque un importuno me señalara con la pipa,
sino probablemente porque el tiempo estaba maduro
para ese sobrevuelo preciso y ese desfallecimiento
de un globo desinflado, de un viejo corazón inestable.
Mi visión trasudaba veracidad. Tenía el tono,
la quididad y la singularidad de su propia
realidad. Era . A medida que pasaba el tiempo 740
su vertical constante brillaba triunfalmente.
A menudo, cuando turbado por el resplandor exterior
de la calle y su pugna, me volvía a mí mismo y allí,
allí en el trasfondo de mi alma la encontraba,
¡Vieja Fiel! Y su presencia me consolaba siempre
maravillosamente. Entonces, un día,
encontré algo que parecía una manifestación idéntica.
Era un artículo aparecido en una revista
acerca de una tal Sra. Z. cuyo corazón
había sido reanimado por la mano pronta de un cirujano. 750
Habló al periodista de "la tierra
más allá del Velo" y el relato contenía
una alusión a los ángeles, y un reflejo
de vitrales, y un poco de música suave, y una selección
de cánticos, y la voz de su madre:
"Más allá de este huerto a través de una especie de humo
entrevi una alta fontana blanca… y me desperté."
Si en alguna isla innombrada el Capitán Schmidt 760
ve un animal desconocido y lo atrapa,
y si, un poco después, el Capitán Smith
trae una piel, esa isla no es un mito.
¡Nuestra fontana era una señal y una marca
objetivamente perdurable en las tinieblas,
sólida como un hueso, sustancial como un diente,