avanzada; si estuviera un poco más avanzada que nosotros que estamos explorando ya el sistema solar sus representantes deberían estar ya entre nosotros. Para comunicar con otras civilizaciones necesitamos un método que no sólo sea adecuado para distancias interpianetarias, sino también para distancias interestelares. Lo ideal sería que el método fuese económico, para poder enviar a coste muy bajo enonnes cantidades de información; rápido, para hacer posible un diálogo interestelar; y obvio, de modo que cualquier civilización tecnológica, sea cual fuere su camino evolutivo, lo descubra pronto. Es sorprendente, pero este método existe. Se llama radioastronomía.
El mayor observatorio semiorientable de radio/radar del planeta Tierra es la instalación de Arecibo, que la Universidad de Comell opera para la Fundación Nacional de Ciencia. Está situado en el remoto interior dé la isla de Puerto Rico y tiene un diámetro de 305 metros, siendo su superficie reflectante una sección de una esfera aplicada a un valle preexistente en forma de olla. Recibe las ondas de radio de las profundidades del espacio y las enfoca en la antena de alimentación situada muy por encima del disco, que a su vez está conectada electrónicamente con la sala de control, donde la señal es analizada. A su vez, cuando el telescopio se utiliza como transmisor de radar, el brazo de alimentación puede emitir una señal hacia el disco, que la refleja al espacio. El observatorio de Arecibo se ha utilizado para la búsqueda de señales inteligentes procedentes de civilizaciones del espacio y en una sola ocasión para transmitir un mensaje a MI 3, un cúmulo globular distante de estrellas, y dejar claro, al menos para nosotros, que disponemos de capacidad técnica para participar en los dos extremos de un diálogo interestelar.
El observatorio de Arecibo podría transmitir en un período de pocas semanas a un observatorio comparable de un planeta de una estrella próxima toda la Encyclopaedia Britannica.Las ondas de radio se desplazan a la velocidad de la luz, 1 0 000 veces más rápido que un mensaje incluido en nuestra nave espacial más veloz. Los radiotelescopios generan en gamas estrechas de onda señales tan intensas que pueden detectarse a distancias interestelares inmensas. El observatorio de Arecibo podría comunicarse con un radiotelescopio idéntico situado en un planeta a 15 000 años luz de distancia, a medio camino del centro de la galaxia Vía Láctea, si supiéramos exactamente hacia dónde dirigirlo. Y la radioastronomía es una tecnología natural. Prácticamente toda atmósfera planetario, sea cual fuere su composición, tendría que ser parcialmente transparente a las ondas de radio. Los mensajes de radio no sufren mucha absorción o dispersion por el gas situado entre las estrellas, del mismo modo que una emisora de radio de San Francisco puede oírse fácilmente en Los Angeles aunque la contaminación haya reducido allí la visibilidad en las longitudes de onda ópticas a unos pocos kilómetros. Hay muchas fuentes cósmicas de radio que son naturales y que no tienen ninguna relación con vida inteligente: pulsars y quasars, los cinturones de radiación de los planetas y las atmósferas exteriores de las estrellas; en las primeras fases del desarrollo local de la radioastronomía hay fuentes brillantes de radio a descubrir en casi cada planeta. Además la radio representa una fracción importante del espectro electromagnético. Cualquier tecnología capaz de detectar radiaciones de cualquier longitud de onda tendría que descubrir con bastante rapidez la parte de radio del espectro.
Puede haber otros métodos efectivos de comunicación que tengan méritos importantes: las naves interestelares, los lasers ópticos o infrarrojos, los neutrinos pulsados, las ondas de gravedad moduladas, o algún otro tipo de transmisión que no descubriremos ni en mil años. Las civilizaciones avanzadas pueden haberse graduado mucho más allá de la radio en sus propias comunicaciones. Pero la radio es potente, barata, rápida y sencilla. Sabrán que una civilización atrasada como la nuestra que desea recibir mensajes de los cielos es probable que recurra primero a la tecnología de radio. Quizás tendrán que sacar con ruedas los radiotelescopios de su Museo de Tecnología Antigua. Si tuviéramos que recibir un mensaje de radio, por lo menos tendríamos algo de qué hablar: de radioastronomía.
Pero, ¿hay alguien ahí fuera con quien hablar? ¿Es posible, habiendo una tercera parte o una mitad de un billón de estrellas en nuestra galaxia Vía Láctea, que la nuestra sea la única acompañada por un planeta habitado? Es mucho más probable que las civilizaciones técnicas sean una trivialidad, que la galaxia esté pulsando y vibrando con sociedades avanzadas, y por lo tanto que no esté muy lejos la cultura de este tipo más próxima: quizás esté transmitiendo con antenas instaladas en un planeta de una estrella visible a simple vista, en la casa de al lado. Quizás cuando miramos el cielo nocturno, cerca de uno de esos débiles puntos de luz hay un mundo en el cual alguien muy distinto de nosotros esté contemplando distraídamente una estrella que nosotros llamamos Sol y acariciando, sólo por un momento, una insultante especulación.
Es muy dificil estar seguros. Puede haber impedimentos graves en la evolución de una civilización técnica. Los planetas pueden ser más raros de lo que pensamos. Quizás el origen de la vida no es tan fácil como sugieren nuestros experimentos de laboratorio. Quizás la evolución de formas avanzadas de vida sea improbable. 0 quizás las fonnas de vida compleja evolucionan fácilmente pero la inteligencia y las sociedades técnicas requieren un conjunto improbable de coincidencias: del mismo modo que la evolución de la especie humana dependió del fallecimiento de los dinosaurios y de la recesión de los bosques en la era glacial; de aquellos árboles sobre los cuales nuestros antepasados se rascaban y se sorprendían vagamente de algo. 0 quizás las civilizaciones nacen de modo repetido e inexorable, en innumerables planetas de la Vía Láctea, pero son en general inestables; de modo que sólo una pequeña fracción consigue sobrevivir a su tecnología y la mayoría sucumben a la codicia y a la ignorancia, a la contaminación y a la guerra nuclear.
Es posible continuar explorando este gran tema y hacer una estimación basta de N, el número de civilizaciones técnicas avanzadas en la Galaxia. Definimos una civilización avanzada como una civilización capaz de tener radioastronomía. Se trata desde luego de una definición de campanario, aunque esencial. Puede haber innumerables mundos en los que los habitantes sean perfectos lingüistas o magníficos poetas pero radioastrónomos indiferentes. No oiremos nada de ellos. N puede escribirse como el producto o multiplicación de unos cuantos factores, cada uno de los cuales es un filtro y, por otro lado, cada uno ha de tener un cierto tamaño para que haya un número grande de civilizaciones:
N *, número de estrellas en la galaxia Vía Láctea;
fp, fracción de estrellas que tienen sistemas planetarios,
n,, número de planetas en un sistema dado que son ecológicamente adecuados para la vida,
f,, fracción de planetas adecuados de por sí en los que la vida nace realmente,
fi, fracción de planetas habitados en los que una forma inteligente de vida evoluciona,
fe,, fracción de planetas habitados por seres inteligentes en los que se desarrolla una civilización técnica comunicativa; y fL, fracción de una vida planetario agraciada con una civilización técnica.
Esta ecuación escrita se lee N = N. fp n., f ' fi f,: fL. Todas las efes son fracciones que tienen valores entre 0 y l; e irán reduciendo el valor elevado de N…