Son los animales más grandes 2 que hayan evolucionado nunca sobre el planeta Tierra, mucho mayores que los dinosaurios. Una ballena azul adulta puede tener treinta metros de longitud y pesar 150 toneladas. Muchas ballenas, especialmente las ballenas yubartas, son animales que pacen plácidamente, recorriendo vastos volúmenes de océano en búsqueda de los animales con que se apacientan; otros comen pescado y pequeños crustáceos. Las ballenas son unos recién llegados al océano. Hace sólo setenta millones de años sus antepasados eran mamíferos carnívoros que migraron por pasos lentos de la tierra al océano. Entre las ballenas las madres dan de mamar y se ocupan tiernamente de sus vástagos. Éstos tienen una infancia larga durante la cual los adultos enseñan a los jóvenes. El juego es un pasatiempo típico. Todo esto es característico de los mamíferos, e importante para el desarrollo de seres inteligentes.
El mar es poco transparente. La vista y el olfato, que son muy útiles para los mamíferos en tierra, no sirven de mucho en las profundidades del océano. Los antepasados de las ballenas que contaban en estos sentidos para localizar una pareja o una cría o un predador no dejaron mucha descendencia. La evolución perfeccionó otro método que funciona maravillosamente bien y es un elemento esencial para entender a las ballenas: el sentido del sonido. Algunos sonidos de ballenas reciben el nombre de canciones, pero todavía ignoramos su naturaleza y significado reales. Ocupan una amplia banda de frecuencias, pasando muy por debajo del sonido más grave que el oído humano puede oír o detectar. Una canción típica de ballena dura quizás quince minutos; las más largas, una hora. A menudo se repite de modo idéntico, compás por compás, medida por medida, nota por nota. A veces un grupo de ballenas abandona sus aguas invemales en medio de una canción y seis meses más tarde vuelven y continúan exactamente en la nota correcta como si no hubiese habido interrupción. Las ballenas tienen muy buena memoria. Es más frecuente que al regresar haya cambiado la vocalización. Aparecen nuevas canciones en el hit parade de los cetáceos.
Con mucha frecuencia los miembros del grupo cantanjuntos la misma canción. La pieza, por algún consenso mutuo, por algún sistema de composición colectiva, va cambiando de mes en mes, lentamente y de modo predecible. Estas vocalizaciones son complejas. Si enunciamos las canciones de la ballena yubarta como un lenguaje tonal, el contenido total de información, el número de bifs de información de estas canciones es de unos 101 bits, el mismo contenido de información más o menos que la Ilíada o la Odisea. No sabemos de qué pueden hablar las ballenas o sus primos los delfines. No disponen de órganos de manipulación, no construyen obras de ingeniería, pero son seres sociales. Cazan, nadan, pescan, pacen, retozan, copulan, juegan, huyen de los predadores. Quizás tengan mucho de qué hablar.
El principal peligro de las ballenas es un recién llegado, un animal escalador que sólo recientemente y gracias a la tecnología se ha hecho competente en los océanos, un ser que se denomina a sí mismo humano. Durante el 99,99% de las historia de las ballenas, no había hombres dentro o sobre el océano profundo. Durante este período las ballenas crearon por evolución su extraordinario sistema de audiocomunicación. Las ballenas yubartas, por ejemplo, emiten sonidos muy altos a una frecuencia de unos veinte hertz, cerca de la octava más baja del teclado de un piano. (Un hertz es una unidad de frecuencia s'onora que representa una onda de sonido, una cresta y un valle, entrando en nuestro oído cada segundo.) Estos sonidos de tan baja frecuencia apenas son absorbidos en el océano. El biólogo norteamericano Roger Payne ha calculado que utilizando el canal de sonido del océano profundo, dos ballenas podrían comunicarse entre sí a veinte herz esencialmente en cualquier punto del mundo. Una podría estar a lo largo de la Plataforma de Hielo de Ross, en la Antártida, y comunicarse con otra en las Aleutianas. Quizás las ballenas durante la mayor parte de su historia han dispuesto de una red de comunicaciones global. Quizás cuando están separadas a 15 000 kilómetros de distancia sus vocalizaciones son canciones de amor, emitidas con toda la esperanza hacia la vastitud del piélago.
Durante decenas de millones de años estos seres enormes, inteligentes y comunicativos han evolucionado sin tener, de hecho, enemigos naturales. Luego el desarrollo del buque a vapor en el siglo diecinueve introdujo una siniestra fuente de polución sonora. A medida que los buques comerciales y militares se han hecho más abundantes, el ruido del fondo de los océanos, especialmente en la frecuencia de veinte hertz, se ha hecho perceptible. Las ballenas, que se comunicaban a través de los océanos, han tenido que experimentar dificultades cada vez mayores. La distancia a través de la cual podían comunicar tuvo que disminuir continuamente. Hace doscientos años, una distancia típica a través de la cual las yubartas podían comunicarse era quizás de 10 000 kilómetros. Hoy en día la cifra correspondiente es quizás de unos pocos centenares de kilómetros. ¿Saben las ballenas sus respectivos nombres? ¿Pueden reconocerse como individuos a base sólo de los sonidos? Hemos segregado a las ballenas de nosotros. Unos seres que se comunicaron de modo efectivo durante decenas de millones de años han quedado reducidos de modo efectivo al silencio. 3
Y hemos hecho cosas aún peores, porque todavía persiste un tráfico con los cuerpos muertos de las ballenas. Hay hombres que cazan y sacrifican ballenas y venden los productos en el mercado para fabricar lápices de labios o lubricante industrial. Muchas naciones entienden que el asesinato sistemático de tales seres inteligentes es monstruoso, pero el tráfico continúa, promovido principalmente por el Japón, Noruega y la Unión Soviética. Los seres humanos, como especie, estamos interesados en comunicar con inteligencias extraterrestres. ¿No sería un buen principio mejorar la comunicación con las inteligencias terrestres, con otros seres humanos de culturas y lenguajes diferentes, con los grancles simios, con los delfines y especialmente con estos dueños inteligentes de las profundidades, las grandes ballenas?
Una ballena para poder vivir ha de saber hacer muchas cosas. Este conocimiento está almacenado en sus genes y en sus cerebros. La información genética explica cómo convertir el plancton en grasa de ballena, o cómo aguantar la respiración en una zambullida que la lleva a un kilómetro por debajo de la superficie. La información en los cerebros, la información aprendida incluye, por ejemplo, quién es tu madre, o el significado de la canción que estás escuchando ahora. La ballena, como todos los demás animales de la Tierra, tiene una biblioteca de genes y una biblioteca de cerebro.
El material genético de la ballena, como el material genético de los seres humanos, está hecho de ácidos nucleicos, estas moléculas extraordinarias, capaces de reproducirse a partir de los bloques constructivos químicos que las envuelven y de convertir la información hereditaria en acción. Por ejemplo, una enzima de ballena, idéntica a la que tenemos en cada célula de nuestro cuerpo, se llama hexoquinasa, el primero de más de dos docenas de pasos mediados por enzimas y necesarios para convertir una molécula de azúcar obtenido del plancton de la dieta de la ballena en un poco de energía: quizás una contribución a una única nota de baja frecuencia en la música de la ballena.
La información almacenada en la doble hélice del ADN de una ballena o de un hombre o de cualquier otra bestia o planta de la Tierra está escrita en un lenguaje de cuatro letras: los cuatro tipos distintos de nucleótidos, los componentes moleculares que fonnan el ADN. ¿Cuántos bits de información contiene el material hereditario de formas de vida distintas? ¿Cuántas respuestas sí/no a las diversas preguntas biológicas están escritas en el lenguaje de la vida? Un virus necesita unos 10 000 bits, equivalentes aproximadamente a la cantidad de información de esta página. Pero la información vírica es simple, extraordinariamente compacta y eficiente. Para leerla hay que prestar mucha atención. Son las instrucciones que necesita para infectar otros organismos y para reproducirse: las únicas cosas que los virus son capaces de hacer. Una bacteria utiliza aproximadamente un millón de bits de información, unas cien páginas impresas. Las bacterias tienen que hacer bastantes más cosas que los virus. Al contrario que los virus no son parásitas completas. Las bacterias tienen que ganarse la vida. Y una ameba unicelular que nada libremente es mucho más sofisticado; tiene unos cuatrocientos millones de bits en su ADN, y se precisarían unos ochenta volúmenes de quinientas páginas para hacer otra ameba.