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– Es un recurso para jubilados desdentados.

– Está usted trompé jefe, muy trompé… El desdentado no puede escoger lo que no puede masticar y si es un jubilado no tiene pasta para hacerse un consomé así. Es un plato para ser escogido en libertad.

El país se acostumbra al verano de 1993, todavía en la resaca de 1992 y sus vencidos sueños de año de todos los prodigios. Nada más clausurarse la Expo de Sevilla, como si fuera el límite acordado para mantener el simulacro, se decretó el estado de extrema pobreza material y crisis general de los espíritus.

– Biscuter, hasta octubre de 1992 esto era Manhattan… mejor dicho, una mezcla de Manhattan y Hollywood. Y de pronto fueron retirados los decorados y nos dijeron: Os habéis equivocado, estáis en Somalia.

– Ni tanto ni tan calvo, jefe. Ahora leo en francés y no me pierdo un Le Monde Diplomatique. La duda consiste en descifrar si estamos dentro de otra crisis cíclica o si hay que llamarla de otra manera porque ya no estamos dentro de una clásica crisis cíclica.

– ¿Qué es una crisis cíclica, Biscuter?

Biscuter cerró los ojillos, puso en marcha la computadora mental y cuando recuperó la mirada, recitó de corrido:

– Período de duración no predeterminable, de perturbaciones violentas y desequilibrios económicos acentuados que cortan el curso de producción capitalista y se traducen en un desfase muy sensible entre el nivel de producción y el de la demanda.

Todas las moscas de este mundo hubieran tenido cabida en la boca abierta de Carvalho.

Querido Pepe:

Desearía que al recibo de esta carta tu salud fuera tan buena como la mía y me refiero a la salud física e intelectual, que no a la psicológica, porque si me encuentro hecho un mulo en lo que respecta a la salud y a la inteligencia, tengo la psicología por los suelos de los puentes de Londres. Es la percepción la que me conturba, la percepción del hundimiento de las expectativas de progreso, mientras se me refuerzan, en cambio, las convicciones revolucionarias que hicieron de mí lo que fui y estuve a punto de dejar de ser. Carvalho, desde esta privilegiada atalaya londinense, desde la cuna del capitalismo moderno, estoy en condiciones de decirte que la lucha final ya está aquí. ¡La crisis general del capitalismo ha llegado! El único factor no previsto, porque los que habían formulado esta crisis eran parte interesada (el antagonista revolucionario implicado) es que el capitalismo no tiene otro antagonista que él mismo. Todos los demás anuncios de la crisis son constatables: Inestabilidad de los ritmos de crecimiento del sistema capitalista; el subempleo constante de sus empresas; las crisis económicas que conmueven periódicamente el mundo capitalista. ¿Recuerdas aquel anuncio de la psicopatología del complejo de destrucción de la conciencia burguesa? Instalación en el pesimismo y en el temor al futuro, por su incapacidad de adelantar ideas susceptibles de atraer a las masas porque no las tiene y las que tiene van en contra de las necesidades reales y por consiguiente de las aspiraciones humanas. Si no existieran las rebajas en los grandes almacenes y distracciones como la Liga Nacional de Fútbol, en España, la Revolución era cosa de meses. De este quinquenio no se escapaba.

No nos movamos de Europa, Carvalho. No nos movamos.

Europa teme no poder ser lo que había querido ser desde su infancia y el capital se iba a invertir en pueblos más integrados y beneficiosos, al tiempo que reparte el trabajo por el mundo en razón directa de la baratura de la mano de obra, la soledad de los estómagos y la capacidad de humillación de los trabajadores. He podido comprobarlo en mi propia carne durante el ya largo año que resido en Inglaterra. Primero todo fueron facilidades porque le caí bien a la reina madre y me llamaba ardiente español y todas esas cosas que sólo te llaman en el extranjero. Luego empezaron mis desavenencias con Ana, porque para esta mujer sólo existen los caballos y, en confianza, está secretamente enamorada de Richard Gere y de todos los caballos ganadores del Derby. De ser un experto mundial en seguridad al servicio de la corona, pasé a ser un jodido extranjero más, pendiente de las oficinas de empleo, porque mi orgullo me impedía volver a casa con el rabo entre las piernas. Mis compañeros de otros tiempos me volvían la espalda, no fuera a volver y reclamar mi parte en el banquete del poder. Quien va a Sevilla pierde su silla. Estoy en condiciones de afirmar que entre todos los canibalismos profesionales, ninguno como el canibalismo político. Por otra parte, cuando te digo que el capitalismo no tiene otro antagonista que él mismo, no me refiero sólo a las contradicciones internas que crea, sino a la futura guerra entre bloques capitalistas cuando sea imposible pactar la división internacional del trabajo y de los mercados. ¿Te imaginas choques de bloques espantosos entre el bloque capitalista asiático, el norteamericano, el europeo y el soviético?

Te escribo, mi querido huelebraguetas, porque estoy cansado de Londres y he pensado que podrías buscarme un puestecillo como guarda de seguridad privado, aunque cada vez me repugne más lo privado. Reconozco que hemos retrocedido cincuenta o sesenta años en relación con los avances culturales de la clase obrera y que hay que volver a empezar a organizar la resistencia clandestina contra el capitalismo. Si me buscaras algo en Barcelona, podríamos montar una célula con El Coronel… El Coronel… tú… yo… También se me ha ofrecido Alfonso Guerra y ¿tú crees que podríamos contar con Anguita? En cuatro días les montamos una sección de la Internacional, de qué Internacional no importa y se iban a enterar. Hay que volver a la fe de la Liga de los Comunistas del siglo XIX porque hemos perdido el XX y hay que reconocerlo a tiempo de no perder el XXI. Yo, desde mi experiencia como ministro de la represión al servicio de la oligarquía financiera española e internacional, conozco muy bien cómo funcionan los aparatos represivos del estado de clase y del sistema universal de dominación. Pondría mis conocimientos al servicio de la causa, en la fase de reconstrucción del Intelectual Orgánico Colectivo.

Dime algo pronto porque se me acaba el subsidio y aquí no hay cultura de la solidaridad ni leches y el clima no ayuda. El puente sobre el Támesis que me he ganado a cuchilladas es de los peores, cosa lógica porque los inmigrantes del Sur siempre nos hemos de conformar con lo que les sobra a los autóctonos.

Hoy por ti, mañana por mí.

José Luis Corcuera, ex ministro del Gobierno de España en la etapa de Modernización y ex jefe de seguridad privada de Su Graciosa Majestad Británica.

El cartero llamó dos veces. Tal vez porque no era estrictamente el cartero, sino lo que en otro tiempo se llamó un recadero. Un paquete de Andorra y al abrirlo un radiotransistor, AM/FM Stereo Receiver, para ser más exactos, como un tonelillo de plástico negro a colgar del cuello para dar aspecto de perro San Bernardo al más pintado. Y una nota escueta pero muy estudiada, de Charo:

La radio que tenías ya no había por dónde cogerla. Como eres un dejado seguro que no la has cambiado. En Andorra las radios crecen por las montañas. Recuérdame, que recordar es volver a vivir… decía una canción que cantaba mi madre. Esto es muy sano. ¿Por qué no te das una vuelta? Te haríamos precio especial. Pero las maletas te dan miedo. Es como si los demás te metieran dentro de ellas. En fin. Charo.

Y Carvalho conectó la radio para no pensar en lo que la radio significaba. Charo daba un paso para volver a empezar. A empezar ¿qué? La radio estaba cargada de información sorprendente. Los socialistas han vuelto a ganar las elecciones después de haber perdido el punto de orientación del enemigo y de las malas amistades. Las han ganado frente a un político con bigotillo, el eterno retorno del bigotillo español desde el Concilio de Trento hasta el infinito. Sin el Enemigo, el comunismo, desairados por las Malas amistades, el capitalismo, que se ha ido con el del bigotillo, los socialistas han vuelto a ganar las elecciones porque es lo único que saben ganar y los más vergonzosos o avergonzados se han escondido en sus chalés adosados, los que los tienen, para llorar a escondidas de los psiquiatras, los que los tienen. Biscuter se ha hecho anarquista y busca una fórmula modernizadora del lema: sin Dios, sin Rey y sin Patrón. La ciudad trata de impedir que lo construido para los Juegos Olímpicos se convierta en arqueología contemporánea. Biscuter también tiene opiniones sobre los Juegos Olímpicos y la ciudad resultante.

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