En el estado de Gilead las criadas forman un estrato social pensado para conservar la especie. Las mujeres f?rtiles que integran esta clase, y que destacan por el h?bito rojo con que se cubren hasta las manos, desempe?an una funci?n esencial: dar a luz a los futuros ciudadanos de Gilead. Sin embargo, en un mundo antiut?pico asolado por las guerras nucleares, gobernado por un c?digo extremadamente severo y puritano, que castiga con la pena de muerte a quien se aparta del sistema y en el cual la mayor?a de la poblaci?n es est?ril, engendrar no resulta f?cil. Existe siempre el temor al fracaso y la amenaza de la confinaci?n en la isla de seres inservibles m?s all? de las alambradas que rodean a la ciudad y del alto muro donde cuelgan, para que sirva de ejemplo, los cad?veres de los disidentes.