Su París forma, junto con La ciudad y El lugar, una `trilogía involuntaria` sobre el extrañamiento: los viajes que emprenden sus protagonistas parecen al comienzo incursiones razonables en la realidad cotidiana, pero luego se advierte que en esa `realidad` todo se transforma y se tuerce de continuo, y quien cuenta la historia está siempre un paso detrás de la nuestra en el asombro.