Литмир - Электронная Библиотека
A
A

No pudo seguir bajando. Aquella escena la paralizaba. Se quedó en mitad de la escalera, igual que Silberg, y notó que alguien la agarraba del brazo (un soldado: veía su mano enguantada). Escuchó un mareante vértigo de órdenes en inglés procedente de las profundidades:

– ¡Que nadie se acerque…! ¡Fuera los civiles! ¡¡Fuera los putos civiles!!

Las manos que tiraban de ella la sostuvieron de las axilas, alzándola de nuevo hacia la luz.

En ese instante oyó el trueno, y la luz se hizo enorme.

– Fue entonces cuando morimos todos -le dijo Elisa a Víctor diez años después.

47
{"b":"87844","o":1}