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Pero habrнa sido agradable que ella intentara sobornarlo, que lo hubiera intentado un poquito mбs. No habнa levantado ni siquiera un dedo para seducirlo, ni una ceja para hacerle una invitaciуn falsa. Su sinceridad era tan expuesta que a la mente de Miles, entrenada por SegImp y ya retorcida de natural, se le antojу ingenua. Cuando alguien se enamora desesperada, profundamente de otra persona, esa otra persona deberнa tener la cortesнa de notarlo…

La palabra clave, muchacho, es desesperadamente. Recuйrdalo.

Йl y Rian no compartнan amor, no compartнan la posibilidad futura de un amor. Ni compartнan objetivos. Lo que sн compartнan era un enemigo. Tendrнa que conformarse con eso.

Rian se levantу como para dar por terminada la reuniуn. Miles tambiйn se esforzу por levantarse mientras decнa:

— Ya vino a verla el ghemcoronel Benin? Tiene a cargo la investigaciуn de la muerte de Ba Lura.

— Eso me han dicho. Ha solicitado una entrevista dos veces. Todavнa no lo he recibido. Parece… persistente.

— Gracias a Dios. Todavнa tenemos la posibilidad de coordinar nuestras declaraciones. — Le resumiу rбpidamente su entrevista con Benin con йnfasis especial en la supuesta conversaciуn que habнan mantenido йl y Rian durante el primer encuentro-. Tenemos que pensar en una historia coherente para esta vez. Creo que Benin piensa seguir con esto. Lamento decir que yo lo alentй un poco. No supuse que el prнncipe Slyke se pondrнa tan pronto en evidencia.

Rian asintiу, caminу hasta la pared-ventana y seсalу varios lugares dentro del laboratorio. Explicу brevemente la visita que habнa hecho el prнncipe Slyke el dнa anterior.

— Con eso es suficiente?

— Sн, gracias. Puede decirle que hice muchas preguntas mйdicas sobre… la correcciуn de problemas fнsicos y que usted no pudo ayudarme mucho y me dijo que habнa acudido al lugar equivocado. — No pudo evitar agregar-: Mi ADN es completamente normal, sabe usted? Son daсos teratogйnicos. Fuera de su campo de experiencia y todo eso.

La cara de ella, siempre bella e inexpresiva como una mбscara, se hizo todavнa mбs frнa. Asustado, йl agregу:

— Ustedes, los cetagandanos, se pasan tanto tiempo pensando en las apariencias… Seguramente, usted ha visto falsas apariencias antes.

Basta. No digas ni una sola palabra mбs.

Ella abriу la mano en un gesto de aceptaciуn sin compromiso y volviу a su burbuja. Agotado, sin confianza en su propio control, Miles caminу en silencio junto a la burbuja hasta la entrada principal.

Salieron a un crepъsculo artificial luminoso. Unas pocas estrellas pбlidas brillaban en el hemisferio azul oscuro y aparentemente infinito del cielo. Sentados en un banco fuera del Criadero Estrella estaban Mia Maz, el embajador Vorob'yev y el ghemcoronel Benin, sumidos en una charla intrascendente. Todos levantaron la vista cuando apareciу Miles y las sonrisas de Vorob'yev y Benin adquirieron cierta acritud. Miles estuvo a punto de dar media vuelta y escapar corriendo al interior.

Rian seguramente sintiу lo mismo porque la voz en la burbuja murmurу:

— Ah, su gente lo estб esperando, lord Vorkosigan. Espero que la visita le haya resultado educativa, aunque no haya encontrado lo que esperaba. Buenas tardes. — Y se deslizу rбpidamente hacia el santuario del Criadero Estrella.

Ah, todo este asunto es una experiencia educativa, milady. Miles esbozу una sonrisa amable y trotу hacia el banco donde sus guardianes se levantaban para recibirlo. Mia Maz tenнa su amable hoyuelo de siempre. Era su imaginaciуn, o la afabilidad diplomбtica de Vorob'yev habнa adquirido cierta tensiуn? La expresiуn de Benin era menos fбcil de interpretar tras los remolinos del maquillaje.

— Hola — dijo Miles en voz alegre-. Usted… me ha esperado, seсor… No era necesario, gracias, gracias. — Las cejas de Vorob'yev se alzaron en un gesto de desacuerdo irуnico.

— Le han otorgado un honor sumamente inusual, lord Vorkosigan — comentу Benin, haciendo un gesto hacia el Criadero Estrella con la cabeza.

— Sн, la haut Rian Degtiar es una dama muy amable. Espero no haberla cansado con mis preguntas.

— Y recibiу usted las respuestas que esperaba? — preguntу Benin-. Entonces es usted un privilegiado.

No habнa error posible: ese comentario tenнa un lado amargo aunque, por supuesto, siempre podнa ignorarlo.

— Ah, sн y no… El criadero es un lugar fascinante, pero por desgracia esta tecnologнa no ofrece grandes recursos a mis necesidades mйdicas. Creo que voy a tener que seguir pensando en la intervenciуn quirъrgica. No me gusta la cirugнa… siempre me sorprende lo dolorosa que resulta. — Parpadeу con gesto afligido.

Maz mostraba una expresiуn comprensiva. Vorob'yev seguнa con su aire grave y taciturno. Estб empezando a sospechar algo. Mierda.

En realidad, tanto Vorob'yev como Benin parecнan dos personas a quienes la presencia de otro impide saltar sobre un tercero, acorralarlo contra la pared y retorcerlo hasta arrancarle la verdad por la fuerza.

— Si ya ha terminado — dijo Benin-, les acompaсarй hasta los portales del Jardнn Celestial.

— Sн. El auto de la embajada estб esperбndonos, lord Vorkosigan — agregу Vorob'yev con severidad.

Caminaron en grupo detrбs de Benin, siguiйndolo por los senderos del jardнn.

— El verdadero privilegio de hoy ha sido toda esa poesнa — siguiу diciendo Miles de buen humor-. Y a usted, cуmo le van las cosas, ghemcoronel? Ha progresado en su caso?

Benin torciу el gesto.

— Sigue siendo muy confuso… — murmurу.

Apuesto a que no. Por desgracia, o tal vez por suerte, йse no era el lugar ni el momento para olvidarse de todo y hablar con franqueza del trabajo de seguridad que ambos compartнan.

— Ay, Dios — dijo Maz y todos dejaron de caminar para examinar lo que habнa descubierto de pronto en una curva del sendero.

Un marco de bosques y una quebrada artificial. Bajo la luz del crepъsculo, entre los бrboles y a lo largo del arroyo, se agazapaban cientos de ranas arborнcolas, diminutas y luminosas, de colores acaramelados. Estaban cantando. Cantaban en acordes, acordes musicalmente perfectos: un acorde subнa y bajaba, e inmediatamente despuйs lo reemplazaba otro. La luz de las criaturas aumentaba y disminuнa de intensidad segъn el canto, y asн, la vista podнa seguir el progreso de cada una de las notas tanto como el oнdo. La acъstica de la quebrada llevaba esa mъsica que no era mъsica de un lado a otro, en tonos sinergйticos. Miles olvidу momentбneamente todos sus problemas, absorto por la belleza y el absurdo del espectбculo, hasta que una tosecita de Vorob'yev rompiу el hechizo y el grupo siguiу adelante.

Fuera de la cъpula, la noche de la capital se extendнa tibia, hъmeda y brillante como un damasco; rugнa con el ruido subliminal de la vida. La noche y la ciudad, prolongadas hasta el horizonte y mбs allб.

— Me impresiona el lujo haut… pero siempre termino pensando en el volumen de la base de sustentaciуn econуmica que tiene — comentу Miles a Benin.

— Cierto — asintiу Benin con sonrisa irуnica-. Y segъn tengo entendido, la tasa de impuestos per cбpita de Barrayar duplica la de Cetaganda. El emperador cetagandano cultiva el bienestar econуmico de sus sъbditos tanto como su jardнn. Al menos eso dicen.

Benin no era inmune a la tendencia cetagandana a la competencia. Y los impuestos eran un asunto muy variable en Barrayar.

— Lamento tener que estar de acuerdo — le contestу Miles-. El problema es que estamos obligados a igualarlos a ustedes en lo militar con un cuarto de los recursos reales. — Se mordiу la lengua para no agregar: Por suerte, no es demasiado difнcil, o alguna otra frase irуnica.

Pero en realidad Benin tenнa razуn, reflexionу Miles cuando el auto de superficie de la embajada se elevу sobre la capital. La gran semiesfera plateada resultaba impresionante hasta que uno miraba la ciudad que se extendнa cien kilуmetros a la redonda en todas direcciones, por no mencionar el resto del planeta y los otros siete mundos… y hacнa nъmeros. El jardнn Celestial era una flor, pero sus raнces estaban en otra parte, en el control haut y ghem de otros aspectos de la economнa. La Gran Llave le pareciу de pronto una palanca demasiado pequeсa para mover ese mundo. Prнncipe Slyke, creo que es usted un optimista.

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