Литмир - Электронная Библиотека
A
A

— Algo anda mal, milord? — Maz levantу la vista, preocupada.

— Lo lamento, las piernas me molestan un poco. Probablemente tenga que consultar con el mйdico de la embajada…

— Preferirнa usted seguir con esto mбs tarde? — preguntу Maz instantбneamente.

— Bueno… a decir verdad, creo que ya he recibido todas las lecciones de etiqueta que puedo asimilar en una sola tarde.

— Ah… pero hay mucho, muchнsimo mбs. — Sin embargo, Miles debнa de estar realmente pбlido porque ella se levantу y dijo-: Demasiado para una sola clase, sн, por supuesto. Le molestan mucho sus heridas? No creн que fueran tan graves.

Miles se encogiу de hombros, como avergonzado. Tras la despedida de rigor y la promesa de volver a ver a su tutora vervani muy pronto, Ivan se hizo cargo de los deberes de anfitriуn y escoltу a Maz a la planta baja.

Volviу inmediatamente, sellу la puerta detrбs de йl y se lanzу sobre Miles.

— Tienes alguna idea del lнo en que nos hemos metido? exclamу.

Miles estaba sentado frente a la comuconsola, releyendo la descripciуn oficial — totalmente inexacta, por cierto— de la Gran Llave, mientras la imagen del objeto flotaba como un conjuro frente a su nariz por encima de la placa de vнdeo.

— Sн. Tambiйn sй que vamos a salir bien parados. Tъ lo sabes?

Eso hizo que Ivan se detuviera.

— Sabes algo que yo no sepa?

— Si me lo dejaras a mн, creo que podrнa devolver esa cosa a su verdadero dueсo sin que el asunto trascendiese.

— Por lo que dijo Maz, el verdadero dueсo es el emperador de Cetaganda.

— Bueno, en realidad, sн. Deberнa decir, devolvйrsela a su verdadera guardiana. Que, si leo bien las seсales, estб tan desesperada por haberla perdido como nosotros por haberla encontrado. Si puedo devolvйrsela sin armar jaleo, no creo que vaya por ahн diciendo a todo el mundo que la perdiу. Aunque… me pregunto cуmo fue que la perdiу. — Algo no encajaba, y estaba ahн, justo por debajo de su percepciуn consciente.

— ЎNosotros atacamos a un servidor imperial! ЎAsн la perdiу!

— Sн, pero quй estaba haciendo Ba Lura con ese objeto en la estaciуn orbital de transferencia? Por quй habнa manipulado los monitores de Seguridad del compartimiento de embarque?

— Lura se estaba llevando la Gran Llave a alguna parte. Por lo que sй, tal vez la llevaba a la Gran Cerradura. — Ivan caminaba alrededor de la comuconsola como un leуn enjaulado-. Asн que el pobre hombre se corta la garganta a la maсana siguiente porque perdiу este objeto, que estaba a su cuidado, y todo por culpa nuestra… Mierda, Miles. Me siento como si hubiйramos matado a ese vicio chiflado. No nos hizo ningъn daсo, sуlo se equivocу de lugar y tuvo la mala suerte de asustarnos.

— Es eso lo que pasу? — murmurу Miles-. En serio? — Es йsa la razуn por la que estoy tan desesperado? Es йsa la razуn por la que quiero que la historia tenga otro sentido, cualquier sentido menos йse? A la idea de Ivan no le faltaba lуgica. El viejo ba, encargado y responsable de transportar el precioso objeto, pierde la Gran Llave a manos de unos bбrbaros extranjeros, confiesa su desgracia a su seсora y se mata para expiar sus culpas. Listo. De pronto, Miles tenнa nбuseas-. Pero… si la llave era tan importante… por quй no estaba rodeado de un escuadrуn de ghemguardias imperiales?

— ЎDios, Miles! ЎOjalб hubiera habido guardias!

Un golpe firme en la puerta. Miles apagу rбpidamente la comuconsola y abriу la cerradura.

— Adelante.

El embajador Vorob'yev entrу en la habitaciуn y le dirigiу una inclinaciуn de cabeza mбs o menos cordial. Llevaba un montуn de papeles perfumados, de colores delicados.

— Hola, milores. Le ha resultado ъtil su clase con Maz, lord Vorkosigan?

— Sн, seсor — dijo Miles.

— Me alegro. Lo suponнa. Esa mujer es muy competente. — Vorob'yev levantу los papeles-. Mientras ustedes estaban con ella, llegу esta invitaciуn para los dos, de lord Yenaro. Junto con varias sinceras disculpas por el incidente de anoche. Seguridad de la embajada abriу, rastreу y analizу quнmicamente la escultura. Informaron que los йsteres eran inocuos. — Con ese pronunciamiento sobre Seguridad, le entregу los papeles a Miles-. Ustedes deciden si quieren aceptar. Si considera que el infortunado efecto colateral del campo de fuerza de la escultura fue un accidente, lord Vorkosigan, tal vez convendrнa que asistiera a la fiesta. Completarнa la disculpa y todo quedarнa reparado.

— Ah, claro que iremos… — La disculpa y la invitaciуn estaban escritas a mano en el mejor estilo cetagandano-. Pero voy a mantener los ojos bien abiertos. Ah… no volvнa hoy el coronel Vorreedi?

Vorob'yev hizo una mueca.

— Le han surgido unos aburridos problemas. Pero en vista del extraсo incidente en la embajada marilacana, ya lo he dispuesto todo para que lo sustituyan maсana mismo. Desea usted un guardaespaldas? No abiertamente, claro, eso serнa otro insulto…

— Mmmm… Tenemos un conductor, no es cierto? Que sea un hombre entrenado, y quiero comunicaciуn con йl. Comus. Y que no se aleje mucho, por si acaso.

— Muy bien, lord Vorkosigan. Ahora mismo lo dispongo. — Vorob'yev asintiу-. Y… en cuanto al incidente de la rotonda…

A Miles le latнa el corazуn.

— Sн?

— Por favor, no vuelva a separarse del grupo.

— Recibiу usted una queja? — Y de quiйn?

— Uno aprende a interpretar ciertas miradas heridas. Los cetagandanos considerarнan poco correcto protestar… pero si los incidentes desagradables se acumulan…, no creo que les parezca tan poco correcto tomarse algъn tipo de venganza indirecta y extraсa. Ustedes dos se irбn dentro de diez dнas, pero yo tengo que seguir aquн mucho tiempo. Por favor, no me hagan el trabajo mбs difнcil de lo que ya es…

— Entendido, seсor — dijo Miles con voz alegre.

Ivan parecнa hondamente preocupado: no pensarнa confesбrselo todo a Vorob'yev? Todavнa no, porque el embajador saliу sin que Ivan se arrojara a sus pies.

— Por poco no es suficiente para un guardaespaldas — seсalу apenas la puerta se sellу otra vez.

— Ah, entonces estбs empezando a ver las cosas a mi manera, no? Pero si vamos a casa de Yenaro, no puedo evitar el riesgo. Tengo que comer, beber y respirar… todas rutas de ataque que un guardia armado no tiene muchos medios de controlar. De todos modos, mi mayor defensa es que serнa un terrible insulto para el emperador cetagandano si alguien de una delegaciуn extranjera quedara realmente lastimado en las ceremonias del funeral de su augusta madre. Yo predigo que, si es que ocurre algъn otro incidente, serб igualmente sutil y no fatal. — E igualmente enfurecedor, claro estб.

—  Ah, sн? Cuando ya hay una baja definitiva? — Ivan se quedу callado por un tiempo-. Crees que… todos estos incidentes estбn relacionados? — Hizo un gesto con la cabeza hacia los papeles perfumados que Miles sostenнa en la mano y el cajуn del escritorio de la comuconsola-. Admito que no sй de quй modo podrнan relacionarse.

— Te parece que se puede tratar de simples coincidencias?

— Mmmm… — Ivan frunciу el ceсo mientras reflexionaba la respuesta-. Y dime — dijo, seсalando otra vez el escritorio y el cajуn-: Cуmo piensas sacarte de encima el aparatito de la emperatriz?

Miles torciу la boca en una sonrisa al reparar en la diplomбtica construcciуn que Ivan habнa utilizado para la frase.

— No te lo puedo decir por el momento. — Sobre todo, porque no lo sй. No todavнa. Pero la haut Rian Degtiar tenнa que estar pensбndolo en ese mismo momento. Miles toqueteу, distraнdo, el ojo de Horus plateado, insignia de SegImp, prendido al cuello negro de su uniforme-. La reputaciуn de una dama estб en juego.

Los ojos de Ivan adquirieron una expresiуn burlona por la forma en que Miles habнa aludido a las relaciones personales de su primo.

— A la mierda con eso. En serio estбs haciendo algo secreto para Simуn Illyan?

— Si fuera asн, no podrнa decнrtelo, no te parece?

— No tengo la menor idea. Mierda. — Ivan lo mirу, frustrado, durante otro momento y luego se encogiу de hombros-. De todos modos, es tu funeral, no el mнo…

17
{"b":"48063","o":1}