Había dado a luz a todo un ámbito de pensadores raros, una casta nueva y problemática que consideraba a Emory como su biblia y practicaba unas «Integraciones» experimentales con la idea de que eso expandiría la conciencia, fuera lo que fuese la «conciencia». Ya había tres casos en las Salas; CIUD de Novgorod que habían tomado dosis masivas para llegar a tal estado, se habían realizado intervenciones profundas mutuamente y ahora volvían loco al viejo Gustav Morley cuando criticaban su metodología. Un puñado de admiradores había enfurecido a Seguridad, al tratar de salir del salón principal de LINEAS AÉREAS RESEUNE y llegar a la Casa, proclamando que venían a ver a Ariane Emory, con el resultado de que Reseune estaba considerando con urgencia la idea de construir una nueva terminal para los vuelos comerciales lejos de la antigua, donde, en el pasado, la Familia y los viajeros regulares de LÍNEAS AÉREAS RESEUNE se habían mezclado sin darle importancia. Un puñado de pretendidos discípulos había aparecido en Moreyville buscando un barco hasta que la gente del lugar, por suerte, se había dado cuenta de sus intenciones y había llamado a la policía.
Dios mío, ¿qué haría yo si me encontrara a uno de esos lunáticos? ¿Qué andan buscando?
Es una etapa. Una moda. Terminará. Si no me persiguieran, andarían buscando transmisiones de extraterrestres en los vídeos.
¿Por qué no nos dimos cuenta de esta posibilidad? Pero claro que nos dimos cuenta. Justin lo previo. Siempre hay un margen. Siempre hay una respuesta fácil, la fórmula secreta, o lo que sea. Novgorod está en un caos. Los pacifistas amenazan a la gente, los salarios se han congelado y hay escasez.
Signos de peligro. La gente que busca respuestas. Que busca atajos.
Que los busca en el trabajo de una Especial asesinada. Un la persona de su réplica, mientras los Nye desaparecían, mientras el período de inestabilidad después del asesinato conllevaba nuevas inestabilidades, una elección tras otra, bombas, escasez y la niña, la niña que casi llegaba a la madurez y la habilidad esperadas, anunciándose con la recuperación de las notas perdidas y legendarias de Ari senior. Que esperaba que Ciencias entendiera. Pero Novgorod las está entendiendo en un ámbito completamente distinto.
Los nietos de los azi, la herencia de Reseune: la creación personal de Ari, sin teoría en un ordenador de Sociología. Está ahí. Está listo.
Y Giraud, mierda, no puede quedarse en ese sillón el tiempo suficiente para que yo pueda ocuparlo.
—Fuera vídeo —dijo. Se reclinó y cerró los ojos, sintiendo esa sensación de inquietud general que indicaba la exactitud de su ciclo menstrual.
Mañana debería trabajar dentro, no ver a nadie. Hoy he hecho daño a Denys. Ya lo había Atrapado, no necesitaba darle ese golpe. ¿Por qué mierda lo hice? ¿Por qué estoy tan furiosa?
Nivel alto de adrenalina, eso es lo que me sucede. Por no mencionar el resto del cóctel endocrino menstrual.
Mierda, le di un golpe bajo. Denys no se lo merecía.
Sé hasta dónde llegó Ari. Su genio, su temperamento, la rabia que siempre temía dejar escapar.
Frustración con lo irracional, con un universo que se movía demasiado lento para la velocidad de su mente.
Dios, ¿qué me está pasando?
Sintió el sabor de la sangre y se dio cuenta de que se había mordido el labio. Trató de pensar en otra cosa.
Apretó las manos contra la frente, se apoyó en el respaldo y cerró los ojos, pensó en la cinta, la de Justin, pensó...
Dios, no. No cuando estaba con tanta contradicción. No cuando podía pensar en eso como algo propio. Dejarla en la biblioteca, cerrada, a salvo. Dejarla ahí.
No era... ¡Por Dios!, no era para entretenerse.
Mierda, Ari, ¡deja eso!
Mira los peces, maldita sea. Mira cómo procrean los peces, cómo se alimentan y cómo se mueven y viven sus cortas vidas, ida y vuelta, ida y vuelta en la pecera junto al escritorio.
Sexo y muerte. Alimentarse y devorar a sus propios hijos si Dios no tomaba precauciones e intervenía con la red. ¿Cuánto podía sobrevivir un ecosistema recibiendo siempre la masa biológica de sus muertes y sus nacimientos y la luz del sol artificial?
Si los colocas con los peces grandes, no quedará un solo pez azul.
¿Sabes si los peces ven los colores?
Empezó a respirar mejor. El tiempo transcurrió un poco más lentamente. Finalmente, pudo suspirar, bajar la temperatura emocional y posponer la idea de pensar. Se levantó, desconectó todo el sistema y se fue al dormitorio, en silencio, para que Florian y Catlin no se dieran cuenta.
Sólo deseaba irse a la cama. Pero se sentó mirando con ojos muy abiertos la esquina de la cómoda donde estaba Poca-cosa, vieja, poco respetable. No había condenas en ella.
Pensó en guardarla dentro del cajón. ¿Y si hubiera traído a Justin a la habitación cuando ella estaba ahí, para que se riera de Poca-cosa?
Ese era el problema, que no había juegos, que ya no había toma y daca con sus amigos, ya no se tiraban dardos para ver adonde iban y para que viniera el tío Denys, con su ingenio duro y sagaz, a ponerla en su lugar. Trató de conseguir esta reacción de él y no hubo respuesta, no hubo humor, nada excepto la defensa cansada de un viejo que ya no representaba el poder, sólo un ser amenazado.
Flotando en la oscuridad del espacio.
Bienvenida al mundo real. Poca-cosa está vieja. Denys es un anciano asustado. Y tú eres lo que él teme. La gente no quiere discutir contigo: ¿quién quiere perder todo el tiempo?
Podría hacer lo que quisiera en Reseune. Como tomar a alguien, cualquier cosa, enseñarles lo que puedo hacer. En un día, podría enloquecer de miedo a este lugar, hacerles comprender que tengo la sartén por el mango.
Todos me querrían entonces, ¿verdad?
Poca-cosa la miró con los ojos muy abiertos.
Debería llevarte al trabajo, ponerte en el escritorio. Tú eres el mejor interlocutor que tengo en Reseune.
Mierda, alguien que me gaste una broma, alguien que me haga reír, alguien que me conteste, por amor de Dios.
Veo todas las estaciones estelares, todos los grupos azi, todo en un flujo lento, tan lento, y tan peligroso...
¿No me aconsejas, Poca-cosa?
Amy, Maddy, Tommy y Sam. Fiarían y Catlin, Justin y Grant. Yanni. Y Andy en AG.
Está hablando, tonta. Todo el universo habla. Escucha y asómbrate.
Nelly. Mamá y Ollie. Denys. Giraud-presente y el Giraud-futuro.
La estática de los soles.
—¿Sera...? Ella suspiró.
Volvió al presente, una figura de negro en el umbral, alta y rubia. Preocupada.
—Estoy bien —dijo ella y descubrió que tenía las piernas dormidas. Una tontería, por suerte era una tontería. Se frotó los muslos doloridos y se levantó con movimientos descoordinados para inclinarse sobre la cabecera de la cama.
Cuando pudiera mantenerse en pie, iría a la cómoda, cogería a Poca-cosa y la pondría en un cajón.
Catlin le dirigió una mirada extrañada. Pero ella dudaba que Catlin hubiera entendido a Poca-cosa.
VIII
Ponche y galletitas dulces. Ari tomó una de la mesa, ignorando las otras delicias elaboradas en la cocina, saboreó aquel sabor sencillo y tomó un sorbo del ponche verde que le gustaba, gracias, el que no tenía alcohol.
Una niña se deslizó entre los mayores y tomó un puñado de galletitas; y se alejó al cabo de un instante. Un escape rápido. Era Ingrid Kennart, de seis años. Ari se rió por un recuerdo fugaz. Y, francamente, por un momento no pudo recordar si se trataba de un destello de alguna cinta de Archivo o si pertenecía a su propio pasado.