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Había problemas. Que Warrick llegara en compañía de Ari era tan sorprendente como descubrir a los centristas acostados con los expansionistas en la misma cama. El personal de Warrick no estaba con él, sólo su jefe de Casa, Paul, que lo seguía con expresión seria y llena de ansiedad mientras transportaba un equipo de vuelo.

Abban tal vez podría conseguir rumores del personal, los que pertenecían a la Familia y podían hablar libremente. Giraud se lo ordenó y luego echó a andar con Ari, Denys y el silencioso Florian, quien los precedió hacia el vestíbulo en cuanto abrieron las puertas. Catlin caminaba detrás junto con Seely, el azi de Denys.

Ni una palabra hasta que estuvieran en la oficina más privada de Denys y éste conectó la unidad que proporcionaba una pantalla anti-escuchas en la habitación. Luego:

—Tenemos un problema —dijo Ari mientras abría con cuidado el portafolios, colocado con precisión sobre la madera importada y muy cara del escritorio de Denys.

—¿Hope está en problemas? —preguntó Denys, cogiendo la ficha que ella le alargaba—. ¿Oes Jordan?

—Gorodin nos prometió la aprobación unánime del proyecto Hope, si Jordan consigue un puesto en el establecimiento militar de psicología en Fargone que nosotros tendremos escondido en nuestro presupuesto.

—Dios —exclamó Giraud, sentándose.

—Ahora dime cómo se puede comprar el voto de Mikhail Corain y por qué el puesto de Jordan aparece en el trato.

Giraud no tenía ninguna duda. Obviamente, Ari tampoco.

—Se ha convertido en un problema —concluyó Ari.

—No podemos tocarlo —observó Giraud. El pánico lo inundó. A veces Ari se olvidaba de que había límites, o de que la prudencia los exigía.

—Él cuenta con eso, ¿no es cierto? —dijo en voz completamente serena. Ari se acomodó en la silla que quedaba—. Todavía hay que votarlo. No tenemos que ponerlo en votación hasta que el establecimiento mismo exista. Y tenemos la asignación.

Giraud estaba sudando. Resistió un impulso de secarse la frente. La pantalla de sonido le hacía rechinar los dientes, pero en este momento sentía la incomodidad muy adentro, en las entrañas.

—Bueno, no es tan malo —observó Denys y echó hacia atrás la silla mientras se apoyaba las manos sobre el enorme vientre—. Podemos salir del paso. Jordie es un tonto. Podemos poner su sección bajo Administración, absorber a su personal y a sus archivos, esto para empezar.

—No es tonto —replicó Ari—. Quiero saber si nos faltan archivos.

—¿Crees que dejó algo en Novgorod?

—Es muy capaz.

—Maldita sea —exclamó Giraud—. Ari, te lo advertí, te lo advertí.

Ari inclinó la cabeza y lo miró de reojo.

—Escúchame bien: supongamos que él se va; Justin, el hijito, se queda.

—Tenemos cinco años más de presupuesto. ¿Qué mierda vamos a hacer cuando Jordie esté ahí fuera, frente a las cámaras?

—No te preocupes por eso.

—¿Qué quieres decir con «no te preocupes por eso»?

—Jordie está aquí, ¿no? Ha dejado a sus ayudantes, a su personal, a todos menos a Paul en Novgorod. Yo no le he acusado de la fuga de Seguridad. Sólo envié a Florian a decirle que lo necesitaba. Él se da perfecta cuenta de lo que ha hecho y de que yo sé que lo hizo.

—Si lo tocas... Escucha. No habrá dado este paso sin estar preparado. Dios sabe el daño que puede hacernos. O el tipo de información que ha sacado de aquí. Dios mío, ya sabía yo que...

—Jordan y sus pequeñas discusiones profesionales. Sus solicitudes de ser transferido. Sus peleas por el personal. Ah, todavía nos tratamos con amabilidad. Mantenemos debates sobre la política de Reseune. Estuvimos hablando en el viaje de vuelta. Y nos sonreímos mutuamente mientras tomábamos una copa. ¿Por qué no? Siempre hay la posibilidad de que yo haya creído a Gorodin.

—¡Él sabe a la perfección que no es posible!

—Y sabe que sé que éllo sabe y así hasta el infinito. De manera que nos mostramos amables. Escucha: no estoy preocupada. Él está seguro de que yo no me moveré hasta que averigüe lo que tiene. Está manipulando la situación. Nuestro Especial en Educación cree que es el mejor. Se está jugando el todo por el todo para que las cosas salgan como ha calculado. Me presentará pronto una contraoferta. Y yo plantearé la mía. Y así pasaremos los meses. Él está seguro de que puede igualarme movimiento a movimiento. Veremos. Me voy a mis habitaciones. Seguramente Florian ya lo ha comprobado todo. Voy a ducharme, a descansar un rato y leer los registros. Y comer bien. Una cena formal esta noche. Nada más, ¿verdad? Catlin aprobará el menú.

—Se lo comunicaré al personal —dijo Denys. Giraud sintió que se le revolvía el estómago al pensar en la comida.

—No estamos del todo en desventaja —les tranquilizó ella—. ¿Habéis visto las noticias? La coalición centrista empieza a mostrar algunas grietas. Corain ha hecho enfadar mucho a Ianni Merino. Un viejo como Corain... Esto se está moviendo demasiado rápido para él. Corain tenía a su gente lista para romper el quorum,pero ahora les dice que no, los abolicionistas creerán que se ha vendido, ¿no te parece? Dejemos que los enloquezca y empiecen a hablar de desmantelar los laboratorios. Esto intranquilizará a los moderados.

—¡Y ahí es donde Jordan nos puede hacer el mayor daño! Si va a la prensa...

—Ah, no creas que los abolicionistas van a fiarse de una voz que viene de Reseune.

—Si dice lo que tiene que decir, lo harán, mierda.

—Entonces, tendremos que hacer algo con su credibilidad, ¿no os parece? Reflexiona sobre eso, Gerry. Corain acabará aceptando, no va a votar a favor, claro, pero aceptará el establecimiento de un laboratorio de Reseune en la ruta de colonización de Hope. Los abolicionistas no están más cuerdos que antes, sólo más callados; y nosotros tenemos las garras metidas en sus organizaciones. Que Corain siga ocupado apagando fuegos en su propia cubierta. Gorodin tal vez descubra que esto es demasiado ruidoso para su gusto: siempre podemos ofrecerle algún trato. Él está con un pie a cada lado de la línea. Lu es el problema, ese maldito traicionero. Pero podemos persuadir a Gorodin. Ese establecimiento puede servir para nuestro propósito. Quiero que estudies todo eso y ya sabes con cuánta discreción. Usa tus contactos militares. El Departamento de Ciencias va a mandar una nave para notificar a Rubin su nuevo rango. Y van a tomar medidas para ponerlo en una residencia provisional de protección en la Zona Azul de Fargone. El equipo partirá este domingo, cuando el Atlantis salga hacia Fargone.

—¿Harogo va con ellos? —preguntó Denys.

—Claro. No habrá dificultades. El hará pasar el personal por la aduana y el Atlantis viaja a la velocidad de la luz.

—Los militares pueden ir más rápido.

—Eso es un problema. Pero Harogo representa una carta muy alta en su propia estación y piensa ofrecerles el segundo proyecto de construcción más importante que Fargone haya deseado nunca. El primero, claro, es el pasillo Hope. No habrá dificultades. Si los centristas tratan de hacerle algo a Rubin, Harogo puede destruirlos sin pensarlo dos veces. Nos encantaría que pasara eso. ¿Habéis visto el vídeo? Rubin es un inocente de ojos grandes. Ciencia pura y total vulnerabilidad. Pensé que eso nos venía bien.

—Pueden volverlo contra nosotros —observó Giraud.

—En mi opinión, podemos confiar en Harogo. A veces hay que concederles lo que piden.

—¿Hasta Warrick?

—Si por entonces lo quieren aún...

II

Ari sonrió amablemente a través de la mesa, a través de la ensalada a la vinagreta, producto de sus propios jardines y la roció con mucho keis, un queso sintético, en realidad una levadura salada, una costumbre de espacial. Su madre lo usaba. A Ari todavía le gustaba aquel gusto punzante y lo importaba con algunos problemas.

La mayor parte de la Familia lo aborrecía.

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