El vestíbulo del Union Royal se llenó de caras conocidas. Actores, actrices, productores, guionistas y directores se mezclaban con críticos, periodistas y literatos. Fotógrafos y cámaras de televisión corrían de un lado a otro persiguiendo con sus objetivos a las celebridades. La mirada de los curiosos que se arremolinaban a la entrada, agolpados contra las puertas de cristal que les cerraban el paso, convertía a los espectadores invitados al estreno en el propio espectáculo.
Los protagonistas llegaron con Fisher Arnld, al menos con media hora de retraso. Su aparición provocó una algarabía hollywoodiense. Las quinceañeras, que habían respetado hasta entonces la alfombra roja extendida en la calle, la invadieron para acercarse a ellos. Federico Celada intentaba proteger a Andrea Rollán del asedio de sus fans, al tiempo que se defendía de las manos que intentaban tocarle, sin perder la sonrisa, hizo un gesto enérgico a los de seguridad cuando sintió que le arrancaban un botón de la chaqueta. Consiguieron por fin llegar a la entrada en medio del griterío de los admiradores, envueltos por las espaldas de los gorilas.
Ulises charlaba con Estanislao y Estela. Fisher Arnld se dirigió a él nada más verlo, le saludó como a un viejo amigo, también Federico le estrechó la mano con efusividad, y Andrea le dio un abrazo y un beso. Todos los objetivos de las cámaras, todas las miradas, se dirigieron al lugar donde se encontraban. Tú soltaste el brazo de Matilde, y te arrimaste a ellos. Ulises te vio llegar al grupo y buscó a Matilde con la mirada. Tú no lo viste, pero ella os observaba. Vio cómo Estanislao te presentaba a Fisher y cómo Estela miraba fascinada el vestido de Andrea. Ulises le indicó con un gesto que se acercara, Matilde negó con la cabeza, sonrió y se dio la vuelta.
Andrea Rollán, Federico Celada y Fisher Arnld se despidieron de ti, de Estanislao y de Estela, en el momento en que Ulises se despidió de ellos para ir en busca de tu mujer.
—Nos veremos después de la proyección —les había dicho cuando Matilde se negó a unirse a vosotros, sin dejar de mirarla.
En un rincón apartado, junto al bar, Aisha, Pedro, Yunes y Farida, ataviados con sus mejores galas, se divertían señalando a cada famoso que reconocían. Habían llegado los primeros al Union Royal. Se colocaron ante la puerta cerrada, cada uno con su tarjetón en la mano, formando los cuatro una fila india durante más de media hora. El remolino que se formó a su alrededor, según fueron llegando los invitados, les obligó a deshacer su orden. Se juntaron los cuatro, y Pedro se quedó el último para proteger a los demás de los empujones. Defendieron su lugar, y cuando abrieron la puerta, entraron los primeros. Buscaron el mejor sitio, para poder observar la entrada, y escogieron el rincón junto al bar, que les ofrecía una panorámica perfecta para no perderse ningún detalle. Matilde caminaba en dirección al grupo cuando sintió que alguien la cogía por los hombros.