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299Aquélla será mi mujer.

300Encantado de verlos.

301Dispone todo a su antojo.

302Ser hombre.

303El placer de sentirse cortejadas. [...] Y Natalia, hay que admitirlo, es muy sensible.

304En el territorio de la Ternura.

305Ya sabe que entre primos la intimidad lleva a veces al amor. Los primos son peligrosos vecinos, ¿verdad?

306Los casamientos se hacen en el cielo.

307De malas maneras.

308Es encantador, no tiene sexo.

309Forzar la consigna.

310La bilis y el delirio. Tranquilícese, volveré mañana.

311El duque de Oldenburgo lleva su desgracia con una fuerza de ánimo y una resignación admirables.

312Querido, con nuestros quinientos mil hombres sería fácil tener un buen estilo.

313Se muestra muy asiduo con ella.

314Hay que mostrarse melancólico. Y él se muestra muy melancólico con la señorita Karáguina.

315Rústicos árboles, vuestras oscuras ramas sacuden sobre mí las tinieblas y la melancolía.

316La muerte es consoladora y la muerte es tranquila: / ¡Oh! Contra los dolores no hay otro asilo.

317Hay algo encantador en la sonrisa de la melancolía. Es como un rayo de luz en la sombra, un matiz entre el dolor y la desesperación, que muestra que el consuelo es posible.

318Venenoso alimento de una alma demasiado sensible, / tú, sin quien me es imposible la felicidad, / tierna melancolía, ah, ven a consolarme / ven a calmar los tormentos de mi retiro sombrío / y mezcla secreta dulzura / al llanto que siento fluir...

319Siempre tan encantadora y melancólica nuestra querida Julie.

320Querido, sé de muy buena fuente que el príncipe Vasili envía a su hijo a Moscú para casarlo con Julie.

321Natalia, los cabellos.

322Dólojov, el persa.

323¿Verdad que es admirable este Duport?

324Son las mujeres bonitas. [...] Será la más bonita de todas. Venga, querida condesa, y en prenda deme esa flor.

325Adoro a las jovencitas.

326¡Oh! ¡Deliciosa! ¡Encantadora!

327Gasa metálica.

328Está loco, loco de amor por usted.

329¡Qué deliciosa! Aunque ame a alguien, amiga mía, ésa no es razón para que se recluya en un claustro; y aunque estuviese prometida, creo que su novio desearía que se dejara ver en sociedad durante su ausencia antes de morir de aburrimiento.

330Una palabra, una sola, en nombre de Dios.

331¡Ah, qué pie, mi querido, qué mirada! ¡Una diosa!

332Si en mi salón usted se permite...

333No seré violento, no tema.

334Como hombre de honor.

335Tras las huellas de Monsieur [tras lo que otro despreció].

336Señor hermano mío, consiento en devolver el ducado al duque de Oldenburgo.

337Los buenos principios.

338Derramar la sangre de sus pueblos.

339Moscú, la ciudad santa.

340¡Esta vez sí que iremos lejos! ¡Oh, cuando él se mezcla en el asunto es que va de veras! ¡Míralo! ¡Viva el Emperador!... Ahí es tán las estepas de Asia... Un feo país. Hasta la vista, Beauché; te reservaré el mejor palacio de Moscú.. Hasta la vista. Buena suerte... ¿Has visto al Emperador? ¡Viva el Emperador!... Si me nombran gobernador de la India, Gérard, te haré ministro de Cachemira. ¡Viva el Emperador! ¡Viva! ¡Cómo huyen esos pícaros cosacos! ¡Viva el Emperador! ¿Lo ves? Yo lo he visto dos veces como te veo a ti. El pequeño cabo. Lo vi cuando imponía la cruz a uno de los veteranos. ¡Viva el Emperador!

341Al que quiere perder, le quita la razón.

342El rey de Nápoles.

343¡Viva el rey!

344¡Estos infelices no saben que mañana los dejo!

345Os hice rey para que gobernaseis a mi manera y no a la vuestra.

346De Bal-machéve. [...] Encantado de conocerlo, general.

347Y bien, general, al parecer ahora sólo queda la guerra.

348Sire, mi señor el Emperador no desea en absoluto la guerra, como Su Majestad puede ver.

349Realeza obliga.

350¡Oh, mi querido general! Deseo de todo corazón que los Emperadores lleguen a un acuerdo y que esta guerra, comenzada a mi pesar, concluya lo antes posible.

351No lo entretengo más, general: deseo éxito a su misión.

352Démelo, yo se lo haré llegar al Emperador.

353Sire, el Emperador mi señor...

354Los estremecimientos de mi pantorrilla izquierda son una señal para mí.

355Todo eso lo habría debido a mi amistad. ¡Qué hermoso reinado! ¡Qué hermoso reinado! [...] ¡Qué magnífico reinado habría podido ser el del emperador Alejandro!

356¡Un soberano no debe intervenir en el ejército más que cuando es general!

357Le doy mi palabra de honor de que tengo quinientos treinta mil hombres a este lado del Vístula.

358Y sin embargo, ¡qué hermoso reinado habría podido tener su Soberano!

359No lo entretengo más, general; recibirá mi carta al Emperador.

360Moscú, la santa.

361Tal como todos los caminos llevan a Roma, todos los caminos llevan a Moscú.

362Que el Emperador le tire a uno de la oreja.

363Bien: ¿no dice nada, admirador y cortesano del emperador Alejandro?

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