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Y la sensatez se impuso. Las dos partes llegaron a un compromiso, un compromiso obligado, lo repetimos, sobre una base rigurosamente valorada. A tenor del mismo, se envió a la estación orbital Paritet un radiograma cifrado del Centrun con el siguiente contenido:

«A los cosmonautas 1-2 y 2-1. Se os comunica la obligación de poneros inmediatamente en contacto por radio, mediante los sistemas de a bordo de la Paritet, con los paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1 que se encuentran en una galaxia fuera del sistema solar, en el llamado sistema del astro Poseedor, en el planeta Pecho Forestal. Es indispensable informarlos urgentemente de que, en base a las conclusiones de las comisiones de las dos partes, que estudian los informes sobre la civilización extraterrestre descubierta por los paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1, el Centrun ha adoptado una resolución inapelable:

»a) No permitir el regreso de los ex paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1 a la estación orbital Paritet, y por ello tampoco a la Tierra, como personas indeseables para la civilización terrestre.

»b) Declarar a los habitantes del planeta Pecho Forestal que rehusamos entrar en cualquier tipo de contacto con ellos por considerarnos incompatibles desde el punto de vista de la experiencia histórica, de los intereses vitales de ambas partes y de las peculiaridades del actual desarrollo de la sociedad humana en la Tierra.

»c) Prevenir a los ex paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1, así como a los extraterrestres que se hallan en contacto con ellos, para que no intenten establecer contacto con los terrícolas, y mucho menos penetrar en la esfera periférica de la Tierra, como tuvo lugar en el caso de la visita de los extraterrestres a la estación orbital Paritet en la órbita "Tramplin".

»d) Con objeto de aislar la esfera periférica de la Tierra, ante la posible intrusión de aparatos voladores de procedencia extraterrestre, el Centrun declara que se establece con carácter de urgencia un régimen transcósmico extraordinario que lleva el nombre de Operación Anillo y que consiste en la programación de una serie de cohetes-robots militares de protección en las órbitas correspondientes, calculados para destruir mediante radiaciones láser-nucleares cualquier objeto que se acerque por el cosmos al globo terráqueo.

»e) Llevar a conocimiento de los ex paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1, que entraron sin autorización en contacto con los seres extraterrestres, que con fines de seguridad, y para conservar la estabilidad de la estructura geopolítica de los terrícolas, queda excluida cualquier posibilidad de contacto con ellos. Para ello, se tomarán todas las medidas para conservar en riguroso secreto el acontecimiento que ha tenido lugar, y aquellas otras que impidan la reanudación de los contactos. Con este fin, la órbita de la estación Paritet se cambiará inmediatamente y los canales de radio de la estación se cifrarán de nuevo.

»f) Advertir una vez más a los extraterrestres del peligro que representa acercarse a las zonas "anillo" que rodean el globo terráqueo.

»Centrun. A bordo del portaviones Conventsia

Al recurrir a estas medidas de protección, el Centrun se vio obligado a congelar por cierto tiempo todo el programa «Demiurg», relativo a la conquista del planeta Iks. La estación orbital Paritetse debía llevar a otros parámetros de rotación, donde sería utilizada para observaciones cósmicas normales. Se decidió poner bajo la custodia de la neutral Finlandia el portaviones Conventsia, de investigación científica. Una vez lanzado al lejano cosmos el sistema «Anillo», todo el personal de la Paritet, todos los empleados científicos y administrativos, y todo el servicio auxiliar, debía licenciarse con el riguroso compromiso de no revelar en toda su vida el motivo de la cancelación de las actividades del Centrun.

Para el gran público, la intención era declarar que los trabajos del programa «Demiurg» se detenían por un tiempo indeterminado debido a la necesidad de prospecciones y correcciones básicas en el planeta Iks.

Todo estaba cuidadosamente previsto. Y todo debía ponerse en práctica inmediatamente después del urgente establecimiento del «Anillo» alrededor del globo terrestre.

Antes de ello, inmediatamente después de la reunión de las comisiones, todos los documentos, todos los códigos, toda la información de los ex paritet-cosmonautas, todas las actas, todos los filmes y papeles que tuvieran cualquier relación con aquella triste historia, fueron destruidos.

En el océano Pacífico, al sur de las Aleutianas, iba muriendo el día. El tiempo continuaba siendo, como antes, relativamente soportable. Sin embargo, la agitación del océano iba creciendo gradualmente. Se oía ya el retumbar de las olas, que hervían por todas partes.

El personal del ala de aviación del portaviones esperaba tensamente la salida de los miembros de la comisión plenipotenciaria hacia los aviones al terminar la reunión. Al fin, salieron todos. Se despidieron. Unos fueron a uno de los aviones y otros a otro.

El despegue fue perfecto a pesar del balanceo. Uno de los aviones salió rumbo a San Francisco; el otro hacia la parte opuesta, hacia Vladivostok.

Bañándose en los vientos de las alturas, la Tierra seguía sus eternos círculos. La Tierra flotaba... Era un pequeño granito de arena en la inconmensurable infinitud del universo. Granitos de arena como ése los había en gran cantidad en el universo. Pero sólo en éste, en el planeta Tierra, vivía y existía gente. Vivían como podían y como sabían, y a veces, traspasados de curiosidad, intentaban conocer si había en otros lugares seres semejantes a ellos. Discutían, elaboraban hipótesis, desembarcaban en la Luna, enviaban aparatos automáticos a otros cuerpos celestes, pero cada vez se convencían con amargura de que en ninguna parte de los alrededores del sistema solar había nadie ni nada semejante a ellos, ni ningún tipo de vida. Luego se olvidaron de ello, tenían otras preocupaciones, no era fácil vivir y estar de acuerdo entre sí, y además, costaba trabajo conseguir el pan de cada día... Muchos consideraban que aquél no era su problema. Y la Tierra iba rodando por sí misma...

Todo aquel mes de enero había sido muy frío y brumoso. ¿De dónde vendría tanto frío a Sary-Ozeki? Los trenes iban con los bujes helados, puestos al rojo blanco por el crudo frío. Tras la ventisca y la helada resultaba curioso ver las negras cisternas de petróleo detenerse en el apartadero formando una fila completamente blanca. Para los trenes tampoco resultaba fácil ponerse en marcha. Enganchadas a pares, las locomotoras, como arrimando los dos hombros, estaban un rato dando tirones para, literalmente, arrancar las ruedas, pegadas por el hielo a los raíles. Y estos esfuerzos de las locomotoras, se oían en el aire desde muy lejos en forma de chirriante retumbar de hierro. Por las noches, los niños de Boranly despertaban asustados por ese ruido.

Y entonces también empezaron las obstrucciones de nieve en las vías. Todo se conjuraba. Los vientos andaban locos. En Sary-Ozeki todo el espacio era abierto y nadie podía adivinar por qué lado golpearía la ventisca. Y a los de Boranly les parecía que el viento intentaba echar la nieve precisamente sobre la línea del ferrocarril. No hacía sino esperar el menor descanso para caer sobre ellos, levantar la ventisca y cubrir las vías con pesados montones de nieve.

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