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Empezaban a desayunar cuando vieron entrar a Santiago Nasar empapado de sangre llevando en las manos el racimo de sus entrañas. Poncho Lanao me dijo: «Lo que nunca pude olvidar fue el terrible olor a mierda». Pero Argénida Lanao, la hija mayor, contó que Santiago Nasar caminaba con la prestancia de siempre, midiendo bien los pasos, y que su rostro de sarraceno con los rizos alborotados estaba más bello que nunca. Al pasar frente a la mesa les sonrió, y siguió a través de los dormitorios hasta la salida posterior de la casa. «Nos quedamos paralizados de susto», me dijo Argénida Lanao. Mi tía Wenefrida Márquez estaba desescamando un sábalo en el patio de su casa al otro lado del río, y lo vio descender las escalinatas del muelle antiguo buscando con paso firme el rumbo de su casa.

– ¡Santiago, hijo -le gritó-, qué te pasa!

Santiago Nasar la reconoció.

– Que me mataron, niña Wene -dijo.

Tropezó en el último escalón, pero se incorporó de inmediato. «Hasta tuvo el cuidado de sacudir con la mano la tierra que le quedó en las tripas», me dijo mi tía Wene.

Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la cocina.

Biografia

Crónica de una muerte anunciada - pic_2.jpg

Gabriel García Márquez nace en Colombia el 6 de Marzo de 1928 como uno de los doce hijos del matrimonio entre Gabriel Eligio García, que trabajaba como telegrafista en el momento del nacimiento del autor, y Luisa Santiaga Márquez, quien pertenecía a la aristocracia rural no acaudalada de la zona bananera de Colombia en la costa del Atlántico y el Caribe.

A los dieciséis años empieza a escribir su primera novela, y cursa estudios de Derecho en Bogotá a partir de 1947, año en el que también publica su primer cuento, La tercera resignación, en el periódico El espectador.

Luego marchó a Cartagena, donde residía su familia, y en aquella zona empezó a escribir ya profesionalmente en la prensa, y se relacionó con algunos intelectuales como Álvaro Cepeda Zamudio, Germán Margas, Amadeo Fuenmayor, el poeta Álvaro Mutis, así como un librero español exiliado, el catalán Ramón Vinyes. Escribe sobre todo en El universal de Cartagena y El Heraldo, de Barranquilla, mientras envía relatos para El espectador, de Bogotá, ciudad en la que fija su residencia a principios de los años cincuenta. En esta década se dedica intensivamente al periodismo, profesión en la que pronto triunfa como gran reportero, pero no sin dejar por ello de escribir ficción. De los restos de la primera novela que intentó escribir y que nunca terminaría (La casa), junto con recuerdos de su infancia y de la vida de su familia, escribiría su primera obra publicada, La hojarasca, así como un relato que se desgajó de ella y cobró vida propia, Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, donde ya aparece con su nombre el universo imaginario que llevará a su culminación en sus obras posteriores.

Viajó a Suiza, Francia, Roma. En esta última ciudad estudió en un centro especial de cinematografía durante algunos meses, y de allí nacería otra de sus grandes aficiones: el cine. No obstante, debido al cierre del diario para el que trabajaba, optó por trasladarse a París. Fueron duros años de trabajo y miseria. Su vivienda fue la buhardilla de un pequeño hotel del Barrio Latino que obtuvo gracias a la caridad. Allí escribió La mala hora, y El coronel no tiene quien le escriba, narración que se desgajó también de la anterior. Con La mala hora obtuvo el premio Literario de la compañía petrolera Esso.

En Enero de 1965 emprende la redacción de su obra maestra `Cien años de soledad`, que tarda 18 meses intensos en escribir. Algunos fragmentos aparecen en diversas revistas de Bogotá, París, México y Lima, y escritores amigos, como el mexicano Carlos Fuentes y el argentino Julio Cortázar, conocedores de estos fragmentos, lanzan las campanas al vuelo.

Requerido por la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, García Márquez les envía el manuscrito empleando para ello los últimos recursos que disponía. Finalmente, en Junio de 1967 la obra se publica y el éxito es fulminante: 15.000 ejemplares vendidos en pocos días. 500.000 en tres años, traducciones a numerosos idiomas -18 en pocos meses- y premios por doquier en Italia, Francia y EE.UU.

Entre Cien años de soledad y El otoño del patriarca (1975), otra gran novela, escribe algunos cuentos y un guión de cine, a partir de un episodio desgajado de Cien años de soledad, que finalmente se convierte en una novela breve: La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y de su abuela desalmada (1972).

En 1981 escribe Crónica de una muerte anunciada, novelando unos hechos reales acaecidos en Sucre durante su juventud y asumiendo por primera vez el papel de narrador. Al publicarlo, García Márquez contrarió a su madre, que le había pedido que no escribiera una historia en la que intervenían tantos parientes, al menos mientras la madre del hombre que inspiró a Santiago Nasar siguiera viva.

Ese mismo año, en pleno lanzamiento del libro, el gobierno conservador lo acusa de financiar al grupo guerrillero M-19. García Márquez se ve obligado a pedir asilo político en la embajada mexicana y abandona Bogotá en medio de un gran escándalo. Meses después, ya en 1982, le conceden el Premio Nobel de literatura.

En 1985 escribe la historia de Florentino Ariza y Fermina Daza, en la que recrea el difícil noviazgo de sus padres: El amor en los tiempos del cólera.

El general en su laberinto, de 1989, es una nueva novela histórica donde cuenta el camino hacia la muerte de Simón Bolívar a los 47 años, por el río Magdalena de su infancia.

En 1994 publica Del amor y otros demonios, una novela ambientada en la Cartagena de Indias del siglo XVIII, que cuenta los amores imposibles entre un cura de treinta años y una marquesita criolla de doce, a la que debía exorcizar.

En 2002 García Márquez presentó la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, en la que repasa los primeros treinta años de su vida. La publicación de esta obra supuso un acontecimiento editorial, con el lanzamiento simultáneo de la primera edición (un millón de ejemplares) en todos los países hispanohablantes. En 2004 vio la luz su novela Memorias de mis putas tristes.

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