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– ¿Qué dice?

– Lo que oye: es como si se hubiera perdido el buen concierto de las esferas, lo dijo el padre Santisteban el año pasado, en el sermón de las Siete Palabras.

Ádega habla bien el castellano y sabe quitar o mal do aire a las criaturas: Señore mío Don Cristo, sanador de mi dolencia, no atopo cosa de gusto, ni nada que me adivierta, sólo me falta Don Cristo pan y vino de tu mesa. Entra el médico divino por la puerta del dolor, pidiendo a Dios su destino, dándole aliento y amor, junto a la cama se sienta y le dice: -Meu irmán, ¿de qué mal enfermo estás? -Estou cheo de pecados, mi cuerpo es como una lepra. -Toma, come de mi pan, de mi sangre también bebas y con esto, meu irmán, ya te podrás poner bueno. Xan Amieiros midió mal las distancias y murió a palos, con siete palos bien dados, uno en cada sentido y dos mismo en el alma, se puede matar a un hombre, es cuestión de acertarle. Manecha, en cueros, parecía una potra y además no tenía frío nunca, su hermano Fuco gastaba sólo un ojo pero corría como un ciempiés, el abuelo se apartó al Brasil y se hizo una fotografía que pone por detrás: F. Villela, Photographo de A Casa Imperial do Brazil, 18 Rúa do Cabugá 18, Pernambuco, en la foto está muy bien, va de bigote, corbata de lazo y bastón, y se apoya en el respaldo de una silla con elegancia, también lleva los pantalones algo arrugados, si el abuelo no hubiera tundido a golpes a Xan Amieiros, a lo mejor nosotros seguíamos corriendo caballos por estas trochas.

– Lo más probable. Y Manecha Amieiros no hubiera tenido un nieto subsecretario.

– Eso.

Apóstol Braga se curó la epilepsia con el vinagre de los cuatro ladrones, que lleva ajo, mostaza del diablo y resina. A Roque Gamuzo le llaman Crego de Comesaña porque sí, porque crego no es, la fama de las vergüenzas de Roque Gamuzo y de sus fieros calibres llega hasta muy lejos, dicen que hasta Aragón o más, hasta Cataluña y el mar Mediterráneo. Ádega no suele contar lo que pasó pero lo conoce bien, ya lo creo que lo conoce bien, mejor que nadie, para mí tengo que algunas de las cosas que dice se las oyó a Robín Lebozán.

– Los gallegos hubiéramos arreglado esto en menos de una semana pero, ¡qué quiere!, se metieron quienes usted sabe, Raimundiño dice que los aventureros, los patriotas, los jugadores de ventaja, los mesías y los mártires de la China y del Japón, y ya ve usted cómo acabó todo: con el país ahogado en sangre, con el personal famento y merdento y con la gente sin atreverse a mirar los unos para los otros; la mirada hay que poder mantenerla sin tener que bajar la vista ni cambiar los ojos para otro lado, quiero decir sin que le dé la vergüenza y sin miedo a que le adivinen a uno los resabios más escondidos, las cosas las entendieron mal, no se trataba de azuzar a nadie contra nadie sino de echar agua al fuego de los malos propósitos, hay que dejar vivir a la gente a su aire y esto no se supo hacer, tampoco se quiso consentir, los escribientes de las oficinas no fueron cómplices pero a lo mejor sí fueron encubridores, el miedo no es buen consejero y las navajas y las pistolas se esconden siempre en los bolsillos miedosos. Usted, don Camilo, viene de gallos del monte, de gallos bravos y peleones, y ésos a veces no mueren en la cama, no les da tiempo, pero no importa porque de algo tienen que morir los hombres, aquí en el país no han de quedar para semilla, descuide. Su abuelo y Manecha Amieiros se veían en la cueva del pinar das Bouzas, su abuelo vivió mejor que usted, con más fundamento, usted es más alto y va bien vestido, hasta lleva corbata de seda y reloj de oro, pero su abuelo vivió mejor que usted, era pequeño de estatura pero valiente como un león y vivió mejor que usted y que nadie.

Es difícil que alguien pueda tener las nueve señales del hijoputa, siempre han de faltar un par de ellas.

– ¿Y el Moucho tiene todas?

– Puede que sí.

Xila pesca truchas buceando el río, las coge con la mano cuando se aculan en un hoyo o debajo de una piedra, eso está prohibido por la ley pero no importa, Xila es nieta de Ádega y tiene la mirada viva, el andar gracioso y saltarín, doce años y buena salud, su abuela dice que aún no empezó con las cochinadas, puede que sí y puede que no. Los curas deben tener hijos para escapar de la lujuria y también para confesar a las mujeres sin decir parvadas, los curas han de ayudar a la gente en vez de asustarla, bueno, ¡que hagan lo que quieran, allá cada cual con su conciencia! Celestino Carocha y Ceferino Furelo son curas y además tienen buenas intenciones, buenas inclinaciones, Celestino y Ceferino son hermanos gemelos, Celestino es cazador y Ceferino pescador, los curas y los toreros no llevan bigote, son muy respetuosos.

– Era yo rapaza cuando en Bouza da Fondo se ahorcó un ahorcado tan bien y con tanta limpieza que los chiquillos se le columpiaban de los pies, estuvieron columpiándose un día entero, hasta que llegó don León y mandó a la guardia civil que los escorrentase.

Ádega es hermana del ciego Gaudencio y tía o medio tía de los Gamuzos y de Lázaro Codesal, fue lástima que Lázaro muriera porque era muy decidido, muy echado para adelante, y si no que se lo pregunten al marido que le salió al paso en la Cruz del Chosco. La raya del monte la borraron los moros para poder decir a los cristianos: hasta aquí llegan las higueras y de aquí no pasan, es la ley de Mahoma que nadie puede desobedecer. No hace falta tocar ninguna música, ni de oído ni de solfa, Benicia es igual que una perra salida y sabe cantar tan bien como el jilguero, Benicia tiene las tetas pequeñas y los pezones grandes, Benicia le aguanta bien las embestidas al cura de San Miguel de Buciños, que vive rodeado de moscas, que va envuelto en moscas, a lo mejor las cría debajo de la sotana.

– Usted empuje sin miedo, don Merexildo, que la cona de una servidora es de primera, usted páselo bien.

A Cidrán Segade, el difunto de Ádega, o sea el padre de Benicia, lo tuvieron que matar sin mirarle a la cara, de haberlo mirado ni lo matan, no se hubieran atrevido.

– ¿Usted cree que los que andan matando gente les miran a la cara?

– Habrá de todo, digo yo. Después de muertos, sí, y tampoco es seguro; aún de vivos, depende.

Lucio Segade, el hermano de Cidrán, que tuvo muchos hijos varones, decía que había que estar siempre mirando para ellos para que no descarriasen.

– Déjese de coñas, si los muchachos son pitañosos y no pueden aguantar la luz, o sudan más de la cuenta, o tienen las manos temblonas, o se pasan todo el tiempo rascándose, lo mejor es tirarlos por un barranco abajo, lo que aquí hacen falta son personas de carne y hueso y no fantasmas, si los hombres fuesen más hombres no habría tanto criminal.

Purina Moscoso, la mujer de Matías Gamuzo, Chufreteiro, murió tísica, era muy lánguida y espiritada y murió tísica, Chufreteiro no tiene hijos y mira por sus hermanos Benito, que es sordomudo, y Salustio, que es inocente, Chufreteiro juega muy bien al billar, hasta podría hacer exhibiciones.

– ¿Y a las damas?

– También, y a las cartas y al dominó, Chufreteiro juega bien a todo.

Casimiro Bocamaos Vilariño y Trinidad Mazo Luxilde, su mujer, se llevan como el perro y el gato, se llevan a matar, no se separan por los hijos, ninguno de los dos quiere quedarse con ellos, Casimiro es el sacristán de Santiago de Torcela, también hace de enterrador, cría dos vacas y unos cerdos que tiene y sacha las leiras, Casimiro anduvo por medio mundo pero no se le dieron bien las cosas y volvió, Trinidad casó muy joven y tuvo quince hijos, Trinidad está medio ida, se conoce que la maternidad no le prueba, lo que pasa es que cuando se dio cuenta ya no había remedio. A Trinidad le gustaría vivir donde no la viera nadie y morir sin avisar.

– Si te quedas con la tropa de chiquillos me voy sola al monte, a mí no me da miedo.

– No, los hijos los tuviste tú, los hijos son más tuyos que míos y yo bastante hago con no echarme otra vez a rodar por el mundo abajo y mandaros a todos a la mierda.

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