Presentado como un prólogo extenso a una pequeña antología de Baroja, este ensayo es en realidad un inteligente perfil biográfico de una de las más controvertidad figuras de la literatura española. Desde hace tiempo Mendoza viene repitiendo que se reconoce como un discípulo de la peculiar narrativa barojiana, puesto que fue la lectura de algunas de sus novelas lo que determinó el modo en que empezó a abordar la literatura. A contracorriente de una serie de libros recientes que abordan desde diversos flancos militantes, las conductas éticas y las ideas políticas de Baroja durante el franquismo, Mendoza ha preferido ofrecer una visión menos ambiciosa, pero mucho más precisa. Descrito como `un texto para barojianos, tanto adeptos como detractores`, este ensayo está dedicado, sobre todo, a argumentar qué es lo que representa Baroja en la narrativa española, y su tono irreverente recuerda en ocasiones al del propio escritor vasco, cuyo sentido del humor fue y sigue siendo el mejor antídoto contra cualquier forma de sacralización.