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La gente viene a verme con muy buenas intenciones y me dicen: «Este sitio que tienes a tu alrededor es muy raro. Deberías abrir un hospital para los pobres, recoger a los huérfanos, distribuir ropa entre los mendigos y ayudar a quienes lo necesitan». Mi propuesta es completamente distinta. Puedo distribuir métodos anticonceptivos entre los pobres para que que no haya huérfanos. Puedo dar la pildora a los pobres para no haya un aumento de la población, porque no le veo el sentido, ¿primero crear huérfanos, luego orfanatos, y después servirles y malgastar tu vida?

Cuando empecé a hablar en los años sesenta, la India tenía una población de cuatrocientos millones de personas. Desde entonces, he estado diciendo que el control de la natalidad es absolutamente necesario. Pero los católicos están en contra del control de la natalidad y en treinta y cinco años, la India ha doblado esa población con creces. Ha pasado de los cuatrocientos millones, a novecientos millones. Se podría haber evitado a quinientos millones de personas y no habría sido necesaria una madre Teresa, ni habría necesidad de que viniese el Papa a la India a predicar el altruismo.

Pero la gente es muy rara, primero les dejan enfermar y luego les dan la medicina. Y han encontrado fórmulas muy graciosas. En todos los Lions Club y Rotary Club tienen unas cajas especiales para los miembros: si estás enfermo, compras una medicina, te curas y como todavía queda la mitad del bote, haces una donación para el Lions Club. Así recaudan las medicinas, y como son personas altruistas, después las distribuyen. Su lema es el servicio. Pero es un servicio muy astuto. Esas medicinas iban a ir a parar a la basura de todas formas, ¿para qué quieres el resto de las medicinas si ya te has curado? Es una gran idea acumular todas esas medicinas, distribuirlas entre los pobres, y sentir que estás haciendo un gran servicio público.

Desde mi punto de vista, lo primero y más importante que necesita el hombre es una conciencia meditativa. Cuando tienes esa conciencia meditativa todo lo demás que hagas será de ayuda para todo el mundo y no podrá perjudicar a nadie; sólo podrás hacer actos compasivos y amorosos.

Por eso repito: primero sé egoísta. Conócete, sé tú mismo y después tu propia vida no podrá ser más que un compartir, un compartir altruista que no busca una recompensa en este mundo o en el más allá.

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