– La guarnición de Pomata, están necesitando un Intendente-cierra las cortinas, echa llave a los armarios, ordena los escritorios, coge un maletín el coronel López López-. En vez del río Amazonas tendrá el lago Titicaca.
– Y en vez del calor de la selva, el frío de la puna -abre la puerta, deja pasar a los otros el general Victoria.
– Y en vez de visitadoras, llamitas y vicuñas-se pone el quepí, apaga la luz, extiende una mano el Tigre Collazos-. Qué bicho raro me había resultado usted, Pantoja. Sí, ya puede retirarse.
– Brrrr, que frío, qué frío-se estremece Pochita-. Dónde están los fósforos, dónde la maldita vela, qué horrible vivir sin luz eléctrica. Panta, despierta, ya son las cinco. No sé por que tienes que ir tú mismo a ver los desayunos de los soldados, maniático. Es muy temprano, me muero de frío. Ay, idiota, me arañaste otra vez con esa esclava, por que no te la quitas en las noches. Te he dicho que son las cinco. Despierta, Panta.
Fin