Литмир - Электронная Библиотека
A
A

2. Al tercer día de la estancia del convoy en la Guarnición de Borja, pese a la severa vigilancia tendida en torno al emplazamiento donde se hallaba concentrado, se registró la fuga conjunta de la visitadora Maclovia y del jefe de la guardia encargada de la protección del convoy, sargento primero Teófilo Gualino. Inmediatamente se tomaron las disposiciones necesarias para la persecución y captura de los prófugos, quienes, se descubrió, habían huído apoderándose delictuosamente de un deslizador de la Guarnición.

Luego de dos días de intensas búsquedas, los fugitivos fueron hallados en la localidad de Santa María de Nieva, donde habían recibido protección y amparo en un refugio clandestino de los Hermanos del Arca, después de atravesar milagrosamente, teniendo en cuenta el tiempo reinante y lo embravecido del río (por intercesión divina del niño mártir de Moronacocha, según creencia ingenua de la pareja) los Pongos del Marañón. El refugio de los fanáticos del Arca fue denunciado a la Guardia Civil, la que procedió a efectuar una redada, por desgracia sin éxito, pues los hermanos y hermanas consiguieron internarse en el monte. Los desertores de Borja, en cambio, sí fueron detenidos, pretendiendo al principio oponer resistencia, pero el grupo de caza, al mando del alférez Camilo Bohórquez Rojas, los redujo fácilmente. Se comprobó entonces, por documentos decomisados a los interfectos, que ese mismo día en la mañana habían contraído matrimonio, ante el Teniente Gobernador de Santa María de Nieva, por lo civil, y ante el capellán de la Misión por lo religioso. El sargento primero Teófilo Gualino ha sido despojado de todos sus grados retrocedido a la condición de soldado raso, castigado con ciento veinte días de calabozo a pan y agua, y consignada su reprobable acción en su foja de servicios con la calificación "falta gravísima". En cuanto a la visitadora Maclovia, es devuelta al centro logístico para que el SVGPFA le imponga la sanción que crea Justa.

Dios guarde a Usted.

Firmado:

coronel EP PETER CASAHUANQUI

jefe de la Guarnición de Borja (sobre el río Marañón)

Iquitos, 12 de octubre de 1957

Amigo Pantoja:

La paciencia, como todo lo que es humano, tiene su límite. No quiero insinuar que abusa usted de la mía, pero cualquier observador imparcial diría que la pisotea, pues ¿cómo calificar si no el silencio pétreo que han merecido todos los mensajes verbales y amistosos que le he mandado en las últimas semanas con sus empleados Chupito, Chuchupe y Chino Porfirio? La cosa es tristemente simple, tiene que entenderlo y aprender a distinguir de una vez entre sus amigos y quienes no lo son, o, perdóneme señor Pantoja, su floreciente negocio se irá a pique. La ciudad entera me exige que arremeta contra usted y contra lo que todas las personas decentes de Iquitos consideran un escándalo sin precedentes ni atenuantes. Ya sabe que soy hombre de mi tiempo, dispuesto a verlo, hacerlo y conocerlo todo antes de morir y capaz, en aras del progreso, de aceptar que en esta hermosa tierra loretana donde vi la luz, florezca una industria como la suya. Pero incluso yo, con mi mente ancha, no puedo menos que comprender a quienes se asustan, se persignan y ponen el grito en el cielo. Al principio eran sólo cuatro, amigo Pantoja, y ahora ¿veinte, treinta, cincuenta?, y usted lleva y trae a las pecadoras por los aires y por los ríos de la Amazonía. Sepa que al pueblo se le ha metido entre ceja y ceja que su negocio se cierre. Las familias no duermen en paz sabiendo que a poca distancia de sus casas, a la vista de sus menores hijas, hay ese absceso de desenfreno y vicio, y usted seguramente se habrá percatado que el gran acontecimiento de todos los niños de Iquitos es ir al Itaya a ver partir y llegar el barco y el hidroavión con su variopinto cargamento. Ayer mismo me lo comentaba, con lágrimas en los ojos, el director del Colegio San Agustín, ese viejecito tan santo como sabio, el Padre José María.

Acepte la realidad: la vida y la muerte de su millonario negocio están en mis manos. Hasta ahora he resistido las presiones y me he limitado, de cuando en cuando, para aplacar algo la cólera de la ciudadanía, a lanzar discretas advertencias, pero si continúa en su incomprensión y terquedad y si antes de fin de mes no está en mi poder lo que me es debido, no habrá para su empresa, ni para su cerebro y gerente, más que guerra a muerte, sin piedad ni compasión, y ambos sufrirán las fatales consecuencias.

De estas y otras muchas cosas me hubiera gustado platicar amistosamente con usted, señor Pantoja. Pero temo su carácter, sus intemperancias, esos malos modos que tiene, y, además, con una sonrisa en los labios déjeme decirle que dos zambullidas forzadas en las sucias aguas del Itaya son lo máximo que este su servidor puede tomar a broma y perdonar: a la tercera le respondería como hombre, pese a que a mí no me gusta la violencia.

Ayer lo vi, amigo Pantoja, de tardecita, paseándose por la avenida González Vigil, muy cerca del Asilo de Ancianos. Iba a acercarme a saludarlo pero lo noté tan bien acompañado y viviendo un momento tan tierno, que no lo hice, pues sé ser discreto y comprensivo. Me alegró mucho reconocer a la bella damita que usted tenía cogida de la cintura y que le daba esos mordisquitos tan cariñosos en la oreja. Pero si resulta que no es su gentil esposa, dije para mi capote, sino esa joya de mujer importada de Manaos por este industrial emprendedor, la de pasado tan glorioso. Tiene usted un exquisito gusto, señor Pantoja, y entérese que todos los hombres de la ciudad lo envidiamos, porque la Brasileña es lo más tentador y apetecido que haya pisado Iquitos, dichoso usted y también los soldaditos. ¿Se dirigían a ver el crepúsculo en el lindo lago de Morona, a jurarse eterno amor en el barranco donde fue crucificado el niño mártir, como se ha puesto de moda hacerlo entre los enamorados de esta tierra?

Un cordial apretón de manos de quien ya sabe,

XXX

SVGPFA

Parte número dieciocho

ASUNTO GENERAL: Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines.

ASUNTO ESPECÍFICO: Incidentes ocurridos al convoy número 25, en Borja, entre el 22 y el 30 de septiembre de 1957.

CARACTERÍSTICAS: secreto.

FECHA Y LUGAR: Iquitos, 6 de octubre de 1957.

El suscrito, capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, respetuosamente se presenta ante el general Felipe Collazos, jefe de Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército, lo saluda y dice:

1. Que, respecto a los graves acontecimientos registrados en la Guarnición de Borja, a los que se refiere el oficio del coronel EP Peter Casahuanqui que le adjunta, el SVGPFA ha efectuado una minuciosa investigación que ha permitido establecer los hechos siguientes:

a. Durante los ocho días que permaneció el convoy número 25 en Borja (22 al 30 de septiembre), el tiempo en toda esa región no dejó absolutamente nada que desear, resplandeciendo el sol, no lloviendo ni una sola vez y estando las aguas del río Marañón muy tranquilas, según los partes meteorológicos de la Fuerza Aérea Peruana y de la Armada Peruana que se acompañan.

b. Las declaraciones de todos los miembros del convoy número 25 coinciden en afirmar de manera

categórica que su permanencia en Borja se debió a que la hélice de Dalila fue aviesamente desmontada por manos ignotas, a fin de impedir la partida del avión y retener al convoy en Borja, puesto que al octavo día la hélice reapareció montada en el aparato de la misma manera misteriosa.

c. Asimismo, todos los miembros del convoy número 25 coinciden en afirmar que durante los ocho días de estacionamiento obligatorio en Borja, las visitadoras Coca, Peludita, Flor y Maclovia (esta última sólo mientras estuvo en la Guarnición, claro está) fueron inducidas a conceder prestaciones diarias y repetidas a todos los oficiales y suboficiales de la unidad, en contra del reglamento del SVGPFA que exceptúa de sus beneficios a los mandos altos e intermedios, y sin que dichas prestaciones fueran económicamente retribuidas.

d. El piloto de Dalila asegura que la razón de su encierro en el calabozo de Borja fue, exclusivamente, haber intentado impedir que las visitadoras brindaran las prestaciones antirreglamentarias y

adhonorem que se les exigían, las que suman, según cálculos aproximados de ellas mismas, la elevada cifra de 247.

e. El suscrito quiere hacer constar que no comunica los resultados de esta investigación con el ánimo de contradecir el testimonio del coronel EP Meter Casahuanqui, destacado jefe del Ejército a quien estima y respeta, sino como una simple colaboración encaminada a ampliar el informe de dicho jefe y a que resplandezca toda la verdad.

2. De otro lado, tiene el honor de hacerle saber que la investigación llevada a cabo por el SVGPFA sobre la fuga y posterior matrimonio de la visitadora Maclovia con el ex sargento primero Teófilo Gualino, coincide matemáticamente con la versión contenida en el oficio del coronel EP Peter Casahuanqui, alegando sólo la suscrita que el ex sargento Gualino y ella se apoderaron de un deslizador de la Guarnición en calidad de préstamo, por ser el río el único medio de salir de Borja,

y que era su firme intención devolverlo en la primera oportunidad. La visitadora Maclovia ha sido expulsada del SVGPFA, sin indemnizaciones y sin carta de recomendación por su irresponsable comportamiento.

3. El suscrito se permite hacer observar a la superioridad que el origen de estos incidentes, como de la mayoría que se han registrado pese a los esfuerzos del SVGPFA y de los oficiales responsables de los centros usuarios, es la dramática falta de efectivos de este Servicio. El equipo de veinte (20) visitadoras (diecinueve en la actualidad, pues la dicha Maclovia no ha sido aún reemplazada), no obstante la dedicación y buena voluntad de todos los colaboradores del SVGPFA, es totalmente insuficiente para cubrir la absorbente demanda de los centros usuarios, a los que no podemos atender como sería nuestro deseo, sino, con perdón de la expresión, a cuentagotas, y este racionamiento motiva ansiedad, sentimientos de frustración y, a veces, actos precipitados y lamentables. Una vez más el suscrito se permite exhortar a la superioridad a que dé un paso vigoroso y audaz, consintiendo en que el SVGPFA aumente su equipo operacional de veinte (20) a treinta (30) visitadoras, lo que significará un progreso importante en pos de la todavía remota cobertura de la llamada por la ciencia "plenitud viril" de nuestros soldados de la Amazonía.

24
{"b":"87660","o":1}