5. Rogar encarecidamente al capitán Pantoja que el Servicio de Visitadoras tenga los mayores cuidados y miramientos con el Hidro Catalina Número 37, por tratarse de una verdadera reliquia histórica de la FAP, pues fue en esta noble máquina que el 3 de marzo de 1929, el teniente Luis Pedraza Romero unió por primera vez en vuelo directo las ciudades de Iquitos y Yurimaguas;
6. Que el combustible así como todos los gastos que exija el mantenimiento y uso del FAP Hidro Catalina Número 37 sean de incumbencia exclusiva del propio SVGPFA;
7. Que esta Resolución sea comunicada únicamente a quienes afecta o menciona, y, por ser de máximo secreto, se castigue con 60 días de rigor a quienquiera divulgue o participe su contenido fuera de las mencionadas excepciones.
Firmado:
Coronel FAP ANDRÉS SARMIENTO SEGOVIA
Base Aérea de Moronacocha, 7 de agosto de 1956.
c.c. a la Comandancia de Administración y Culto del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Peruana, a la Administración, Intendencia y Servicios Varios del Ejército y a la Comandancia de la V Región (Amazonía).
Disposición interna del Servicio de Sanidad del Campamento Militar Vargas Guerra
El comandante EP (Sanidad) Roberto Quispe Salas, jefe del Servicio de Sanidad del Campamento Militar Vargas Guerra, vistas las instrucciones confidenciales recibidas de la Comandancia General de la V Región (Amazonía), adopta las directivas siguientes:
1. El mayor EP (Sanidad) Antipa Negrón Azpilcueta seleccionará entre el equipo de enfermeros y prácticos sanitarios de la Sección "Enfermedades infectocontagiosas" a la persona que considere más capacitada científica y moralmente para cumplir las funciones que las instrucciones de la Comandancia de la V Región (Amazonía) tipifican para el futuro Asistente Sanitario del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA);
2. El mayor Negrón Azpilcueta impartirá, en el curso de la presente semana, al enfermero o sanitario elegido un entrenamiento teórico práctico acelerado, en previsión de las tareas que deberá desempeñar en el SVGPFA, las que, en lo esencial, consistirán en detectar el domicilio de liendres, chinches, piojos, ladillas y ácaros en general, enfermedades venéreas y afecciones vulvo vaginales infecto contagiosas en las visitadoras integrantes de los convoyes, inmediatamente antes de la partida de éstos hacia los centro usuarios del SVGPFA;
3. El mayor Negrón Azpilcueta suministrará al Asistente Sanitario un botiquín de primeros auxilios,
con añadido de sonda, paleta y dedo de lástex para exploración vaginal, dos guardapolvos blancos, dos pares de guantes de jebe y un número adecuado de cuadernos, en los que, semanalmente, aquél deberá pasar parte al Servicio de Sanidad del Campamento Militar Vargas Guerra sobre el movimiento cuantitativo y cualitativo del Puesto de Asistencia Sanitaria del SVGPPA;
4. Comunicar esta disposición sólo al interesado y archivarla con la advertencia "Secreta".
Firmado:
comandante EP (Sanidad) ROBERTO QUISPE SALAS
Campamento Militar Vargas Guerra,
1 de septiembre de 1956.
c.c. a la Comandancia General de la V Región (Amazonía) y al capitán EP (Intendencia) Pantaleón Pantoja, jefe del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA).
Informe del alférez Alberto Santana a la Comandancia General de la V Región (Amazonía) sobre la operación piloto efectuada por el SVGPFA en el Puesto de Horcones a su mando.
Conforme a las instrucciones recibidas, el alférez Alberto Santana tiene el honor de remitir a la Comandancia General de la V Región (Amazonía), la siguiente relación de hechos acaecidos en el Puesto a su mando sobre el río Napo:
Apenas informado por la superioridad de que el Puesto de Horcones había sido elegido sede de la experiencia inaugural del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines, se dispuso a prestar todas las facilidades para el éxito de la operación y preguntó por radio al capitán Pantaleón Pantoja qué disposiciones debía tomar en Horcones previas a la experiencia piloto. A lo cual el capitán Pantoja le hizo saber que ninguna porque él personalmente se trasladaría al río Napo para supervigilar los preparativos y el desarrollo de la prueba.
Efectivamente, el día lunes 12 de septiembre, a las 10 y 30 de la mañana, aproximadamente, acuatizó en el río Napo, frente al Puesto, un hidroavión de color verde con el nombre Dalila pintado en letras rojas en el fuselaje, piloteado por un individuo al que apodan Loco, y, como pasajeros, el capitán Pantoja, quien vestía de civil, y una señora llamada Chuchupe, a quien fue preciso descender cargada por hallarse en estado de desmayo. La razón de su desvanecimiento fue haber pasado mucho susto durante el vuelo río Itayario Napo, debido a los sacudimientos impartidos por el viento al avión y a que el piloto, según afirmación de la susodicha, con intención de aumentar su terror para divertirse, había efectuado constantes, arriesgadas e inútiles acrobacias, que sus nervios no pudieron soportar. Una vez que la mencionada señora se hubo repuesto pretendió, con abuso de palabras y gestos soeces, agredir de obra al piloto, siendo preciso que el capitán Pantoja interviniera para poner fin al incidente.
Apaciguados los ánimos, luego de un rápido refrigerio, el capitán Pantoja y su colaboradora procedieron a dejar todo expedito para la realización de la experiencia, la que debía celebrarse al día siguiente, martes 13 de septiembre. Los preparativos fueron de dos órdenes: de participantes y topográficos. En cuanto a los primeros, el capitán Pantoja, ayudado del suscrito, estableció una lista de usuarios, preguntando para ello, uno por uno a los veintidós clases y soldados del Puesto-los suboficiales fueron excluidos-si deseaban beneficiarse del Servicio de Visitadoras, para lo cual se les explicó la índole del mismo. La primera reacción de la tropa fue de incredulidad y desconfianza, creyendo que se trataba de una estratagema, como cuando se piden ¡voluntarios para ir a Iquitos!
Y a los que dan un paso adelante se los manda a limpiar letrinas. Fue preciso que la mencionada Chuchupe hiciera presente y hablara a los hombres en términos maliciosos para que, a las sospechas y dudas, sucediera, primero, una gran hilaridad, y luego una excitación de tal magnitud que fue necesario a los suboficiales y al suscrito actuar con la máxima energía para calmarlos. De los veintidós clases y soldados, veintiuno se inscribieron como candidatos usuarios, siendo la excepción el soldado raso Segundo Pachas, quien indicó que se exceptuaba porque la operación tendría lugar en día martes 13 y que, siendo él supersticioso, estaba seguro que le traería mala suerte participar en ella. Según indicación del enfermero de Horcones se eliminó igualmente de la lista de candidatos usuarios al cabo Urondino Chicote, por estar aquejado de una erupción de sarna, susceptible de propagarse, vía la visitadora respectiva, al resto de la unidad. Con lo cual quedó definitivamente establecida una lista de veinte usuarios, quienes, consultados, admitieron que se les descontara por planilla la tarifa fijada por el SVGPFA como retribución por el servicio que se les ofrecería.
En cuanto a los preparativos topográficos consistieron fundamentalmente en acondicionar cuatro emplazamientos destinados a las visitadoras del primer convoy del SVGPFA y se llevaron a cabo bajo la dirección exclusiva de la apodada Chuchupe. Esta indicó que, como podía darse caso de lluvia, los locales debían estar techados, y, de preferencia, no ser continuos para evitar interferencia auditiva o emulaciones, lo que por desgracia no se pudo conseguir totalmente. Pasada revista a las instalaciones techadas del Puesto, que, la superioridad lo sabe, son escasas, se eligieron el depósito de víveres, el puesto de radio y la enfermería como las más aparentes. Debido a su amplitud, el depósito de víveres pudo ser dividido en dos compartimentos, utilizando como barrera separatoria las cajas de comestibles. La indicada Chuchupe solicitó luego que en cada emplazamiento se colocara una cama con su respectivo colchón de paja o de jebe, o en su defecto una hamaca, con un hule impermeable destinado a evitar filtraciones y deterioro del material. Se procedió de inmediato a trasladar a dichos emplazamientos cuatro camas (elegidas por sorteo) de la cuadra de la tropa, con sus colchones, pero como no fue posible conseguir los hules demandados, se los reemplazó con las lonas que se utilizan para cubrir la maquinaria y el armamento cuando llueve. Asimismo, una vez forrados los colchones con las lonas, se procedió a instalar mosquiteros para que los insectos, tan abundantes en esta época, no obstaculizaran el acto de la prestación. Habiendo resultado imposible dotar a cada emplazamiento de la bacinica que la señora Chuchupe pedía, por no disponer el Puesto de ni uno solo de dichos artefactos, se les suministró cuatro baldes de pienso. No hubo dificultad en instalar sendos lavadores con sus recipientes de agua respectivos en cada emplazamiento, así como en proveer a cada uno de éstos de una silla, cajón o banco para colocar la ropa, y de dos rollos de papel higiénico, rogando el suscrito a la superioridad se sirva ordenar a Intendencia le reponga cuanto antes estos últimos elementos, por lo justas que son nuestras reservas en dicho artículo, no habiendo en esta zona tan aislada nada con qué sustituirlo, como papel periódico o de envolver y existiendo el antecedente de urticarias y graves irritaciones cutáneas en la tropa por emplear hojas de árboles. Asimismo, la denominada Chuchupe precisó que era indispensable colocar en los emplazamientos cortinas que, sin dejarlos en la total oscuridad, amortiguaran la luz del sol y dieran una cierta penumbra, la que, según su experiencia, es el ambiente más adecuado para la prestación. La imposibilidad de conseguir los visillos floreados que sugería la señora Chuchupe no fue impedimento; el sargento primero Esteban Sandora improvisó ingeniosamente una serie de cortinas con las frazadas y capotes de la tropa que cumplieron bastante bien su cometido, dejando a los emplazamientos en la media luz requerida. Además, por si caía la noche antes de que terminara la operación, la señora Chuchupe hizo que se recubrieran los mecheros de los emplazamientos con trapos de color rojo, porque, aseguró, la atmósfera colorada es la más conveniente para el acto. Finalmente, la denominada señora, insistiendo en que los locales debían tener cierto toque femenino, procedió ella misma a confeccionar unos ramitos con flores, hojas y tallos silvestres, que recogió ayudada por dos números, y que colocó artísticamente en los respaldares de las camas de cada emplazamiento. Con lo cual los preparativos estuvieron ultimados y sólo quedó esperar la llegada del convoy.