Resucitaremos a los que cayeron por la ciencia...

  Con tu fe en los siglos imperecedera,

  ¡Y en las alas lleva un querubín!

  Los niños cantan y muestran con esto que no tienen miedo de los orcos malvados, aunque estas criaturas tratan de ahogar las canciones de los jóvenes cautivos con su rugido salvaje. Entonces lanzaron largos látigos. Los golpearon con los pies descalzos de niños héroes. Pero no interrumpieron la actuación, y parece que no prestaron atención a las fuertes palizas y orgullosamente levantaron la cabeza.

  Y aunque eran esclavos semidesnudos y marcados, en ellos se sentía la raza de los dioses y titanes olímpicos.