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Vestido con su pijama, Gregor se escurrнa junto a la mesa, tratando de pasar inadvertido y hurtar algunos comestibles antes de que lo descubrieran y volvieran a llevбrselo. Cordelia llegу a йl primero, antes de que un invitado desprevenido lo empujara o los aterrados guardaespaldas que esa noche ocupaban el lugar de Drou volvieran a capturarlo. Detrбs de los guardias venнa Illyan, con el rostro blanco como un papel. Afortunadamente para el corazуn de Illyan, Gregor sуlo habнa desaparecido formalmente durante unos sesenta segundos. El niсo se encogiу contra la falda de Cordelia cuando los agitados adultos se abalanzaron sobre йl.

Drou, quien habнa notado que Illyan hablaba por el intercomunicador, palidecнa y se ponнa en marcha, se acercу de inmediato a preguntar quй ocurrнa.

— їCуmo logrу salir? — gruсу Illyan a los guardianes de Gregor, quienes balbucearon algo inaudible como «Creн que estaba dormido» y «No le he quitado los ojos de encima».

— Йl no ha salido — intervino Cordelia con dureza -. Йsta es su casa. Al menos deberнan permitirle caminar por las estancias… si no, їpara quй tienen todos esos guardias apostados en los muros?

— Droushie, їno puedo venir a tu fiesta? — preguntу Gregor con tono quejumbroso, buscando desesperadamente una autoridad por encima de la de Illyan.

Drou mirу a Illyan, quien pareciу desaprobar la idea. Cordelia le respondiу con firmeza:

— Sн, tienes mi permiso.

Por lo tanto, bajo la supervisiуn de Cordelia, el emperador bailу con la novia, comiу tres pasteles de crema y al final dejу que lo acostaran muy satisfecho. El pobre niсo sуlo querнa un ratito de diversiуn.

La fiesta continuу, muy animada.

— їBailamos, seсora? — le preguntу Aral, esperanzado.

їSe atreverнa a intentarlo? Estaban tocando la danza del espejo… No lo harнa demasiado mal. Cordelia asintiу con la cabeza y despuйs de vaciar la copa, Aral la condujo hasta la pulida pista. Paso, desliz, ademбn; mientras se concentraba, hizo un descubrimiento interesante e inesperado. Cualquiera de los dos integrantes podнa conducir, y si los bailarines se mantenнan alerta, los espectadores no notarнan la diferencia. Cordelia intentу algunas inclinaciones y deslices propios, y Aral la siguiу sin problemas. Los dos continuaron bailando cada vez mбs absortos, hasta que al fin se quedaron sin mъsica ni aliento.

Las ъltimas nieves del invierno se derretнan en las calles de Vorbarr Sultana cuando el capitбn Vaagen llamу del Hospital Militar preguntando por Cordelia.

— Ha llegado el momento, seсora. He hecho todo lo posible por medios artificiales. La placenta ya tiene diez meses y su envejecimiento ya es evidente. Ya no puedo sobrealimentar mбs la mбquina para compensarlo.

— їCuбndo?

— Maсana estarнa bien.

Cordelia apenas si durmiу esa noche. A la maсana siguiente todos se encaminaron al Hospital Miliar Imperial: Aral, Cordelia y el conde Piotr flanqueado por Bothari. Cordelia no estaba segura de querer que Piotr se encontrase presente, pero hasta que el anciano les hiciese a todos el favor de caer muerto, deberнa soportarlo. Tal vez si apelara una vez mбs a la razуn, volviendo a presentarle los hechos, con un intento mбs, lograrнan convencerlo. El antagonismo apenaba a Aral; al menos el responsable de alimentarlo serнa Piotr, y no ella.

Haz lo que quieras, viejo. Tu ъnico futuro es a travйs de mн. Mi hijo encenderб tu pira funeraria. De todos modos, se alegraba de volver a ver a Bothari.

El laboratorio nuevo de Vaagen ocupaba toda una planta en el edificio mбs moderno del complejo. Cordelia habнa hecho que se trasladase del antiguo laboratorio para que no conviviese con los fantasmas, pues un dнa en que fue a visitarlo lo encontrу casi paralizado e incapaz de trabajar. Cada vez que entraba en la habitaciуn, le habнa confesado, recordaba la muerte violenta e inъtil del doctor Henri. No podнa pisar el lugar donde habнa caнdo su amigo, y siempre daba un rodeo. Cualquier ruido lo sobresaltaba.

«Soy un hombre racional — le habнa dicho con voz ronca -. Estas supersticiones absurdas no significan nada para mн.»

Por lo tanto Cordelia le habнa ayudado a encender una ofrenda privada en un brasero del laboratorio, y luego habнa disimulado la mudanza diciendo que era una promociуn.

El nuevo laboratorio era luminoso, amplio y libre de apariciones. Cuando Vaagen la hizo entrar, Cordelia se encontrу con una multitud de personas que aguardaban dentro: eran investigadores a quienes habнa convocado para que exploraran la nueva tecnologнa, obstetras civiles entre los cuales estaba el doctor Ritter, el futuro pediatra de Miles, y su cirujano consultivo. Los padres de la criatura tuvieron que abrirse paso para entrar.

Vaagen iba y venнa a toda prisa, sintiйndose alegremente importante. Todavнa llevaba el parche en el ojo, pero le prometiу a Cordelia que ahora dispondrнa de tiempo para someterse a una intervenciуn con la cual recuperarнa la visiуn. Un tйcnico entrу con la rйplica uterina en una mesa con ruedas y Vaagen se detuvo, como si tratara de determinar el modo mбs dramбtico y ceremonioso de efectuar lo que, segъn sabнa Cordelia, era un hecho de lo mбs simple. Al final decidiу brindar un discurso tйcnico para sus colegas, detallando la composiciуn de las soluciones hormonales que inyectaba en los conductos de alimentaciуn, interpretando las lecturas y describiendo la separaciуn placentaria que se efectuaba dentro de la rйplica, las similitudes y diferencias entre esta tйcnica y el parto natural. Existнan varias diferencias que Vaagen pasу por alto.

Alys Vorpatril deberнa ver esto, pensу Cordelia.

Vaagen alzу la vista y la mirу a los ojos. Entonces se interrumpiу, cohibido, y sonriу.

— Seсora Vorkosigan. — Seсalу los cierres que sellaban la rйplica -. їQuerrнa hacernos el honor?

Ella extendiу la mano, vacilу, y mirу a su alrededor en busca de Aral. Allн estaba, solemne y muy atento entre el gentнo.

— їAral?

Йl avanzу.

— їEstбs segura?

— Si puedes abrir una nevera campestre, podrбs hacer esto.

Cogieron un cierre cada uno y los alzaron al mismo tiempo, rompiendo el precinto estйril. Entonces levantaron la tapa. El doctor Ritter se acercу con un escalpelo vibratorio, para cortar la maraсa de conductos nutrientes con un movimiento tan delicado que el argйnteo saco amniуtico permaneciу intacto. Luego liberу a Miles de sus ъltimas capas biolуgicas y le despejу la boca y la nariz de fluidos antes de que, con gran sorpresa, realizara su primera inhalaciуn. Alrededor de Cordelia, el brazo de Aral la estrechу con tanta fuerza que le doliу. Una risita ahogada, casi inaudible, escapу de sus labios. Entonces tragу saliva y parpadeу, logrando que sus facciones llenas de regocijo y dolor volvieran a mantenerse bajo estricto control.

Feliz cumpleaсos, pensу Cordelia. Tienes buen color…

Por desgracia, eso era prбcticamente lo ъnico que estaba bien. El contraste con el pequeсo Ivбn le resultу abrumador. A pesar de las semanas suplementarias de gestaciуn, diez meses contra los nueve y medio de Ivбn, Miles apenas si tenнa la mitad del tamaсo del otro bebй, y estaba mucho mбs marchito y arrugado. La columna tenнa una visible deformaciуn, y las piernas estaban plegadas con fuerza. Definitivamente, era un heredero varуn, no cabнa la menor duda al respecto. Su primer llanto fue muy dйbil, nada comparado con el bramido furioso y hambriento de Ivбn. A sus espaldas, Cordelia oyу la exclamaciуn decepcionada de Piotr.

— їHa estado recibiendo la nutriciуn suficiente? — le preguntу Cordelia a Vaagen. Resultaba difнcil mantener alejado el tono acusador de su voz.

Vaagen se alzу de hombros con impotencia.

— Todo lo que pudo absorber.

El pediatra y su colega depositaron a Miles bajo una luz tibia, y comenzaron a examinarlo, flanqueados por Aral y Cordelia.

— Esta curva se enderezarб sola, seсora — seсalу el pediatra -. Pero la parte inferior de la columna deberнa corregirse mediante una intervenciуn quirъrgica lo antes posible. Tenнas razуn, Vaagen. El tratamiento para activar el desarrollo del crбneo tambiйn ha soldado las caderas. Por eso las piernas se encuentran plegadas en esta posiciуn tan extraсa, seсor. Habrб que intervenir para romper esas uniones y corregir la postura de los huesos antes de que pueda comenzar a gatear o caminar. No recomiendo que se realice antes del primer aсo, sumado a la operaciуn de columna. Dejemos que cobre fuerzas y gane peso primero…

Mientras probaba los brazos del bebй, de pronto el cirujano lanzу una maldiciуn y cogiу el visor de diagnуstico. Miles gimiу. Aral apretу el puсo. Cordelia sintiу un nudo en el estуmago.

— ЎMierda! — dijo -. Acaba de rompйrsele el hъmero. Tenнas razуn Vaagen, los huesos son extremadamente frбgiles.

— Al menos tiene huesos — suspirу Vaagen -. En determinado momento prбcticamente no existнan.

— Hay que tener cuidado — intervino el cirujano -, sobre todo con la cabeza y la columna. Si el resto estб tan mal como los huesos largos, serб imprescindible proporcionarle algъn tipo de refuerzo…

Piotr volviу y se dirigiу a la puerta. Aral alzу la vista, frunciу los labios y se disculpу para ir tras йl. Cordelia se sintiу desgarrada, pero en cuanto comprobу que los cuidados mйdicos protegerнan a Miles por el momento, los dejу inclinados sobre йl y siguiу a Aral. En el pasillo, Piotr caminaba de un lado al otro. Aral se hallaba allн, inmуvil. Bothari era un testigo silencioso en el fondo. Piotr se volviу hacia ella.

— ЎTъ! ЎMe has engaсado! їA esto llamas resultados?ЎBah!

— Lo son. No cabe duda de que Miles se encuentra mucho mejor que al principio. Nadie prometiу la perfecciуn.

— Has mentido. Vaagen ha mentido.

— No es verdad — le replicу Cordelia -. Desde el principio tratй de compartir con usted los informes de Vaagen. Esto era lo que podнamos esperar, segъn ellos. Hбgase revisar los oнdos.

— Sй lo que intentas, pero no funcionarб. Acabo de decнrselo a йl — agregу, seсalando a Aral -. Hasta aquн he llegado. No quiero volver a ver a ese mutante. Nunca. Mientras viva, si es que vive (cosa que dudo ya que tiene un aspecto bastante enfermizo), no lo acerquйis a mi puerta. Tъ no me harбs pasar por tonto, mujer.

— Eso serнa una redundancia — replicу Cordelia.

Piotr esbozу una mueca despectiva. Al ver que ella ignoraba sus hirientes palabras, se volviу hacia Aral.

— Y tъ, muchacho sin carбcter… si tu hermano mayor hubiese vivido… — Piotr cerrу la boca repentinamente, pero fue demasiado tarde.

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