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'La verdad es que todo tiende a ser creído, en primera instancia. Es muy raro, pero así sucede', recordé que también había dicho Tupra, recordé sus palabras mientras seguía leyendo de aquí y de allá: como remate de las descabelladas calumnias, se publicó en Barcelona en 1938 un libro firmado por un tal Max Rieger (un seguro pseudónimo, quizá de Wenceslao Roces, cuyo nombre yo conocía por haber sido el traductor de la Fenomenología del Espíritude Hegel más adelante), supuestamente vertido al castellano desde el francés por Lucienne y Arturo Perucho (este último director del órgano de los comunistas catalanes, Treball), y con un 'Prefacio' del famoso escritor más o menos católico y más o menos comunista José Bergamín —ay, esas mezclas—, que, bajo el título de Espionaje en España, recopilaba todas las patrañas, falsedades y acusaciones lanzadas contra Nin y el POUM, dándolas por buenas y aun por mejores, sancionándolas, insistiendo en ellas, aderezándolas, documentándolas con fabricadas pruebas, ampliándolas, aumentándolas y exagerándolas. Me acordé de que alguna vez había oído hablar a mi padre de ese prólogo de Bergamín, que justificaba la persecución y las matanzas de la gente del POUM y negaba a sus dirigentes el derecho a cualquier defensa (aquello venía a toro muy pasado: ya se les había negado de hecho a unos cuantos, torturados y encarcelados o ajusticiados sin juicio), como de una gran indecencia, una más de las muchas en que incurrieron no pocos intelectuales y escritores españoles de uno y otro bando durante la Guerra, y aún más a su término los del victorioso. Leí a algún glosador deshonesto e incompetente —quizá era Tello-Trapp pero pudo ser otro, había empezado a tomar notas en papeles sueltos y con bastante desorden, el estudio del pobre Peter ya camino de la leonera— que trataba de salvar a Bergamín por haberlo conocido en persona ('personaje fascinante y seductor', 'quijotesco de pro, amante de la verdad') y porque mucho le gustaban su poesía 'honda, pura y romántica' y 'su voz de candil' —engullí un bombón y una trufa y bebí dos tragos para reponerme, me pregunté cómo podía soltarse semejante cursilería y seguir luego escribiendo—, pero en verdad el prefacio en cuestión, que me apareció profusamente citado en algún lugar, no dejaba ningún margen para la salvación de su autor: el POUM era 'un pequeño partido que traicionaba', pero ni siquiera había resultado ser 'tal partido, sino una organización de espionaje y colaboración con el enemigo; es decir, no una organización en connivencia con el enemigo, sino el enemigo mismo, una parte de la organización fascista internacional en España... La guerra española dio al trotskismo internacional al servicio de Franco su verdadera figura visible de caballo de Troya...' El glosador trapacero no podía sino lamentar y condenar ese prólogo, pero 'no sabemos', decía, si su responsable 'lo escribió cautivo del Partido Comunista, o de buena fe', cuando lo más probable o lo casi evidente es que lo escribiera con total libertad y con pésima fe, como no dejaba de apuntar el casi siempre ponderado y objetivo Thomas: 'Es imposible que creyera lo que escribió'. El texto de aquel 'amante de la verdad' hacía buena pareja con el cartel o viñeta que, según Orwell y otros, circuló ampliamente por Madrid y Barcelona en la primavera del 37, y en el que se representaba al POUM quitándose una careta con la hoz y el martillo para dejar al descubierto un rostro atravesado por una esvástica. No se había excedido mi padre al hablar de indecencia.

Fue entonces cuando reparé en que Wheeler también guardaba en sus muy nutridas estanterías, en seis grandes tomos encuadernados, la colección de fascículos que, bajo el título de Doble Diario de la Guerra Civil 1936-1939, había sacado el periódico Abcde 1978 a 1980, esto es, de tres a cinco años después de la muerte de Franco. Antes habría sido imposible una iniciativa así, consistente en la reproducción facsimilar, en dos colores, de páginas enteras, columnas, editoriales, noticias, entrevistas, anuncios, ecos de sociedad, artículos, opiniones, crónicas, de los dos Abcexistentes durante la Guerra, el de Madrid, republicano, y el de Sevilla, franquista, de acuerdo con los respectivos poderes en que habían quedado una y otra ciudad al comienzo de la contienda. Lo publicado por la edición madrileña aparecía en tinta roja, y en gris azulada lo de la sevillana, de modo que era fácil seguir la visión o versión de los mismos hechos —la verdad es que no parecían los mismos nunca— según la prensa de los dos bandos. Me tentó buscar lo correspondiente a aquella primavera del 37, aunque los sucesos relativos al POUM hubieran tenido lugar principalmente en Barcelona. Ya algo cansado y apresurado, no encontré mucho en una primera ojeada. Pero una de esas pocas noticias me hizo dejar momentáneamente de lado los grandes tomos —un libro siempre lleva a otro y a otro y todos hablan, la curiosidad es insana, no tanto por lo que comúnmente se cree cuanto por el agotamiento a que aboca— e interrogarme insensatamente por Ian Fleming, el creador del Agente 007, el autor de las novelas de James Bond. La nota en cuestión pertenecía al Abcmadrileño del 18 de junio de 1937 y para el diario era secundaria sin duda, pues ocupaba tan sólo media columna. Su titular decía: 'Detención de varias personalidades del POUM'. La leí muy rápido, y a continuación tiré desconsideradamente varios de los libros al suelo y me despejé la mesa lo justo para poderle poner encima una vieja máquina de escribir electrónica que vi metida en su funda y arrumbada en un rincón, y transcribirme con ella la noticia entera. No quería pensar que Wheeler o la señora Berry se despertaran y descendieran y descubrieran el caos en que había sumido su despacho tan ordenado y limpio, y además en un lapso de tiempo algo breve para explicar tanto siniestro: decenas de volúmenes fuera de sus estantes, abiertos de par en par y esparcidos por tierra y hasta invadiendo irrespetuosamente los dos atriles decorativos de Wheeler con su diccionario y su atlas y sus sendas lupas; las bandejas de bombones y trufas por allí de cualquier manera, con las consiguientes e inevitables briznas y manchas de chocolate en no pocas hojas, según vi consternado; vaso y botella de whisky y un bote de cocacola que me había traído de la nevera para mezclar ambas bebidas, y un recipiente con cubitos de hielo medio deshechos, una o dos gotas o tres derramadas y seguros cercos sobre la madera, no se me había ocurrido coger posavasos; mi cenicero y el de Peter llenos y quién sabía si alguna fea y amarillenta huella de nicotina en lugar clamante, quién si quemazones por mí inadvertidas en páginas clave; mis cigarrillos y mi mechero y cerillas y un cartucho de mi pluma acabado por allí danzando o medio escondidos, acaso un borrón de tinta caído mientras colocaba el repuesto; ahora una máquina desenfundada y papeles y folios garabateados o tecleados, en inglés o en español según las citas. Me las vería negras para volver todo a su sitio, dejarlo tal como estaba antes de aquellos devastadores estudios míos nocturnos improvisados.

'Barcelona 17, 4 tarde', indicaba la primera y más breve parte de la noticia. 'La Policía ha realizado algunas detenciones de elementos destacados del POUM, entre los que se encuentran Jorge Arques, David Pérez, Andrade y Ortiz. Nin, que fue detenido ayer, ha sido trasladado a Valencia.' La firmaba 'Febus', otro alias obviamente. La segunda parte añadía: 'Barcelona 17, 12 noche. Durante el día de hoy, la Policía ha seguido realizando detenciones de elementos destacados del POUM. Como ya se sabe, el dirigente de más prestigio de este partido, Andrés Nin, fue detenido hace unos días, y desde la Delegación del Estado en Cataluña se le trasladó a Valencia y desde esta población ha salido para Madrid. Se realizaron después unas catorce detenciones, entre ellas, la del director del diario La Batalla, órgano del POUM, y de algunos redactores de este periódico. Los talleres, Redacción y Administración del mencionado diario fueron incautados por las autoridades. Debido a las declaraciones prestadas por los detenidos, se procedió a nuevas investigaciones, que dieron por resultado la detención de cincuenta personas más. Todos ellos han sido trasladados a la Delegación del Estado en Cataluña. Figuran entre los detenidos varias mujeres, de singular belleza, de nacionalidad extranjera. Este servicio lo están llevando a cabo agentes de las brigadas criminal y social ayudados por guardias de Asalto y Seguridad. Se han incautado de todos los locales que esta organización tenía en Barcelona y estudiado minuciosamente la documentación encontrada en los archivos por veinticinco agentes especializados en esta labor. En una torre de San Gervasio, que fue propiedad del Beltrán y Musitu, donde el POUM tenía instalado un cuartel, se está realizando un minucioso registro, y se han encontrado varios millares de equipos completos para soldados, del último modelo'. Volvía a firmar 'Febus'. El subrayado no era de ese redactor pseudónimo ni tampoco es mío, sino de "Wheeler, de quien había encontrado no pocos en sus muchos libros ya hojeados y aun saqueados, así como anotaciones marginales no muy extensas o es más, por lo general cifradas o abreviadas y así mal comprensibles para mí o para cualquiera que pudiera verlas. En esta ocasión, a la derecha de la media columna reproducida en tinta roja, había escrito verticalmente (apenas le quedaba espacio), a pluma como de costumbre y con su inconfundible letra que yo bien conocía: ' CfFrom Russia with Love, es decir, 'Conferre Desde Rusia con amor, latinajos hasta en los márgenes, por mucho que la abreviatura 'Cfsea una manera frecuente en inglés de remitir en un texto a otra obra, el equivalente de nuestros 'Vide'o 'Véase'. ¿Desde Rusia con amor, la segunda aventura o entrega de James Bond si mal no recordaba, a lo sumo la tercera o cuarta? Y me pregunté en el acto si se referiría a la película, que desde luego yo había visto en su día (aún con el gran Sean Connery, de eso estaba seguro), o a la novela del malogrado Ian Fleming en que se basaba. La curiosidad gratuita o inmotivada (que es la que aqueja a los eruditos) nos convierte en peleles, nos zarandea y arroja de un lado a otro, disminuye nuestra voluntad y lo peor es que nos escinde y dispersa, nos hace querer cuatro ojos y dos cabezas o más bien varias existencias, con cuatro ojos y dos cabezas todas ellas. Aun así logré mantenerme atento un rato más a aquel Doble Diario, pero no traía gran cosa sobre los avatares de Nin y el POUM, los cuales, por otra parte —me daba cuenta—, no me interesaban demasiado en sí mismos, o al menos no me habían interesado antes de abrir aquellos volúmenes, Orwell y Thomas en un principio. (Todo culpa de Tupra, él me había enredado, lo hizo desde el primer instante.)

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