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CARTA AL DR. STRAUSS (copia).

Mi querido Dr. Strauss

En sobre aparte le envío una copia de mi informe titulado “El Efecto Algernon-Gordon: Un Estudio sobre la Estructura y el Funcionamiento de la Inteligencia Aumentada" el cual me gustaría que leyera usted antes de su publicación.

Como podrá ver, mis experimentos han sido exhaustivos. He incluido en mi informe todas mis fórmulas, así como los análisis matemáticos, que van en el apéndice. Desde luego, los análisis tienen que ser comprobados.

A causa de su importancia para usted y para el doctor Nemur (y no hace falta decir que también para mí) he revisado y vuelto a revisar mis resultados una docena de veces, con la esperanza de encontrar un error. Siento decir que los resultados son exactos. Sin embargo, en beneficio de la ciencia, me alegro de haber podido aportar una pequeña contribución al conocimiento del funcionamiento de la mente humana y a las leyes que gobiernan el aumento artificial de la inteligencia humana.

Recuerdo que usted me dijo en cierta ocasión que un fracaso experimental o la refutación de una teoría era tan importante para el avance de un conocimiento como el propio éxito.

Ahora sé que es verdad. Lamento, sin embargo, que mi contribución en este terreno descanse sobre las cenizas del trabajo de dos hombres a los cuales aprecio y admiro tanto. Sinceramente suyo,

CHARLES GORDON

Junio 5.

No debo dejar paso al sentimentalismo. Los hechos y los resultados de mis experimentos son claros, y los aspectos más sensacionales de mi propia rápida ascensión no pueden oscurecer el hecho de que la triplicación de la inteligencia por medio de la técnica quirúrgica desarrollada por los doctores Strauss y Nemur deben ser considerados como de muy escasa o de ninguna aplicabilidad (en los momentos actuales) para el aumento de la inteligencia humana.

Al revisar los informes y los datos sobre Algernon, veo que, aunque se encuentra aún en su infancia física, ha retrocedido mentalmente. La actividad motriz ha empeorado; existe una acelerada pérdida de coordinación.

Existen también claros síntomas de una progresiva amnesia.

Tal como podrá apreciarse en mi informe, éstos y otros síndromes de deterioración física y mental pueden ser predichos con resultados estadísticamente significativos mediante la aplicación de mi fórmula.

Los estímulos quirúrgicos a los cuales hemos sido sometidos Algernon y yo han provocado una intensificación y aceleración de todos los procesos mentales. El imprevisto desarrollo, al cual me he tomado la libertad de llamar el Efecto Algernon-Gordon, es la extensión lógica del proceso de aceleración de la inteligencia. La hipótesis aquí demostrada puede ser descrita sencillamente en los siguientes términos: la inteligencia aumentada artificialmente se deteriora en un espacio de tiempo directamente proporcional a la cantidad de aumento.

Creo que esto, en si mismo, es un importante descubrimiento.

Mientras sea capaz de escribir, seguiré anotando mis ideas en estos informes de progresos. Es uno de mis pocos placeres. Sin embargo, según todos los indicios, mi propia deterioración mental será muy rápida.

He empezado ya a notar síntomas de inestabilidad emotiva y de lagunas nemotécnicas, los primeros en anunciar la proximidad de la deterioración.

Junio 10.

La deterioración va en aumento. Experimento prolongadas ausencias mentales.

Algernon murió hace dos días. La autopsia ha demostrado que mis predicciones eran ciertas. Su cerebro había perdido peso y existía un reblandecimiento general de la masa encefálica así como un ensanchamiento de las fisuras del cerebro.

Creo que no tardará en sucederme lo mismo a mi. Ahora que es un hecho seguro, no deseo que ocurra.

He colocado el cadáver de Algernon en una cajita de quesos y le he enterrado en el patio trasero, He llorado.

Junio 15.

El doctor Strauss ha venido a verme otra vez. No he querido abrirle la puerta y le he dicho que se marchara. Quiero estar solo. Me he convertido en una persona susceptible e irritable. Resulta difícil ahuyentarlas ideas de suicidio. No ceso de decirme a mí mismo cuán importante será este diario introspectivo.

Es una extraña sensación la de coger un libro que uno ha leído y gozado hace sólo unos meses y descubrir que no lo recuerda. Me acuerdo de la gran impresión que me produjo John Milton, pero cuando cogí El Paraíso Perdido no comprendí absolutamente nada. Me puse tan furioso, que tiré el libro al otro extremo de la habitación.

Trato de aferrarme desesperadamente a algunas de las cosas que he aprendido, ¡Oh, Dios mío! Que no lo pierda todo, te lo ruego...

Junio 19.

A veces, por la noche, salgo a dar un paseo. Anoche no pude recordar dónde vivía. Un policía me acompañó a casa. Tengo la extraña sensación de que todo esto me ha ocurrido antes... hace mucho tiempo. No ceso de decirme a mí mismo que soy la única persona del mundo que puede describir lo que me está ocurriendo.

Junio 21.

¿Por qué no puedo recordar? Tengo que luchar. Me quedo en la cama días enteros sin saber quién soy ni dónde estoy. Luego todo vuelve a mí como en un relámpago. Fugas de amnesia. Síntomas de senilidad... segunda infancia. Puedo verlos aparecer. Esto es cruelmente lógico. He aprendido tanto y con tanta rapidez... Ahora mi mente se está deteriorando rápidamente. Tengo que luchar. Me resulta insoportable pensar en el muchacho del restaurante, en su vacua expresión, en su estúpida sonrisa, en la gente riéndose de él. No... por favor... aquello, no...

Junio 22.

Estoy olvidando cosas que había aprendido recientemente. La cosa parece seguir la pauta clásica: las últimas cosas aprendidas son las primeras olvidadas. ¿Era así, en realidad? Tendré que mirarlo otra vez...

He vuelto a leer mi informe sobre el Efecto Algernon-Gordon y he experimentado la extraña sensación de que estaba escrito por otra persona. Hay partes que ni siquiera comprendo.

La actividad motriz empeora. Tropiezo continuamente, y escribir a máquina se ha convertido en una tarea sumamente dificultosa.

Junio 23.

He renunciado por completo al uso de la máquina de escribir. Mi coordinación es muy deficiente. Noto que me muevo cada vez con más lentidad. Hoy he recibido una terrible impresión. He cogido una copia de un articulo que había utilizado en mi investigación, Uber psychische Ganzheit de Krueger, para ver si podía ayudarme a comprender mis deducciones. De momento creí que tenía algo en la vista. Luego he comprobado que ya no podía leer el alemán. He hecho la prueba con otros idiomas. Los he olvidado todos.

Junio 30.

Ha pasado una semana desde la última vez que escribí. Esto se desliza como arena a través de mis dedos. La mayor parte de los libros que tengo me resultan ininteligibles ahora. El comprobarlo me pone furioso porque sé que hace unas semanas los leía y comprendía perfectamente.

No ceso de decirme a mí mismo que tengo que continuar escribiendo informes a fin de que alguien pueda saber lo que me está ocurriendo. Pero resulta difícil formar las palabras y recordar como se escriben. Ahora tengo que consultar en el diccionario incluso palabras sencillas y esto me pone nervioso.

El doctor Strauss viene por aquí casi todos los días, pero le he dicho que no quiero ver ni hablar con nadie. Se siente culpable. Todos ellos se sienten culpables. Pero yo no le reprocho nada a nadie. Pero resulta muy doloroso,

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