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Para su primer libro poético, Federico García Lorca (1898-1936) poda ramas y follaje de su frondoso árbol lírico, como él gustaba decir, y entrega a la imprenta la colección más amplia de las que publicó. El sentimental, vehemente, irónico LIBRO DE POEMAS (1921) registra los mundos de introspección del joven poeta con plasticidad metafórica y desgarrado acento elegíaco. La introducción a este volumen establece un sugestivo análisis biográfico del autor, mientras que un riguroso aparato de notas desenmaraña la compleja problemática de la edición de la poesía lorquiana.

LIBRO DE POEMAS

Federico García Lorca

LIBRO DE POEMAS

POÉTICA

PALABRAS DE JUSTIFICACION

VELETA

LOS ENCUENTROS DE UN CARACOL AVENTURERO

CANCION OTOÑAL

CANCION PRIMAVERAL

CANCIÓN MENOR

ELEGIA A DOÑA JUANA LA LOCA

BALADA TRISTE

LA SOMBRA DE MI ALMA

LLUVIA

ELEGIA

EL DIAMANTE

MADRIGAL DE VERANO

CANTOS NUEVOS

ALBA

CANCIÓN PARA LA LUNA

MADRIGAL

EL LAGARTO VIEJO

ENCRUCIJADA

CANCION ORIENTAL

DESEO

MAR

ENCINA

NIDO

OTRA CANCIÓN

EL MACHO CABRÍO

LIBRO DE POEMAS

Para su primer libro poético, Federico García Lorca (1898-1936) poda ramas y follaje de su frondoso árbol lírico, como él gustaba decir, y entrega a la imprenta la colección más amplia de las que publicó. El sentimental, vehemente, irónico LIBRO DE POEMAS (1921) registra los mundos de introspección del joven poeta con plasticidad metafórica y desgarrado acento elegíaco. La introducción a este volumen establece un sugestivo análisis biográfico del autor, mientras que un riguroso aparato de notas desenmaraña la compleja problemática de la edición de la poesía lorquiana.

©1921, Garcia Lorca, Federico

ISBN: 9788420633879

Generado con: QualityEbook v0.35

Federico García Lorca

LIBRO DE POEMAS

( 1921)

A mi hermano

Paquito

POÉTICA

(De viva voz a Gerardo Diego.)

Pero, ¿qué voy a decir yo de la Poesía? ¿Qué voy a decir de esas nubes, de ese cielo? Mirar, mirar, mirarlas, mirarle y nada más. Comprenderás que un poeta no puede decir nada de la Poesía. Eso déjaselo a los críticos y profesores. Pero ni tú ni yo ni ningún poeta sabemos lo que es la Poesía.

Aquí está: mira. Yo tengo el fuego en mis manos. Yo lo entiendo y trabajo con él perfectamente, pero no puedo hablar de él sin literatura. Yo comprendo todas las poéticas; podría hablar de ellas si no cambiara de opinión cada cinco minutos. No sé. Puede que algún día me guste la poesía mala muchísimo, como me gusta (nos gusta) hoy la música mala con locura. Quemaré el Partenón por la noche para empezar a levantarlo por la mañana y no terminarlo nunca.

En mis conferencias he hablado a veces de la Poesía, pero de lo único que no puedo hablar es de mi poesía. Y no porque sea un inconsciente de lo que hago. Al contrario, si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios -o del demonio-, también lo es que lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema.

PALABRAS DE JUSTIFICACION

Ofrezco en este libro, todo ardor juvenil, tortura y ambición sin medida, la imagen exacta de mis días de adolescencia y juventud, esos días que enlazan el instante de hoy con mi infancia reciente.

En estas páginas desordenadas va el reflejo fiel de mi corazón y de mis ansias teñido del matiz que le prestara, al poseerlo, lc vida palpitante en torno, recién nacida para mi mirada.

Se hermana el nacimiento de cada una de estas poesías que tienes en tus manos, lector, al propio nacer de un brote nuevo del árbol músico de mi vida en flor. Ruindad fuera el menospreciar esta obra que tan enlazada está a mi propia vida.

Sobre su incorrección, sobre su limitación, segura, tendrá este libro la virtud, entre otras muchas que yo advierto, de recordarme en todo instante mi infancia apasionada correteando desnuda por las praderas de una vega, sobre un fondo de serranía.

( 1921)

VELETA

Julio de 1920. ( Füente Vaqueros, Granada.)

Viento del Sur,

moreno, ardiente,

llegas sobre mi carne,

tiayéndome semilla

de brillantes

miradas, empapado

de azahares.

Pones roja la luna

y sollozantes los álamos cautivos, pero vienes

¡demasiado tarde!

¡ya he enrollado la noche de mi cuento

en el estante!

Sin ningún viento,

¡hazme caso!

gira, corazón;

gira, corazón.

Aire del Norte,

¡oso blanco del viento!

llegas sobre mi carne

tembloroso de auroras

boreales,

con tu capa de espectros

capitanes,

y riyéndote a gritos

del Dante,

¡oh pulidor de estrellas!

pero vienes demasiado tarde.

Mi almario está musgoso

y he perdido la llave.

Sin ningún viento,

¡hazme caso!

gira, corazón;

gira, corazón.

Brisas, gnomos y vientos

de ninguna parte.

Mosquitos de la rosa

de pétalos pirámides.

Alisios destetados

entre los rudos árboles,

flautas en la tormenta,

¡dejadme!

tiene recias cadenas

mi recuerdo,

y está cautiva el ave

que dibuja con trinos

la tarde.

Las cosas que se van no vuelven nunca

todo el mundo lo sabe,

y entre el claro gentío de los vientos

es inútil quejarse. ,

¿Verdad, chopo, maestro de la brisa?

¡es inútil quejarse!

Sin ningún viento,

¡hazme caso!

gira, corazón;

gira, corazón.

LOS ENCUENTROS DE UN CARACOL AVENTURERO

Diciembre de 1918. ( Granada.)

A Ramón P. Roda.

Hay dulzura infantil

en la mañana quieta.

Los árboles extienden

sus brazos a la tierra.

Un vaho tembloroso

cubre las sementeras,

y las arañas tienden

sus caminos de seda

-rayas al cristal limpio

del aire.-

En la alameda

un manantial recita

su canto entre las hierbas.

Y el caracol, pacífico

burgués de la vereda,

ignorado y humilde,

el paisáje contempla..

La divina quietud

de la Naturaleza

le dio valor y fe,

y olvidando las penas

de su hogar, deseó

ver el fin de la senda.

Echó a andar a internóse

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