Si atendemos a su origen, resulta indudable que Tolstoi se marginó de un posible destino prefigurado: de familia noble y rica proveniente de Alemania, y con enormes posesiones, seguramente Tolstoi hubiera sido un conde más, con hazañas militares que narrar, pero sin dejar nada importante para la Humanidad. Pero su fuerte vocación de escritor, unida a un misticismo religioso que con los años se ahondó, produjeron un literato considerado como la cumbre de la narrativa rusa, junto con Dostoievski.